La historia de ‘Héctor’ podría marcar un precedente jurisprudencial en temas de responsabilidad y tenencia responsable de mascotas y animales de compañía. Mientras se generan avances en el contexto de integración de normas que velan por la protección de los animales en la nueva Constitución, siguen ocurriendo negligencias que generan la impotencia y el dolor en los y las tenedoras de animales, además de la pérdida de la vida de estos seres sintientes.


 

La iniciativa popular Nº 1650 #NoSonMuebles, que busca posicionar a los animales como seres sintientes que requieren respeto y protección por parte de los seres humanos, fue aprobada en general por el pleno de la Convención Constituyente el día jueves 3 de marzo, alcanzando el quorum justo para cumplir los 2/3.

Una de las pocas propuestas de la comisión de Medio Ambiente y Modelo Económico que fue aprobada, porque de las 38 iniciativas ingresadas mediante el informe de dicha comisión solo 6 lograron la aprobación, entre ellas esta que permite el replanteamiento de la condición de bien mueble de los animales y mascotas, y que pasa a formar parte del cuerpo principal del borrador de la nueva constitución.

Fue en este contexto que la abogada Evelyn Urrutia denunció a una clínica veterinaria por negligencia en contra de su perro. Lamentablemente este hecho, lejos de ser un caso puntual o aislado, ha sido parte de los reiterados reclamos y denuncias por parte de tenedores o cuidadores de mascotas hacia la entidad de salud que ofrece servicios veterinarios.

Esta es una galería de capturas con comentarios referidos a la clínica veterinaria en su perfil de Google:

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La historia de ‘Héctor’

El caso de la abogada Urrutia es también el caso de Héctor. Su tenedora, tras notar complicaciones de salud en su mascota, el 24 de enero de este año, decidió acudir a un centro de salud veterinaria para recibir atención por la inapetencia que presentaba, sumada a una protuberancia de gran tamaño en el abdomen de su Bulldog Inglés, ‘Héctor’.

Las cosas ese día comenzaron con un susto, al ver que Héctor no quería recibía alimentación. La preocupación de Evelyn fue en aumento al ver que el abdomen de su mascota se inflamaba más y más, formando un bulto.

Al llegar a las dependencias de la clínica veterinaria, y según relata la abogada, ‘Héctor’ fue examinado en el suelo, situación que su tenedora identificó de inmediato como una mala práctica, solicitando mejores condiciones de salubridad y atención para el paciente. Solicitud que fue ignorada por la médico veterinaria a cargo del procedimiento.

A eso de las 17:03 y según registra el boucher del cobro electrónico, Evelyn realiza el pago de la atención y se marcha a su casa, dejando el cuidado de ‘Héctor’ en manos de la veterinaria, quien diagnostica una picadura de araña u otro insecto además de solicitar exámenes durante la hospitalización, recomendada de al menos 24 horas.

Al recordar los hechos Evelyn señala que “Quedé con una sensación extraña”.

Finalmente y tras un conjunto de irregularidades y negligencias en el proceso de atención y hospitalización de su perro, según denuncia la abogada en la querella, entre las que se encuentran la omisión de cuidados necesarios y específicos para la raza de su perro, como son la hidratación constante y la ventilación de su canil.

Estas deficiencias, según detalla Evelyn, finalmente se tradujeron en la muerte de su perro el 24 de enero a las 20 horas. Una información que le fue entregada a su dueña, cuidadora y tenedora mediante una llamada telefónica, y que afectó profundamente a Evelyn quién hoy se encuentra en terapia psicológica y en un proceso judicial en contra de la empresa veterinaria.

Evelyn, a pesar de haber solicitado formalmente la hora y circunstancias de la muerte de ‘Héctor’, no ha tenido acceso a ningún documento que indique la hora de defunción del paciente veterinario y detalles de lo padecido, lo más cercano a un acta y hora de defunción en el caso del procedimiento a personas.

Analizando las emociones que le provoca la muerte de su compañero, la abogada señala: “A uno le vienen emociones extrañas cuando se omite información relevante. No podía creer que en tres horas mi perrito que había ingresado por sus propios medios había fallecido.”

La carencia de reconocimiento de los animales y mascotas como seres vivos sintientes ha sido un punto clave en el proceso querella por maltrato animal encabezada por la abogada, quien también se desempeña como representante legal en casos de pensionados mediante Rentas Vitalicias.

Ley Cholito

Actualmente la ley chilena señala que se entiende por maltrato animal toda acción u omisión (ocasional o reiterada), que injustificadamente causara daño, dolor o sufrimiento a un animal.

Mientras que entiende por tenencia responsable el conjunto de obligaciones que contrae una persona cuando decide aceptar y mantener una mascota, es decir, proporcionarle alimento, hogar y buen trato; brindarle los cuidados veterinarios y no someterlos a sufrimientos; además de respetar las normas de salud y seguridad pública.

En Chile existe desde 2017 la Ley Cholito, aprobada y promulgada ese año y que contempla penas de cárcel efectiva y sanciones punitivas a personas que cometan maltrato animal en cualquiera de sus formas, a la vez que fomenta la tenencia responsable de las mascotas y animales de compañía.

El caso de ‘Cholito’, perro mestizo o ‘quiltro’ que da nombre a esta ley, es un amargo recuerdo en la memoria colectiva de Chile. Cholito era un perro callejero que fue golpeado hasta su muerte, y que dio pio a que lentamente la jurisprudencia chilena comenzara a discutir sobre los derechos y deberes en torno a la vida de los animales.

Se trata de uno de los ejemplos de un modelo de justicia reactiva, donde se legisla y se denominan a dichas leyes con los nombres de personas y animales que vieron transgredidos sus derechos fundamentales. Porque sólo entonces la jurisprudencia y la justicia comienza un proceso de adaptación, actualización y ejecución de la norma, siendo los casos emblemáticos un precedente.

En el caso de ‘Héctor’, de denuncia de maltrato animal, bien podría considerarse una situación extrema de negligencia veterinaria, que ha significado un impacto importante en la vida de Evelyn, ya que para la abogada no sólo se trata de una mascota, sino de un ser sintiente que también era un compañero e integrante de su familia.

 

En memoria de Héctor.