En abril de 2013 el Mercado Central de Concepción fue consumido por las llamas. El fuego, que inició al interior del local, se llevó consigo más de setenta años de historia y también el sustento de un centenar de familias. En esta crónica, Doble Espacio recorre los pasillos vacíos del nuevo mercado y conversa con los locatarios que todavía sueñan con la reconstrucción del antiguo. 


Cuando uno se imagina un mercado la mente se llena de imágenes coloridas. Abundancia de fruta, productos marinos, una cantidad de carne que haría enloquecer a cualquier parrillero. Los olores mezclándose, la frescura de las verduras recién llegadas, el tufo de mar y la sangre que todavía se aloja en los músculos de los animales que cuelgan cabeza abajo.

Se proyecta un lugar lleno de vida. Con los locatarios vociferando sus precios, los compradores regateando y apretujándose entre los puestos que están tan juntos que se desdibujan sus límites. 

Sin embargo, al entrar al Mercado provisorio de la ciudad de Concepción uno se encuentra con un espacio muerto. Al principio cuesta convencerse de que no ha llegado a la mejor hora: Son las doce y media. Quizás están en su hora de descanso, pensamos aferrándonos al optimismo, aunque sabemos bien que los comerciantes no descasan.

Pasillos vacíos del Mercado Provisorio de Concepción

Finalmente nos damos cuenta de que el espacio desierto es nada más que una secuela del terrible destino del Mercado Central de Concepción, devorado por las llamas, que significó un éxodo obligatorio a los límites de la ciudad al actual mercado provisorio olvidado por los clientes. 

El incendio

A las once y media de la mañana del domingo 28 de abril de 2013 el Mercado Central las calles de Concepción estaba desierto. Nadie estaba ahí para ver cómo las llamas comenzaban a devorar el lugar. El fuego, iniciado en las cocinerías, se propagó con rapidez. Al enterarse de lo que está ocurriendo, los locatarios comenzaron a llegar a sus puestos de trabajo para intentar salvar lo que más pudieran.

Fueron necesarias compañías de Concepción, Talcahuano y Penco para controlar el siniestro. En total, fueron 300 bomberos los que combatieron el fuego. Después de horas de trabajo lograron apagar el incendio, que dejó destruido el 70% de la estructura del mercado. 

Ese día domingo Víctor Irribarra Torres, “Vitoco”, se dirigía al estadio. En el camino vio pasar muchos carros de bomberos y pudo divisar a lo lejos la columna de humo que emergía del centro de la ciudad. En un principio no pensó en el Mercado, pero decidió dirigirse a su lugar de trabajo de todas formas, quizás para corroborar que el humo no provenía de allí.

Al llegar quedó en shock. Mientras algunos de sus compañeros se habrían paso entre las brasas, él no pudo moverse. Se quedó mirando desde fuera con la esperanza de que el fuego se extinguiera pronto.

Jaime Ampiado Muñoz no pudo ni acercarse al Mercado ese domingo. Recuerda que las llamas eran tan grandes que el calor envolvía a cualquiera que pasara cerca y que el humo se veía desde su casa, al otro lado de la ciudad.

La emoción lo inundó al ver su fuente de trabajo ser consumida lentamente por el fuego. Hacía solo tres años había migrado desde la recién incendiada Vega Monumental para instalarse en el Mercado. Al principio no percibía ganancias, pero para abril de 2013 su negocio comenzaba a dar frutos. 

“Quedamos sin trabajo. El Mercado Central se cerró, quedó sin luz, sin agua, sin nada”, recuerda Jaime Ampiado mientras repara un zapato de taco alto.  

Jaime Ampiado, locatario del Mercado, trabajando en un zapato

Él y su esposa Gladys estuvieron un par de meses en su casa, preguntándose cómo se las arreglarían para pagar la educación de sus dos hijas que cursaban su educación superior. 

“Y pasaron varios meses hasta que logramos recuperar solamente unos pasillos que estaban en la entrada. El presidente de la Asociación Gremial consiguió que se abrieran las mamparas, que eran unas entraditas chicas que estaban en el Mercado. Se clausuró de ahí hacia lo que estaba totalmente quemado y nosotros logramos quedar de ahí hacia la calle. Por responsabilidad de nosotros. Teníamos que cerrar, echar llave, poner guardias y todo eso”, cuenta Jaime.

El mercado provisorio

Vitoco se sienta en una de las mesas de su local vacío para conversar con Doble Espacio. Recuerda que esperó más de un año para que lograran encontrar un recinto que reemplazara el antiguo mercado. El lugar debía cumplir con ciertas características: debía ser de propiedad fiscal y debía ser en el centro de la ciudad. 

Finalmente solo se pudo cumplir con la primera condición, y se anunció que mientras se resolvía cómo reparar el Mercado quemado, los locatarios se trasladarían al barrio cívico de Concepción, bastante lejos del centro.

Antes del traslado, el Servicio de Cooperación Técnica (Sercotec) le entregó aproximadamente cinco millones de pesos a los locatarios para poder comprar los implementos necesarios para el funcionamiento de los locales. 

Sin embargo, el flujo de clientes era dramáticamente menor al que recibían en el centro y muchos comerciantes fueron dejando el Mercado provisorio.

El los pasillos del Mercado Provisorio no transita casi nadie

“Lo que pasa es que aquí llegamos todos los que estábamos allá, que eran más de 200 locales. Entonces este espacio no da para 200 locales y hay rubros que no iban a funcionar en este lugar, como las carnicerías. Había como 10 carnicerías en el Mercado y aquí no da como para 10 carnicerías, porque la afluencia de público no da para eso. Las rotiserías, las artesanías, acá la gente viene a almorzar no más. Por eso están los locales todos vacíos”, comenta Víctor entre las voces de las cocineras intentando captar clientes.

La poca clientela afectó, por supuesto, la ganancia. Así lo recuerda don Vitoco, que había pasado 35 años trabajando en su puesto del Mercado y otros tantos acompañando a su familia.

“Ganaba mucho más en el Mercado. Lo que pasa es que yo tenía cuatro locales allá, que estaban juntos. Acá solo tengo este, esto nada más, cuatro mesas. Por eso es que mucha gente se fue, porque no da para esto. Son muy chicos los espacios. Entonces ahora sobrevivimos algunos porque nos pasaron otro local los que se fueron”. 

El local de Víctor

Luego de dos años trabajando en lo que quedaba de Mercado, Gladys y Jaime llegaron al nuevo Mercado. Ellos también recuerdan como poco a poco la gente comenzó a irse. Los días en que no se vendía nada, y lo único que se podía hacer era salir a tomar el sol, terminaron por exiliar a muchos de los locatarios que inicialmente se trasladaron del mercado original al provisorio.

Marcelo Valenzuela, locatario del lugar, temía que eso ocurriera. Sentía que los habían tirado atrás de la ciudad. Y en un principio su miedo se cumplió, pero luego de la pandemia logró captar clientela, debido a su ubicación privilegiada. 

Su frutería es de los locales que dan hacia la calle, por lo que la gente que visita el centro medico, que se encuentra en frente, suele pasar por su frutería a comprar. 

El incierto futuro del Mercado Central de Concepción

Meses después del incendio el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) nombró al Mercado Central de Concepción como Monumento Histórico. 

El edificio, fue diseñado por Tibor Weiner y Ricardo Muller como parte de la reconstrucción de la ciudad después del gran terremoto de 1939. El Mercado Central, con un diseño inusual para la época, fue sinónimo de modernidad. Tenía 3.600 metros cuadrados de extensión y lo más llamativo era su cúpula que evocaba un hangar de aviones, coronada con un ventanal de 50 metros. 

Lo que queda del Mercado Central de Concepción

Sin embargo, el pasar de los años fue deteriorando al otrora moderno edificio. Marcelo Valenzuela, pasó su infancia entre los pasillos del Mercado, y asegura que mucho antes del incendio había poca preocupación por su estado.

“Nunca se invirtió a refaccionarlo, a arreglarlo. Y necesitaba una reparación completa. En la parte eléctrica siempre se veían problemas. Y yo creo que esa es una de las cosas que también causó el incendio que supuestamente se dice que fue por un corto circuito”, afirma Marcelo.

Una de las razones por la que era tan difícil refaccionar el Mercado era que la propiedad del mismo nunca estuvo muy clara. No estaba bien definido si era de la Municipalidad de Concepción o de la “Inmobiliaria Concepción 2000”, por lo tanto esto impidió que se hicieran cargo de las necesidades del lugar.

Uno de los acuerdos adoptados en 2013 consideraba el traspaso del Mercado a manos de la municipalidad, con el compromiso de que se desarrollara un plan de reconstrucción a cambio de un proyecto inmobiliario y comercial, que incluía un local para los accionistas de la Inmobiliaria Mercado, quienes también disputaban su propiedad.

Nueve años después, y con el Mercado Central en absoluto abandono, la Comisión de Presupuesto y Proyectos de Inversión del Consejo Regional del Biobío aprobó siete mil millones de pesos para invertir en la reconstrucción, que en un principio se presupuestaba costaría 10 mil millones.

Una de las entradas al Mercado Central de Concepción

Sin embargo, debido al paso del tiempo y la inacción del municipio, el valor del suelo aumentó y con ello la necesidad de contar con más presupuesto para expropiar los locales que se encuentran al exterior del Mercado. 

A pesar de la buena noticia de la Comisión de Presupuestos, tendrán que pasar por lo menos cuatro años para que inicie la reconstrucción, que muchos locatarios creen será la solución a las bajas ventas.

“Esa es la esperanza que todos tenemos, que es volver a lo que éramos antes. En eso ya estamos como resignados aquí, pero también con la esperanza de volver allá. Y ojalá que se concrete esto a cuatro años. Vamos a ver si son cuatro años, pueden ser seis o siete, porque una cosa es que digan y otra cosa que se haga”, concluye Marcelo.

Ariadna Cifuentes

Estudiante de periodismo de la Universidad de Chile.