La famosa actriz nacional y gestora cultural Patricia Rivadeneira nos comenta de su vida, en un año donde se conmemoró su más icónica y recordada performance, junto a un plebiscito y el casi final de una pandemia.


Con cinco horas de diferencia horaria entre Italia y Chile, la reconocida actriz luce agotada, pero con la mejor disposición a conversar, incluso, algo emocionada. Se ve relajada, con su cabello despeinado y su rostro completamente al natural, sin ningún rastro de maquillaje.

Se encuentra cómodamente en la sala de estar de su casa familiar en Italia, país en el que vivió muchos años. Una decisión que tomó por ser una persona muy impulsiva, a quien le encanta la aventura y ver las opciones que le da la vida, incluso si muchos le dicen que se equivoca o que debería repensarlo, como fue el caso de su mudanza cuando era joven, pues, abandonó su carrera en lo que muchos le decían, era su mejor momento.

Pese a todo, siempre se mantiene firme en su creencia de guiarse en la vida por tomar decisiones con lo que diga su corazón y lo que ella siente, no por lo que muchas veces podría ser más conveniente. Sumado a esto, siempre que decide algo, lo lleva a cabo hasta el final.

Asímismo, comenta con una amplia sonrisa que es como salió adelante en su juventud, como cuando cumplió su deseo de ser madre, hace muchos años, e incluso a día de hoy, “ser madre soltera sigue teniendo muchos prejuicios”. Pero Patricia tenía decidido que ella quería ser madre y se aferró a esa decisión hasta el final, incluso aunque fue difícil, y quizás le costara, más adelante, tener una pareja estable o una familia.

Pero ocurre que, Patricia ha lidiado con situaciones difíciles desde bastante tiempo, el mismo hecho de ser actriz o artista en Chile es difícil, porque en nuestro país no se ve a la cultura como algo de primera necesidad, y dedicarse al arte tampoco tiene un salario.

“Son muy pocos los actores que pueden decir que siempre tienen trabajo en nuestro país”, menciona Rivadeniera, quien también sostiene que este tipo de trabajo requiere de mucha perseverancia y es muy subjetivo. Sobre todo cuando se interpreta a un personaje donde, según sus palabras,  se mantiene una incertidumbre permanente “porque no hay manera de saber si lo estás haciendolo bien o no”.

Una incómoda exposición

En base a su larga trayectoria le pregunto ¿qué es lo que más marca este trabajo?, “la exposición, sentir que hay muchos ojos mirando, lo público a veces ha sido para mí lo más complicado, tuve momentos en que me sentía muy observada. Había tantos ojos, opiniones o que tú, tu vida y tu trabajo sean tan comentados, que no se esconda en el anonimato, es duro, y hay que tener mucha convicción y creer muy fuertemente en lo que estás haciendo. Eso a veces te puede paralizar y dar mucho miedo”.

El 27 de febrero de este año se cumplieron 30 años de la performance “Por la cruz y la bandera” donde Patricia fue protagonista y también fue crucificada. Fueron pocas personas las que vieron el montaje que hizo la actriz cubierta sólo con una bandera nacional en el Museo de Bellas Artes.

Fue la portada de las Ultimas Noticias la que sorprendió al público y generó polémica, un titular donde se leía: “Escándalo en el museo”, además de una foto donde aparecía Rivadeneira en topless, justamente crucificada y envuelta en una bandera chilena desde la cintura para abajo.

Se trataba de una osada performance con el fin de protestar por la discriminación de las minorías étnicas y sexuales en Chile. Una acción artística que causó una verdadera conmoción no sólo en los sectores más conservadores de la sociedad, sino también en la propia coalición de gobierno, la Concertación, que apenas llevaba dos años en el poder.

Patrcia, recuerda, que para cuando realizó la performance, se encontraba muy feliz, porque además el país se encontraba en un momento significativo, por fin había vuelto la democracia después de una larga dictadura, pero más que nada, estaba feliz porque esta performance era un reconocimiento a lo que con su grupo de investigación estaban haciendo.

Pero los medios de comunicación de la época, lo cambiaron todo, y convirtieron este hecho en algo triste y hasta traumante para la protagonista, dándole un significado negativo a la performance, y utilizándola para ir en contra de la vuelta de la democracia, bajo el argumento de que, con la vuelta de la misma, los valores patrios serían vulnerados. Y así, convirtieron un suceso importante de Patricia en algo muy doloroso por años, de lo cual, no le gusta hablar demasiado, o lo hace con cautela, pero, aun así, le encanta su performance y le gustaría que las personas pudieran verla.

Amantes del libre albedrío

Y como en este año también tuvo lugar un plebiscito de importancia en nuestro país, con el posible cambio de la Constitución, cuyos resultados fueron un no a este cambio. Para Patricia fue muy sorpresivo “no me lo esperaba en absoluto, fue una sorpresa, totalmente inesperado, creo que fue una pérdida de una enorme oportunidad que tuvimos como chilenos”.

Cree que este resultado no fue por el hecho de que la campaña del Rechazo hubiera invertido más dinero, sino más bien a una ingenuidad que tuvieron los que conformaron la asamblea constituyente, ya que querían cambiar todo en un solo día con un texto que buscaba decir punto por punto el cómo debíamos hacer las cosas, incluso ella confiesa que, aunque votó apruebo, no le gustaba mucho en ese aspecto.

“Yo por supuesto voté apruebo, pero había ahí una suerte de querer decirnos cómo tenemos que vivir de ahora en adelante, y creo que en general, los chilenos son muy amantes de la libertad y el libre albedrío, es como que: no porque me digan que fumar es malo y va a estar prohibido no lo voy a hacer, YO veré qué hago con eso, pero que te pongan a decir cómo tenemos que hacer cada cosa sonaba algo un poco excesivo para lo que tenía que haber sido esa nueva constitución”.

Y así, como describe a los chilenos, también se encuentra reflejada a ella misma en esa descripción, pues, recordemos que le encanta lanzarse a la aventura y descubrir cosas nuevas sin pensarlo demasiado “lo que me gusta en el teatro es que me desafíe a investigar sobre cosas que me importan, que me tocan, pero que puedan abrir espacios de reflexión para los demás. Me interesa y siempre me interesó el trabajo experimental. No he hecho teatro comercial, pero si me gusta la televisión justamente como para poder llegar a la gente, ojalá con nuevos papeles que a la vez abran nuevos espacios de discusión para el público”.

Sorprendentemente, pese a que le fascina el teatro, en su momento de juventud no fue su primera opción, pues “cuando llegó el momento de pensar en qué estudiar, me gustaba mucho la literatura era una de las posibilidades. Pero al final, el teatro me parecía algo más interesante por el contacto humano que se tiene con otros en el trabajo, y en cambio la literatura es un trabajo más solitario”.

Los artistas médiums de una sociedad

Desde pequeña era una gran fanática de las películas, veía muchas en la televisión con el programa “Cine en su casa” por las tardes después de almuerzo, y las veía mucho, incluso aunque repitieran las mismas.

“Yo me aprendía esos diálogos y me gustaba jugar a las películas, tenía un baúl con muchos disfraces y siempre estaba disfrazada, siempre estaba interpretando distintos papeles. Nunca se me pasó ese interés por vivir una ficción, una vida distinta, un personaje diferente de mi propia realidad cotidiana”.

Viendo su amor por el teatro y recordando lo poco significativo que es en nuestro país actualmente, le pregunto cómo cree que podríamos cambiar eso, a lo que me responde segura y muy firmemente, sin dudarlo un solo segundo, la educación. Luego termina por agregar, la formación de audiencias, que van de la mano. Porque cuando hay acceso al arte, y tienes la educación que te ayuda a comprender los significados de lo que plantea el artista en una obra, en una canción o una pintura, las personas se darían cuenta de lo nutritivo que es para cada uno, para una evolución como ser humano, y eso solo es posible mediante el acceso también a la cultura.

“Los artistas de alguna forma son los médiums de una sociedad, son los que a través de su creación o su obra te muestran de lo que somos capaces como humanidad. Son los grandes reporteros de lo que está pasando, pero no solo a primera vista si no también lo que está escondido, los secretos de la comunidad humana, la complejidad de las relaciones, son los que despiertan los sentidos más sutiles”.

Actualmente, pese a que a Rivadeneira no le gusta tener todo demasiado planeado, se encuentra con una amplia agenda de proyectos que le gustaría realizar en un futuro próximo, donde se incluyen una pequeña película que realizará pronto, pero la que más la motiva es una obra que está creando y ha querido realizar desde hace ya varios años, la cual trata sobre la evolución de los humanos y cómo también quizás otras especies quieren evolucionar como nosotros.

Esto en base a que, el fin de la pandemia finalmente está cerca y por fin todo será como lo fue en su momento, porque, menciona Rivadeneira que “no creo que la pandemia nos haya vuelto mejores, ni mejores vecinos, ni más solidarios. Más miedosos quizá”.

“Pero yo soy optimista, siempre pienso que la humanidad está mejor, si miramos hacia atrás en comparación a años pasados. Creo que hay más conciencia, creo que estamos evolucionando. Tengo mucha esperanza en los jóvenes que están muy concienciados con el planeta”.