En 1997 una bala perdida truncó su sueño de ser futbolista profesional y representar a la selección chilena, aunque no logró apagar su pasión por el deporte. El embajador de los Panamericanos y Parapanamericanos Santiago 2023 encontró nuevas oportunidades en el tenis en silla de ruedas, llegando al lugar once del mundo. Años después fue pionero en el paracanotaje, ganando múltiples torneos internacionales. Hoy, a sus 40 años, no sólo es un campeón de clase mundial, sino que lidera el Plan Paralímpico; es padre, esposo y activista por la inclusión.


El domingo 9 de marzo de 1997, Robinson Méndez se encontraba jugando fútbol frente a la casa de la abuela de uno de sus mejores amigos, como era costumbre. A sus nueve años, Méndez ya era cadete de Palestino y soñaba con seguir los pasos de su ídolo Iván Zamorano, es decir, jugar en su amado Colo-Colo y representar a la selección chilena.

Sin embargo, aquella tarde que parecía normal terminó cambiando su vida. Una bala perdida, resultado de un ajuste de cuentas entre pandillas, impactó en su columna, provocándole un corte completo de su médula espinal y una paraplejia. “Desde ese segundo nunca más me pude volver a parar. La bala me dejó en silla de ruedas para siempre”, recuerda el atleta.

Lejos de renunciar a sus aspiraciones deportivas, Méndez encontró en el deporte paralímpico una nueva vía para reconstruir su vida. La Teletón fue su primer espacio de reinvención, pues gracias a talleres y actividades, descubrió el tenis en silla de ruedas. “En aquel tiempo, el tenis fue una salida para mantenerme ocupado por el trauma que había vivido”, comenta.

Un año tras su accidente, Robinson asistió como espectador al primer torneo internacional de tenis adaptado realizado en Chile. “Vi a deportistas de Europa, también de países como Canadá y Estados Unidos. En ese momento, volvió a florecer mi encanto por el deporte y mi sueño que alguna vez fue para mí representar a mí país”, rememora con ilusión.

Tres décadas después, Robinson Méndez no solo cumplió su sueño de portar la bandera tricolor en encuentros de clase mundial, también se convirtió en un icono chileno de las disciplinas adaptadas. Hoy, es padre de familia y dirige el Plan Paralímpico del Ministerio del Deporte.

El camino al éxito

“Mi familia, partiendo por mis padres y mis hermanos, fueron fundamentales. En el momento que les dije que quería dedicarme al deporte, siempre me apoyaron y tuvieron una muy buena disposición”, comenta Méndez con emoción.

Durante diecinueve años, Robinson se consolidó como una de las mayores figuras del tenis en silla de ruedas, tanto en Chile como a nivel global. Llegó a ser número once del mundo en 2007, ganó más de 38 torneos internacionales en categoría singles y más de 50 en dobles. “Le debo mucho al tenis, porque me llevó a cumplir mi sueño de niño”, remarca.

El tenis en silla de ruedas nació en 1976 en Estados Unidos gracias a Brad Parks, quien tras quedar parapléjico por un accidente, adaptó el tenis tradicional permitiendo dos botes con la pelota, en vez de uno. El deporte creció muy rápido y entró oficialmente al programa paralímpico en Barcelona 1992.

Méndez representó a Chile en cuatro instancias olímpicas, dejando en la cúspide el nombre del país. Sin embargo, el precio fue alto: múltiples lesiones en su hombro, codo y pulgar derecho lo obligaron a repensar su futuro. “Ya con una base atlética, en el contexto paralímpico, es más fácil cambiar de deporte. Yo quería seguir representando a Chile, entonces decidí reinventarme y empezar a practicar paracanotaje”, explica el deportista.

“Elegir el paracanotaje fue una decisión estratégica. Ésta era una disciplina relativamente nueva en el mundo, por lo que tenía muchas posibilidades de obtener logros en un corto periodo de tiempo. Además, el impacto en mis extremidades sería mucho menor, porque es un deporte simétrico”, añade Méndez.

Y aunque suene sencillo, esta decisión no fue fácil, ya que implicaba mucha logística. Al ser de Santiago, Robinson se tuvo que trasladar a Concepción para entrenar, manteniendo una relación a distancia con su polola de ese entonces, quién hoy es su esposa.

Además, y debido al cambio de deporte, perdió a sus auspiciadores y su beca PRODDAR, otorgada por el Instituto Nacional de Deportes (IND). Entonces quedaría sin ingresos: “Fue uno de los momentos más desafiantes de mi carrera. En las noches tenía que estudiar para mi título de técnico en preparador físico y luego hacía Uber para poder pagar el arriendo y comer”, relata.

En 2018, tan solo un año después de empezar en esta nueva disciplina, Robinson Méndez consiguió la presea de plata en el Mundial de para canotaje realizado en Portugal. Esto gracias a que culminó la prueba de canoa polinésica en 1 minuto y 33 segundos. Y no solo eso, también se quedó con la quinta posición en la semifinal de kayak.

“Cuando competía representando a Chile era totalmente distinto a cuando me presentaba en torneos como Robinson Méndez. En un punto, decidí que en cualquier instancia deportiva iba a jugar como si estuviera portando la bandera de mi país, y desde ese momento mi carrera despegó”, comenta el atleta.

Debido a su trayectoria deportiva, para los Panamericanos de Santiago 2023, el deportista fue reconocido como embajador del evento, junto a deportistas como Nicolás Massú, Francisca Mardones, Yasmani Acosta, Sammis Reyes y Kristel Köbrich. Al igual que Mardones, su presencia marcó un momento histórico para el Team Para Chile.

“Ser embajador de nuestros juegos fue un orgullo total; fue estar en la otra vereda y ver la ceremonia de inauguración desde el palco, porque siempre me tocó desfilar. Vivir ese momento junto al Presidente de la República Gabriel Boric y las diferentes autoridades fue hermoso”, recuerda Méndez y añade, “el miedo es la peor discapacidad, cuando tienes algún sueño o alguna meta, debes atreverte, así por lo menos lo intentaste”, resalta.

Una nueva etapa

Tras una carrera deportiva exitosa, Robinson sabía que quería probar cosas nuevas. Consciente de que en algún momento su vida en el alto rendimiento iba a terminar, decidió ahondar en sus estudios, para así tener un buen futuro junto a su familia.

Es por esto que mientras vivía en Concepción el deportista no solo obtuvo su técnico en preparador físico, sino que también estudió licenciatura en Ciencia del Deporte, realizó varios diplomados y un magíster en Deporte Adaptado. Todo esto, mientras trabajaba como Uber y entrenaba para sus próximas competencias.

Gracias a su esfuerzo, en 2022 fue designado como director del programa Promesas Chile del IND, el cual busca impulsar el potencial de jóvenes deportistas entre 9 y 21 años, orientándolos hacia el alto rendimiento.

—La idea es entregar diferentes herramientas, desde entrenamientos a apoyo interdisciplinario, así no hay tanta deserción de atletas.

Para Méndez, ser jefe nacional de este programa resultó una gran experiencia a nivel personal. “Liderar Promesas Chile fue un desafío súper lindo. Era un trabajo que me llegaba al corazón, yo me veía reflejado en aquellos deportistas”, rescata.

Sin embargo, luego de dos años en ese puesto, Robinson debió asumir un nuevo desafío. Desde junio del 2024 se desempeña como secretario ejecutivo del Plan Paralímpico, el cual busca potenciar disciplinas adaptadas, incluyendo la gestión, desarrollo y logros de los atletas del Team para Chile. Este proyecto involucra a múltiples entidades y tiene como objetivo apoyar tanto el deporte social como el de alto rendimiento.

“Ha sido una experiencia muy bonita, pero a la vez desafiante. Hay que ver el presupuesto que se le asigna a las federaciones, al comité y los deportistas consagrados”, explica Méndez, destacando lo lindo que es poder trabajar de cerca con los cuerpos técnicos, los deportistas y presidentes de cada federación: “Siento que de verdad contribuyo al deporte paralímpico”, agrega con emoción.

Y a pesar de haber conquistado el ámbito deportivo y laboral, algo más faltaba en la vida de Robinson: formar su propia familia. “Con mi esposa llevamos 15 años juntos y nuestra gordita en dos días cumple cinco meses. Ella fue una niña súper esperada, después de muchos años de intentos fallidos. Sin duda mi hija es mi mejor medalla”, comenta con alegría.

A lo largo de su vida, Robinson Méndez ha destacado por su cercanía con las personas y su juego limpio en la cancha, consagrándose como un icono del deporte paralímpico en Chile y el modelo a seguir de muchos atletas.

“Yo espero que me reconozcan como el gran Robinson Méndez que siempre tenía una sonrisa y saludaba con cariño a la gente, independiente quien fuese. Las medallas pasan y uno recuerda el tipo de persona que fue”, concluye.

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