Durante el estallido social hubo una “epidemia” de víctimas con daño ocular, según el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) y distintos organismos de la salud, y de las que Álvaro Silva forma parte. El fotógrafo afirma que no ha recibido la reparación necesaria, sobre todo porque el carabinero que le disparó sigue libre e impune.


“De esto no espero mucho porque no espero nada del Estado. Cuando hablo del Estado pienso que ellos fueron quienes me cagaron la vida, porque se repite. Yo voy a estar toda la vida buscando al paco que me disparó. Entonces ¿de qué sirven las medidas de reparación si el paco sigue libre?”, señala a Doble Espacio, Álvaro Silva, fotógrafo, diseñador, y audiovisualista.

A solo dos semanas de iniciada la revuelta social de octubre del 2019, según informaba la Cruz Roja de Chile, más de 2.500 personas habían resultado heridas durante las protestas. Para esa fecha, de acuerdo con el INDH, ya había al menos 400 lesiones por disparos de bombas lacrimógenas y balas de goma o perdigones, en distintas partes del cuerpo.

“Varios cabros salieron a protestar, creo que varios de ustedes igual, y a mí me llegó una bomba lacrimógena en mi ojo derecho”, detalla Álvaro.

Estas cifras generaron especial consternación entre las autoridades médicas, particularmente por la cantidad de lesiones oculares graves producidas a causa de estas armas no letales. Fue el Colegio Médico junto con la Sociedad Chilena de Oftalmología quienes alertaron que durante las primeras dos semanas de protestas casi 180 personas sufrieron una lesión severa en uno de sus ojos. Las que se elevarán a un total de 465 durante los seis meses, según del INDH.

Una epidemia de trauma ocular

Álvaro es una de esas 465 víctimas de trauma ocular según el Instituto Nacional de Derechos Humanos que sufrieron por un perdigón, bomba lacrimógena o disparo. Según el INDH, al igual que las organizaciones de la salud, estas pueden calificarse como una “epidemia”, ya que se dio una alta cantidad en poco tiempo, no siendo un hecho aislado.

Al diseñador le cuesta empezar el relato. Guarda silencio unos segundos antes de comenzar a contar su historia. “A mí me llegó una bomba lacrimógena en mi ojo derecho el 8 de noviembre de 2019, un día viernes. De ahí cambia todo, toda la vida”.

“Más de la mitad de los cabros que nos llegaron disparos, perdigones o lacrimógenas fue por estar tirando piedras a los pacos, al Estado. Otros compas por estar viniendo del trabajo, iban pasando o por estar tocando música. Pero la mayoría fue por estar en la esquina maldita de Alameda con Corvalán o con Vicuña”.

Relata que no ha recibido compensación del Estado sino, al contrario, las medidas han sido paupérrimas y se han dedicado más “a la foto, a decir que están haciendo algo”. Además, menciona un encuentro que realizó el Ministerio de Justicia el 26 de noviembre, pero “Todo ese cuento del Estado que, a través del INDH, nosotros nos inscribimos para poder estar en esa mesa de reparación en el norte, centro y sur”.

 

“Yo no he recibido nada ni mis compañeros. Igual hay un programa de reparación que se llama PIRO (Programa Integral de Trauma Ocular) y que va a cambiar de nombre, pero es paupérrimo, todo es a medias, no es como debería ser”.

El abandono del Estado

Álvaro menciona con rabia que el Estado no se ha hecho cargo de lo ocurrido en el estallido social que, si bien no estaba el presidente Gabriel Boric en el cargo, “es el Estado, no importa quien gobierne. A Boric le tocó asumir después de Piñera y el proceso es lento porque se preocupan más del bienestar de los pacos que de hacer una disculpa pública, que a lo mejor no lo tiene que dar él porque, él no era presidente cuando ocurrieron los hechos, pero es en nombre del Estado”.

El gobierno lanzó en julio el Plan de Acompañamiento y Cuidado para Sobrevivientes de Trauma Ocular (Pacto) que busca brindar medidas inmediatas de atención integral, transformando en política pública el reimpulso a la reparación en el área de salud, según el Ministerio de Salud. Además, se inició un proceso participativo de la Mesa de Reparación Integral para víctimas del estallido social.

Aún así, Álvaro afirma que muchos de sus compañeros que fueron víctimas de trauma ocular ahora se encuentran sumidos en el alcohol y drogas pues no han superado lo que les ocurrió. “La gente tal vez piensa: ¿Qué habrá sido de estos chiquillos que fueron mutilados? ¿Qué es de la vida de ellos 3 años después? Sus prótesis, ¿Estarán trabajando? ¿Pudieron rehacer sus vidas? ¿O están con drogas, copete, sin terapia? Todo esto está pasando”.

Rehacer Carabineros

Consultado sobre Carabineros, y cómo cree que debería ser su formación, él afirma que la institución se debería refundar, pues hoy los funcionarios nuevos son instruidos por aquellos que participaron en violaciones a los Derechos Humanos en la dictadura.

“Los pacos se tienen que rehacer, con una nueva institución. Porque los pacos nuevos reciben clases de los pacos de la dictadura, entonces le traspasan ese pensamiento de la represión, una cultura de la violación de los derechos humanos de lo que quedan impunes”.

Una refundación que está lejos de lo anunciado por el Presidente Boric en abril, cuando afirmó que Carabineros serían reorganizados, no refundados, como prometió en campaña. Lo anterior se justifica según la autoridad, para “disminuir los tiempos de respuesta frente a las llamadas por delitos y también para tener mayor presencia policial en las calles.

Al respecto, el jefe de Estado detalló que serán “más de 700 los carabineros que vamos a reubicar con ese objetivo, salir de las oficinas y pasar a trabajar directamente en terreno”, según informó medio El Mostrador.

Para Álvaro estas medidas ahondan el sentimiento de persecución y el abandono de quienes salieron a protestar y resultaron heridos y/o acusados dos por distintos organismos del estado.

“Me he demorado 3 años en poner una denuncia porque, me da miedo ir a Tribunales, ya que es ir contra el Estado. Yo sé que mi nombre quedará público y no me van a proteger”, opina Silva.

Una situación que contrasta, según el audiovisualista, con la falta de justicia para ellos, “es una violación, en el caso de mis derechos humanos, ya que con mi ojo no veo bien, y no he encontrado al paco que me disparó, por eso sigo yendo a las protestas”.

Hoy Álvaro espera que frente a lo vivido exista reparación, y que el gobierno realice las medidas suficientes por lo ocurrido para que esto no vuelva a ocurrir.

 

Javiera Iturra

Estudiante de Periodismo de la Universidad de Chile