Chile, líder mundial en producción de cobre, enfrenta un desafío clave: transformar su industria más importante para que sea sustentable. Con más del 60% de las exportaciones y una contribución significativa al Producto Interno Bruto (PIB), esta actividad es esencial para el país. Sin embargo, su impacto ambiental y social exige un cambio urgente. A través de iniciativas como la Política Nacional Minera 2050, la minería chilena busca ser un referente global en responsabilidad ambiental y social convirtiéndose a la minería sustentable, sin perder su competitividad. ¿Cómo una industria dedicada a la extracción de recursos no renovables logra ser sostenible y sustentable con el tiempo?
El contexto global y local de la minería sustentable
La sustentabilidad se erige como uno de los mayores desafíos de nuestra época, impulsada por la urgencia de enfrentar el cambio climático y proteger los recursos esenciales para la vida. Este concepto, que comenzó a tomar fuerza en el siglo XX, específicamente en 1987, en donde es definido en el concepto de desarrollo sostenible en el Informe de la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, se sustenta en tres pilares interconectados: ecología, sociedad y economía.
El pilar ecológico destaca la importancia de conservar los recursos naturales y minimizar el impacto ambiental; el pilar social aboga por la justicia, la equidad y el bienestar de las comunidades; mientras que el pilar económico busca sistemas que prosperen sin comprometer las posibilidades futuras. Este marco se aplica de manera crítica a la minería, un sector clave para el suministro de minerales esenciales como el cobre y el litio, pero que también enfrenta enormes desafíos ambientales y sociales.
En Chile, líder mundial en producción de cobre, los desafíos de la sustentabilidad en la minería son evidentes. De acuerdo con el estudio de la CEPAL “Iniciativas para transparentar los aspectos ambientales y sociales en las cadenas de abastecimiento de la minería”, se identifican cuatro áreas críticas que afectan la sostenibilidad del sector: impactos ambientales, contaminación, salud ocupacional y tensiones sociales. Superar estos retos requiere una planificación integral que priorice la adopción de tecnologías limpias, como el uso de energías renovables, y la implementación de prácticas responsables en la gestión de recursos hídricos, también el manejo adecuado de relaves.
Ejemplos como el cierre de la Fundición Ventanas en Quintero, una zona marcada por el impacto de diversas industrias, han puesto en manifiesto la necesidad de un cambio estructural en la relación entre minería y sustentabilidad.
Para responder a estas demandas la Política Nacional Minera 2050 ha trazado un camino ambicioso. Este plan busca equilibrar los tres pilares mediante metas concretas: reducir el uso de agua continental al 5% para 2040, eliminar los relaves críticos al 2030 y asegurar que el 100% de los contratos eléctricos provengan de fuentes renovables para 2050.
Desafíos para alcanzar una minería sustentable en Chile
El camino hacia una minería sustentable esta plagado de desafíos. Como actividad extractiva, la minería tiene un impacto significante en los ecosistemas y las comunidades cercanas. Desde el uso intensivo de recursos como el agua y la energía, hasta la generación de residuos masivos y emisiones. Cada etapa del proceso minero plantea interrogantes sobre cómo equilibrar su papel económico con la responsabilidad ambiental y social.
Uno de los mayores desafíos para la minería chilena es la escasez hídrica, un problema especialmente crítico en el árido norte del país. Para mitigar este impacto, se ha recurrido al uso de agua de mar, tanto directa como desalinizada. Según un estudio de Cochilco (Comisión Chilena del Cobre), en 2023, el 71% del agua utilizada por la minería de cobre debió provenir del mar, lo que representa un aumento del 167% respecto a 2021.
Este cambio en la matriz hídrica se ve impulsado por la necesidad de procesar minerales más complejos y con menores leyes de cobre, lo que requiere más agua en su procesamiento. Se espera que para 2034, el consumo de agua de mar alcance los 16,53 m³/s, lo que representara el 69,8% del abastecimiento total de la minería del cobre, mientras que el uso de agua continental disminuirá un 39%.
La industria también debe reducir su huella de carbono, siendo responsable del 17% del total nacional en 2018. Hoy algunos expertos los indican responsables de cerca del 21% de las emisiones de CO2 del país.
“Actualmente, la mayoría de las grandes compañías mineras ya están avanzando en esta transición. Dado que no es posible implementarla de forma inmediata, muchas optan por seguir y certificarse bajo el programa ISO 50.000, que fomenta el reemplazo del uso de petróleo por energía eléctrica y fuentes renovables”, explica Claudio Canut de Bon, ingeniero civil especialista en minas.
Iniciativas como la transición hacia energías renovables y el uso de hidrógeno verde buscan mitigar este impacto, alineándose con la meta nacional de carbono neutralidad para 2040.
Minería al futuro
Chile necesita demostrar que la minería puede ser una actividad esencial para la transición energética global sin comprometer la sostenibilidad. Casos como el de Codelco y la División El Teniente, son sus avances en electromovilidad, reforestación y reciclaje, son ejemplos claros de cómo la industria puede equilibrar la eficiencia operativa con el respeto al medioambiente. Además, las iniciativas de desarrollo regional, educación y empleo como es en el caso de la minera Teck impactan de manera positiva en las comunidades locales.
Con políticas como la Política Nacional Minera 2050, Chile está en el camino correcto, fortaleciendo un marco regulatorio que promueve la minería responsable. La adopción de certificaciones internacionales como el “Copper Mark” resalta el compromiso global del país con la sustentabilidad, la transparencia y trazabilidad.
A pesar de los avances, aún quedan múltiples retos, entre ellos la implementación de hidrógeno verde para la descarbonización del transporte y las faenas mineras, la creación de mayor cantidad de desalinizadoras. Sin embargo, los logros alcanzados muestran que el sector puede seguir siendo clave en la economía global mientras lidera la transición hacia una minería más responsable.
La minería chilena enfrenta el desafío de ser un pilar de la transición energética, pero también debe continuar liderando con responsabilidad. A pesar de los avances, el camino hacia un equilibrio entre desarrollo y sustentabilidad sigue siendo largo, y la innovación será clave para asegurar el futuro de esta industria.