El 25 de abril se estrenó Tarde para morir joven, que le valió a la cineasta chilena el premio a la mejor dirección en el Festival de Locarno. Con un alto componente autobiográfico, la cinta retrata una comunidad alejada de Santiago, en 1990. Una historia inspirada en la que vivió de niña, en la Comunidad Ecológica de Peñalolén, mismas locaciones donde filmó, un cuarto de siglo después. Aquí, habla del proyecto que tomó seis años en concretarse, de los desafíos que enfrentó y de cómo documentar emociones.