Nadadora, estudiante de periodismo y streamer. Una historia sobre el lado doloroso del alto rendimiento.

 

Natalie Key Matsubara, conocida en redes sociales como Kyna, antes de conquistar el mundo digital, tener 100 mil seguidores y ser estudiante de Periodismo de la Universidad de Chile, fue una joven deportista de alto rendimiento que dedicó más de una década a la natación competitiva.

Representó a Chile en importantes campeonatos internacionales como el Sudamericano Escolar (2015), los Odesur (2017) y el Mococa (2015), donde se convirtió en la primera mujer chilena en llegar a finales. Sin embargo, tras años de sacrificio y dedicación, tomó una decisión difícil pero necesaria: dejar la natación para priorizar su salud mental.

 

Key Matsubara, nadadora chilena, en plena competencia. Lleva gorro de natación con la bandera de Chile y gafas, mientras emerge del agua tras realizar un movimiento de braza.
Key Matsubara durante una competencia de natación

Primer acercamiento

Desde los tres años, Key se sumergió en el agua por decisión de sus padres, quienes querían que aprendiera a nadar como medida de seguridad. 

—Es importante que sepa nadar—, comentaban.

Así inició en la natación como una actividad extracurricular, con el objetivo de “sobrevivir en el agua”, y que pronto se convirtió en el eje principal de su vida. Sin embargo, detrás de las medallas y viajes internacionales, se escondían los sacrificios y la presión emocional que la llevaron a cuestionarse su lugar en el deporte.

“Cuando era pequeña, no me gustaba nadar. Soy muy competitiva, y quedarme siempre de última no me motivaba. Pero un día algo cambió: empecé a nadar más rápido y a superar a mis compañeros. Ahí nació mi gusto por la natación, aunque creo que fue más por ganar que por el deporte en sí”.   

Desde los 13 años, formó parte de la selección chilena, pero su éxito ya tenía un  precio alto. Su rutina diaria era extenuante: cumplía entrenamientos a las 5:30 de la mañana antes de ir al colegio, más otras horas destinadas a entrenamiento por la tarde. Finalmente, tampoco faltaban las prácticas intensivas los fines de semana: “Sentía una constante culpa si no iba a entrenar. Dejé de lado mi juventud, y con el tiempo, esa presión dejó de ser motivadora y empezó a afectarme, profundamente.”

El peso de la natación en Key: Sacrificios y presiones

Aunque la natación le trajo experiencias únicas, como viajar por Latinoamérica y formar parte de la selección chilena, también generó un conflicto interno. Las expectativas externas —de entrenadores, compañeros y su entorno social— reforzaron una sensación de responsabilidad que ella describió como cadenas.  

No estaba viviendo como una juventud o una infancia normal, como las otras personas. Era conocida como ‘la nadadora’ en mi colegio, y eso me hacía sentir que no podía abandonar el deporte, aunque cada día me afectaba más emocionalmente”.

El punto de inflexión, pero también de liberación, llegó cuando ingresó a la Universidad de Chile con un cupo deportivo. Un logro que, en lugar de motivarla, añadió más presión: “Sentía que tenía que devolverle algo a la universidad por haberme dado el cupo”.

Fue entonces cuando buscó ayuda profesional. “Por primera vez hablé con un psicólogo que me ayudó a ver que la natación ya no era algo saludable para mí. Este proceso me hizo entender que no debía cargar con la expectativa de ‘devolverle algo’ a la Universidad por el cupo deportivo, ni a nadie.”

Tomar la decisión de retirarse no fue fácil. Sus padres querían que continuara y ella misma sentía dudas, pero al final, decidió priorizar su bienestar emocional:  “Lloré muchas veces antes de los entrenamientos. Sentía que ya no podía más. Retirarme fue la primera decisión que tomé realmente por mí”.

Key Matsubara y otras nadadoras en la posición de partida sobre los bloques en una competencia internacional. Visten trajes de baño de alto rendimiento y gorros con banderas de sus respectivos países.
Preparación de salida: Key Matsubara lista para competir junto a nadadoras de otros países.

El momento de decir adiós

La decisión de retirarse de la natación llegó después de muchas lágrimas y momentos de incertidumbre. Fue un proceso difícil, no solo por la relación emocional que tenía con el deporte, sino también por la resistencia de su familia: “Mis padres querían que continuara, pero yo ya no podía más. Me sentía atrapada. Retirarme fue la primera decisión que tomé realmente por mí y, aunque fue difícil, también fue liberador.”

El retiro no solo marcó el final de su carrera deportiva, sino también el inicio de un proceso de reconciliación con su identidad fuera del agua. Aunque ahora siente que la natación dejó heridas emocionales, también reconoce que el tiempo le permitirá resignificar su experiencia.

Mirada al pasado de Key

Cuatro años después de dejar la natación, Key reflexiona sobre esa etapa de su vida con sentimientos encontrados: “Hoy, mi recuerdo de la natación no es positivo. Fue una etapa difícil, aunque también tuvo cosas buenas, como viajar y conocer a personas increíbles. Sin embargo, creo que con el tiempo podré resignificar esa experiencia y darle otro sentido.”

Key reconoce la importancia de cuidar el bienestar emocional de los deportistas y valora la decisión que tomó. Para ella, lo más importante es que cada atleta se permita tomar decisiones que respondan a sus propias necesidades, sin miedo al qué dirán.  “Mi consejo —cuenta— para otros deportistas es simple: toma decisiones por ti, no por nadie más. Si necesitas un descanso, tómalo. Si decides seguir, hazlo por las razones correctas. Y si decides retirarte, también es válido”.

La experiencia de Key Matsubara refleja un tema cada vez más visible en el deporte de alto rendimiento: el impacto de la salud mental en los atletas. 

Su caso nos recuerda que detrás de cada atleta hay una persona que enfrenta retos emocionales complejos, y nos invita a reflexionar sobre la importancia de cuidar no solo el cuerpo, sino también la mente, en un mundo donde la presión y la autoexigencia pueden ser tan agotadoras como cualquier competencia.

Visibilizando a la vez, la importancia de brindar apoyo psicológico no solo para mejorar el desempeño de los atletas, sino para acompañarlos en las etapas más críticas de su trayectoria: cuando necesitan cuidar de sí mismos.

 

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