El escritor y académico de la Universidad de Chile Patricio Jara comenta el libro “Un periodismo cortesano. Prensa y sociedad en el Chile del siglo XXI”, del periodista y académico Eduardo Santa Cruz


Basta darle una mirada a las acepciones que entrega la RAE para el significado de la palabra cortesano, en especial la tercera, sexta y séptima, para advertir cómo viene la mano en la nueva entrega del profesor Eduardo Santa Cruz. 

En efecto, Un periodismo cortesano. Prensa y sociedad en el Chile del siglo XXI se trata de una reflexión documentada sobre algunos aspectos críticos que marcan el desarrollo de la prensa nacional en los últimos años. Es decir, la manera en cómo se hace el periodismo nuestro de cada día. 

Es un libro con un pie en lo académico y otro en la mirada de un periodista que conoce, desde el ejercicio, la academia y la investigación histórica, las aguas por las que navegan nuestros medios, digamos, tradicionales. Es, también, un libro (un tema) que durante su preparación pasó por varios escenarios y aquello el autor no lo omite. 

“El presente texto es el producto de un largo trabajo de investigación que se arrastra por varias décadas”, precisa el autor. “Al mismo tiempo, sus elementos y resultados han sido durante todo este tiempo puestos a la dura prueba que significa la docencia de pre y posgrado, obteniendo el aporte que viene de la inquietud estudiantil y del intercambio con académicas y académicos de las nuevas generaciones, muchos de cuyos trabajos han servido de base para contrastar y corregir los textos”.

Sigo las publicaciones del profesor Santa Cruz desde hace más de diez años. He reseñado algunas en medios tradicionales, los he enseñado y dado a leer en varios cursos, los he recomendado, los he prestado, me los han robado y sigo pensando que el principal atributo de su escritura es la naturalidad con que nos explica las cosas a los que no sabemos o a los que no alcanzamos a ver; sus análisis tienden puentes sustentados en una mirada que entiende el periodismo como un bien comunitario y, de paso, nos refresca la memoria con detalles como el siguiente: 

“Revisando la historia de la prensa chilena desde sus orígenes republicanos, es posible afirmar que gran parte de su trayectoria estuvo marcada por la promesa, nunca plenamente cumplida, de entregar representaciones de la realidad que, en su confrontación, ofrecieran insumos necesarios para la formación del ciudadano, de sujetos y actores sociales y con ello de la vida pública”. 

El arco temático que ofrece Un periodismo cortesano es variado, no obstante, es en el último tercio que analiza el rol de los consorcios periodísticos, los grupos mediales y sus multiplataformas; la manera en cómo configuran sus pautas e imponen caminos para acceder a la verdad. Y aquello va desde el rol de los paneles de expertos en los espacios informativos, los minutos de micrófono abierto a la comunidad, como también el ejercicio periodístico de los corresponsales. Sin obviar, desde luego, ese monstruo aún por conocer que son las redes sociales y el periodismo ejercido desde allí. 

“Si concebimos a lo público como el lugar donde se establecen las relaciones políticas, el ciberespacio no tiene de eso algo básico: la presencia del otro, de otro radicalmente distinto de mí, con el cual tengo que vincularme, al que tengo que re-conocer”.

Santa Cruz ha escrito un libro lúcido, que sobrepasa el ámbito de interés propio de los especialistas. No es poco cuando se trata de compartir sospechas y mirar el paisaje con atención. 

Un periodismo cortesano, de Eduardo Santa Cruz. LOM Ediciones.