Con apenas 15 años, Leonor Toy Pinto se convirtió en una de las promesas mundiales del patinaje agresivo en la modalidad street del Roller Freestyle. En los World Skate Games 2024 de Italia, frente a competidoras de más experiencia, subió al podio dejando atrás los nervios y la incertidumbre que la acompañaron anteriormente en la pista. Pero este triunfo no llegó solo, fueron horas de práctica y sacrificios de toda la familia que se concretaron en medallas de oro y plata.

El patinaje agresivo es una disciplina extrema que se basa en realizar trucos y maniobras en barandillas, rampas y otros obstáculos urbanos. Se distingue por su carácter desafiante y creativo, donde los patinadores ejecutan saltos y deslizamientos con precisión. Aunque menos conocido que otras modalidades dentro del patinaje, es popular en competencias internacionales, donde los atletas demuestran su destreza y control.

Los World Skate Games 2024 se jugaron en Italia entre el 6 y el 22 de septiembre, con una participación estimada de más de 12.000 personas entre atletas, entrenadores y delegaciones de cien países de todo el mundo. Participantes de doce disciplinas sobre ruedas se reunieron en el evento que incluyó deportes urbanos como skate y scooter, deportes de velocidad como downhill y slalom, y de equipo como hockey y roller derby, además del patinaje artístico, destacando por su técnica y elegancia.

Leonor aprendió desde muy niña el riesgo que tiene este deporte, definiendo que “la vida de quién lo practica siempre está en juego”. Por esta razón, los accesorios de protección son fundamentales para practicarlo, teniendo siempre en cuenta que las caídas son muy comunes en cada entrenamiento.

Una pasión heredada

Mario Toy, su padre, tenía alrededor de 20 años cuando dejó de hacer trucos en sus patines por su trabajo. Pero no todo terminó ahí, comenzó a llevar a su hija de siete años a pasar tiempo de calidad practicando el deporte que le apasionaba en su juventud, una decisión que años más tarde formaría a una campeona.

Leonor aprendía rápido, por lo que su padre vio, en cada movimiento, que tenía el talento para ir más allá que un simple paseo en patines. En tiempos de pandemia fue cuando la joven participó en su primera competencia en modalidad online, momento que marcó el inicio de su serio compromiso con el patinaje agresivo, nutriendo sus ganas de aprender cada truco posible. En poco tiempo, empezó a dominar los movimientos que veía en otras patinadoras.

El camino al éxito

A diferencia de los grandes escenarios europeos, Chile no ofrece espacios apropiados para el patinaje agresivo. Entrenar es casi un acto de rebeldía. Leonor junto a otras jóvenes promesas de este deporte, consiguieron practicar tres veces a la semana en el Estadio Nacional, donde cada entrenamiento consta de dos horas.

—Nosotros, que vamos a mundiales y sudamericanos, no tenemos un espacio fijo para entrenar, entonces desde nuestra Federación se movieron para conseguir ese pequeño horario. De hecho, cuando ya se acercaba el mundial nos extendíamos en el horario a la mala para prepararnos el mayor tiempo posible.

Además de tener que sacrificar horas de estudio en el colegio, hay ocasiones que estos son fuera del estadio, incluso en en lugares precarios donde las condiciones de suelo no cumplen con las necesidades de las deportistas para una fructuosa preparación. De alguna forma esto le ayudó para prepararse mejor en los entrenamientos previos a la competencia.

—Mi entrenador me decía que si en Chile me sentía extraña practicando, allá te vas a sentir más segura y vas a fluir más. Entonces eso me dejó bien, porque donde practicaba en lugares tan malos, cuando iba a lugares especiales para patinar en Italia, se me hacía muy fácil.

Para que este sueño se hiciera realidad, la patinadora destaca el apoyo económico que obtuvieron a partir de una completada, la venta de equipo de patinaje antiguo o los aportes voluntarios de personas que tenían la convicción de su triunfo en Italia.

Fortaleza en la incertidumbre

A pocos días del mundial, su miedo y los nervios por no cumplir con las expectativas se apoderaron de ella. Con el pasar del tiempo, esos malos pensamientos se convirtieron en la mayor de las fortalezas para destacar en cada bloque de la competencia. Recuerda con emotividad un momento que la ayudó a llenarse de energía para competir en el último y definitivo bloque:

—Estaba esperando para salir a competir, muy nerviosa, cuando me llega un audio de una niña muy pequeña, de no más de siete años. Diciéndome que estaba despierta junto a su familia, a pesar de la diferencia de horario para verme en el mundial, que me deseaba lo mejor y que estaba muy feliz por mi anterior segundo lugar. Ese mensaje me hizo llorar de felicidad, fue muy lindo.

De Italia para el mundo

La patinadora compitió en tres modalidades, destacando en el segundo lugar en bowl, que se practica en estructuras con forma de cuenco o piscina vacía y enganando la medalla de oro en street, modalidad en que se utilizan obstáculos naturales de la ciudad como escaleras, barandillas, bancos, bordillos y muros.

—La modalidad que más disfruté hacer fue bowl donde obtuve la medalla de plata. Es divertido sentir esa adrenalina y presión de saber que hay queda más gente para competir después de uno, y la incertidumbre de no tener idea en qué lugar podía quedar.

Después de su satisfacción por la merecida medalla de plata, afrontó la siguiente modalidad con mayor tranquilidad, ya que su puntuación le aseguraba un buen puesto en el podio. Recuerda con mucho cariño las palabras de su padre antes de competir: “Leo, ya conseguiste el segundo lugar en la modalidad que más deseabas, ahora solo disfruta”.

Leonor Toy tiene en la mira su futura participación en la edición 2026 de los Juegos Mundiales de Patinaje. Está decidida a entrenar con entusiasmo para volver a representar a Chile con orgullo en este gran deporte.