Luego de que la justicia argentina condenara a catorce años de prisión al chofer Leonel Quiroga, por causar el accidente que le quitó la vida tres niños chilenos en el paso fronterizo Caracoles, cerca de veinte familias comenzaron un proceso judicial que escaló a la Corte Suprema y que aún no cesa. El 10 de enero de 2024, el 4º Juzgado Civil de Santiago dictó sentencia en el juicio por las demandas presentadas en contra de Meltur -empresa dueña del bus siniestrado- y ordenó los pagos de indemnizaciones por $1.300 millones a las víctimas y sus familias. Sin embargo, a siete años del siniestro, las familias de los niños fallecidos de la escuela de fútbol Colo Colo Lo Boza todavía espera.


El 2 de febrero de 2018, un bus que trasladaba a 15 niños de la escuela de fútbol comunal de Colo Colo Lo Boza, sufrió un terrible accidente cuando viajaban rumbo por la Cuesta Caracoles a celebrar un campeonato en Paraguay. Los pequeños iban acompañados de otras veinte personas, entre ellos apoderados y familiares. Quien conducía el bus era Lionel Quiroga Morales, chofer contratado por la empresa chilena de buses Transportes Meléndez y Compañía Limitada (Meltur). Sin embargo, previo a esa noche, Quiroga y de acuerdo a los pruebas toxicológicas de los días posteriores, expuestas en la sentencia, consumió “cocaína y marihuana”.

Uno de los niños de la escuela, que sobrevivió a la tragedia, Jason Contreras, relató a diversos medios de comunicación las maniobras descontroladas de Quiroga. “El bus venía muy rápido. Empezó a adelantar camiones en las curvas.
Nosotros le gritábamos que venía muy rápido. Cuando pasamos la frontera, quiso adelantar a un camión. Y se tiró hacia el lado, ahí fue cuando nos tumbamos. Vi cómo explotaban los vidrios. Después salimos y vimos a toda la gente llorando”, narró entonces.

Tres de los menores fallecieron: Jonathan Muñoz, Matias Vidal y Javiera Collell Arenas (quien había acompañado a su hermano, Vicente). Mientras que otras 29 personas resultaron con lesiones graves o leves. El 20 de noviembre de ese año, el conductor fue condenado a catorce años de presidio y quedó inhabilitado de por vida para poder conducir. El suceso fue calificado por el 1° Juzgado de Garantías de Mendoza y sancionado a través del Código Penal Argentino por la comisión de tres homicidios simples, siete hechos de lesiones graves dolosas y veintidós lesiones leves dolosas. Todos fueron delitos imputables a Quiroga Morales. (revisa la sentencia aquí).

Las familias fueron representadas ante la justicia argentina por los abogados Jorge Carrasco y Óscar Fuentes. Doble Espacio conversó con este último y explicó la razón de por qué, a siete años de la tragedia, las familias aún no ha sido
indemnizada, pese a que en 2024 el 4º Juzgado Civil de Santiago dictó sentencia en favor de los menores y ordenó a Meltur a pagar $1.300 millones a las víctimas y sus familias (sentencia por indemnización).

Oscar Fuentes, asegura que los representantes de la compañía han agotado todas las instancias judiciales para revertir la sentencia, por lo que el proceso se ha visto interrumpido. Fuentes también culpa al estancamiento de causas civiles
en los tribunales de justicia.

Relato desconocido: “Encontré a mi primo lejos del bus”

Brian Urzúa Avilez tenía 16 años y vivía en Licanray antes del accidente, misma ciudad en la que se comenzó a armar el equipo de fútbol. Crearon un convenio con la escuela de Colo Colo Lo Boza y luego, en 2018, lograron ir a jugar un
campeonato en el extranjero. El día 2 de febrero, cuando partieron rumbo a Argentina, viajaron desde la ciudad villaricense hasta llegar a la capital. “Pagamos un bus los que éramos de acá del sur y luego, nos reunimos con los compañeros del otro equipo en Santiago”, relata hoy el joven de 23 años.

Todos reunidos -las 35 personas de la delegación- tomaron el bus de la empresa Meltur en dirección a la frontera con Argentina. Tras andar varios kilómetros, llegaron a la Cuesta Caracoles, ubicada en la Ruta Nacional 7 de la Cordillera de Los Andes. El bus “iba rápido”, especifica Brian. De acuerdo a la sentencia, Leonel, llegó hasta “la Localidad de Las Cuevas, Provincia de Mendoza, Argentina, producto de una maniobra de adelantamiento, impactó con un bus que venía en sentido contrario, lo que implicó que se volcara hasta quedar detenido sobre la banquina de la Ruta”, se lee en el documento.

Según Brian, todos quienes iban a bordo ya estaban casi dormidos. “No sentí ningún freno o una curva mal tomada, y cuando chocamos solo recuerdo que me pegue en la cabeza”, agrega. La mayoría de los pasajeros recuerdan el momento en que despertaron. Brian despertó en el suelo. No sabe cuánto tiempo estuvo inconsciente. Mientras rememora la tragedia, dice que “no se podía parar, estaba en shock”. La imagen que no olvida, es la silueta del cuerpo de su primo que llegó a ayudarlo. “Él me intentó reanimar”, sostiene.

“Yo me levanté al baño y cuando llegué al asiento, sentí el movimiento fuerte”, detalla el primo que lo asistió, Matias Villablanca (23). En ese momento, solo reacciono a afirmarse de la parte superior del bus, el maletero. Despertó en el
asiento, ya que también estuvo inconsciente un rato. Luego, se paró sin poder creer lo que estaba ocurriendo. “Me costaba procesarlo y cuando ya asumo todo, lo único que se me vino a la cabeza fue encontrar a mi primo”, dice Villablanca con un tono fuerte.

Lo tenía que encontrar. Empezó a recorrer el lugar y a la primera persona que vio fue a Jonathan Muñoz Allulef, que había fallecido por el impacto: “No se podía hacer nada”, cuenta Matías. Lo vio y se percató de su estado, prendió la linterna de su celular y comenzó a buscar a Brian con la ayuda de un primo pequeño de Jonathan, no recuerda su nombre. “Mi primo estaba lejos del bus cuando lo encontré. Tenía el brazo sin piel”, dice el joven y Brian lo interrumpe: “En algún lado me tuve que enganchar, porque salí eyectado”, explica.

Matías vio que Brian tenía la rueda de repuesto del bus sobre sus piernas. Levantó el neumático y llevó a su primo cerca de la carretera. Sangraba, así que le hizo un torniquete. Mientras describe el momento, mira el brazo de su primo que está cubierto con una manga negra y dice que “tenía que hacer algo, y bueno al menos hoy, su brazo está a salvo”.

Luego del accidente, al lugar llegaron militares de la frontera argentina, quienes llevaron a Brian al hospital más cercano. Matías señala que vio al chofer del bus, “estaba choqueado y no hacía nada”. Así que se pudo ayudar al resto de los pasajeros. Cuenta que le entregó una frazada al director de la escuela, Mario Olguín Mora, quien falleció años después del accidente, según contaron ambos jóvenes.

Brian estuvo cerca de una semana hospitalizado en Argentina, recibió varios donantes de sangre: “Mi brazo y mis dedos estaban recogidos y necesitaba una máquina que estaba en Chile”. Por ese motivo Brian señala que lo trasladaron a Chile. Ya en su país natal, estuvo cerca de dos meses internado en el Hospital Calvo Mackenna, dice que lo operaron “veinte veces” y le colocaron injertos que pudieron reconstruir parte de su brazo. No obstante, sigue con secuelas.

Una conducta exclusiva de un conductor

En la sentencia de 2023, el Juez de primera instancia, Luis Quezada Fonseca, ordenó el pago de una indemnización de más de 1.000 millones a todos los familiares afectados. Fundó su decisión en dos artículos del Código Civil (2014 y
2015), determinando que: “las obligaciones que aquí se imponen al acarreador (el chofer), se entienden impuestas al empresario de transportes (Meltur), como responsable de la idoneidad y buena conducta de las personas que emplea”.
Junto con establecer que “a través del obrar negligente e ilícito de un dependiente suyo, ha incumplido su obligación de transportarlos a su destino de manera responsable y segura”, sentenció.

Aunque el magistrado acreditó la responsabilidad civil de Meltur, la compañía sigue negando su rol clave en el accidente. Para este reportaje, Doble Espacio se contactó con uno de los abogados de la empresa Meltur, Julio Meléndez Díaz, pero declinó conversar, argumentando que toda la información del caso y la postura de su representada, están disponibles en el sitio web del Poder Judicial, donde es posible revisar la causa.

Dicha posición queda en evidencia en una solicitud de alzamiento de medidas precautorias presentada en 2018 por el abogado de la compañía, Esteban Vilches Celis. De acuerdo al defensor: “todos los antecedentes que se han acompañado, incluida la argumentación de la demandante (la familia), miran más bien a una conducta personal y exclusiva de un conductor que actuó en contra de todas las instrucciones de mi representada, incurriendo en una imprudencia personal y fuera de control de MELTUR, que le proporcionó todos los medios para llevar a cabo sus funciones con plena seguridad”, se lee en la solicitud. (Lea el documento aquí).

Esa petición buscaba terminar con un embargo judicial que los abogados de las familias concretaron para asegurar el pago de la indemnización. Oscar Fuentes y Luis Mencarini, pidieron que se embargaran tres propiedades inmuebles de Meltur, ubicadas en calle Patricio Lynch (Nº 840, 844, y 854), de la comuna de Quinta Normal, todas inscritas en 2005 en el Registro de Propiedad del Conservador de Bienes Raíces de Santiago, además de tres buses Mercedes Benz y otro marca King Long.

Pero, el embargo aún sigue vigente, ya que el 4° Juzgado Civil de Santiago rechazó el alzamiento de la medida precautoria (documento). La postura de la empresa, ha sido clave en el retraso del pago de los $1.300 millones. Oscar Fuentes, dice que los abogados representantes de Meltur “han ejercido todos los recursos habidos por haber para lograr una decisión a favor de sus intereses” y que, de esta forma, “no se concrete el pago”.

Jaime Castro, padre de Amaro Castro, uno de los muchachos afectados, se muestra indignado ante esta situación judicial: “Ya han pasado siete años desde la tragedia y todavía la empresa no paga lo que debe. Hoy los cabros son mayores de edad, pero todos quedaron con secuelas psicológicas”, arguyó.

LOS OTROS FACTORES DEL RETRASO

Otro motivo por el cual se ha demorado el pago -además de los perjuicios de la pandemia para el Poder Judicial y los atochamientos propios en la Corte de Apelaciones- , fue trámite que hizo el abogado Luis Mencarini, defensor de la familia de Joaquín Vidal, ante el Tribunal Constitucional. Con ello buscaba que no solo el chofer y la empresa respondieran por las consecuencias del accidente, sino también una entidad bancaria.

Y es que Meltur, en 2015, adquirió el bus que sufrió el accidente a través de un leasing automotriz. Un contrato de arrendamiento con opción de compra, donde se abonan cuotas mensuales más flexibles y, al final, se puede optar por adquirir la propiedad del bus o renovar el contrato. “El colega argumentó que quien otorgó el leasing (el banco) también tenía que responder civilmente”, señala Fuentes. Pero, luego de más de un año de tramitación, la apelación fue rechazada.

Las culpas son infinitas pero el resultado es el mismo, nadie se hace responsable.

Según relatan algunos de los padres de los 15 niños -que esperan poder ser indemnizados-, durante los próximos días realizarán una manifestación en las afueras del palacio de justicia para presionar la tramitación de la causa. “La empresa Meltur ha apelado harto en la Corte, por lo que entiendo”, comentan Brian Urzúa y Matias Villablanca, aunque desconocen en gran medida la razón porque se ha tardado tanto el cierre del caso. Ambos jóvenes crecieron bastante desde el accidente, Matías es padre y Brian trabaja como bodeguero.

Antes de terminar esta entrevista, en un paradero de población Maule 1, en Renca, Matías describe que, un poco más allá, el sector se pone “más malo”. Segundos después, Brian comenta lo terrible del accidente para él y su primo. Y reflexionando, agradece: “Por alguna razón sobreviví. Quizás tengo un propósito que cumplir”.