En 1972 la revista Primer Plano se encargó, a través de cinco números, de acercar la crítica de cine a las audiencias chilenas, desde una mirada cercana y novedosa para el contexto nacional. Casi cincuenta años más tarde, y después del relanzamiento de una entrega suspendida por el golpe de Estado de 1973, el proyecto fue retomado en formato digital para revivir un espacio de reflexión y análisis artístico. Aquí, su historia y su presente.
La cinefilia y el interés por el cine es una expresión que cambia a través de los años. Las películas, como parte del arte representativo del siglo XX, han demostrado historias, imágenes y realidades comprendidas desde una narrativa única. En países extranjeros, revistas como Sight and Sound o Cahiers du cinéma han aportado a la crítica como un elemento decisivo en la difusión del cine y la reflexión de producciones audiovisuales y Chile no se ha quedado atrás.
En el caso de nuestro país, revistas como Écran, Enfoque o Cine Foro contribuyeron a la exposición de las obras cinematográficas en territorio nacional desde inicios del siglo XX. Pero, a inicios de los años setenta, un grupo de aficionados al cine, provenientes de Santiago y Valparaíso, inició una publicación dedicada a la crítica de películas con un lenguaje cercano a sus lectores. En él, un público no experto en el séptimo arte podía comprender los artículos del proyecto.
“Nos unen a todos una misma pasión por el cine y una misma vocación universitaria. Más allá de cualquier posición estética personal, orientación ideológica o compromiso político.
Nuestra tarea común se ubica en el plano de unir los términos “Cine” y “Universidad”, de tender un puente entre el quehacer académico y el conocimiento científico y esa inmensa usina de mitos, espejo de nuestro tiempo e instrumento de liberación humana, que es este arte de las imágenes en movimiento”
Es lo que dice la presentación realizada por el equipo editorial en el primer número de Primer Plano, publicado en enero de 1972. Los redactores de la revista dejan en claro el compromiso de unir el mundo académico con el arte de la imagen audiovisual.
“Primer Plano, en sus primeros años de funcionamiento, informó sobre cine latinoamericano e hizo análisis político. Fue también una revista diversa, donde había colaboradores con visiones políticas distintas, quienes compartían la esperanza de la producción cinematográfica en el gobierno de la Unidad Popular”, afirma el historiador de cine y académico de la Facultad de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile (FCEI), Jorge Iturriaga.
La revista en su primera formación, con cinco números publicados, se instaló como una referencia dentro del quehacer de la crítica artística: “Creo que el paso del tiempo consolidó a Primer Plano con la idea de hacer algo distinto. No de ser una publicación crítica convencional, más bien en ser algo único en su tiempo ahora que ayudó a que se formara un mito desde el cineclubismo”, explica el académico, periodista cultural y crítico de cine Pablo Marín.
Tercer número de Primer Plano (1972)
Un grupo de aficionados
Los inicios de la revista se remontan a inicios de los años setenta, en varias de las reuniones de “Nexo” (un club de cine que operaba en el extinto Cine Marconi, ubicado por aquel entonces en la comuna de Providencia). Sus integrantes, entre ellos Franklin Martínez, Robinson Acuña, Juan Antonio Said, Sergio Salinas Roco y José Román, decidieron iniciar una publicación impresa que, como afirma la historiadora del cine Jacqueline Mouesca, “aparece como culminación del largo proceso de evolución vivido en la crítica cinematográfica chilena”.
De forma posterior, se sumaron los trabajadores de la Universidad Católica de Valparaíso Héctor Soto, Hvalimir Balic y Agustín Squella. El equipo obtuvo el apoyo de la Vicerrectoría de Comunicaciones de la universidad, para así ser parte del Comité de Extensión Cinematográfica.
“La publicación aparece en una universidad que se está abriendo hacia la sociedad y a lo contemporáneo, sumado a que fue uno de los primeros establecimientos en adherir a la reforma universitaria. Eso supuso un esfuerzo por trabajar el proyecto y aportar a la cultura”, dice el editor de Primer Plano y académico de la Universidad de Chile Hans Stange.
El editor de la revista también describe a Doble Espacio el público al que, desde un inicio, quiso llegar la publicación original. “Es una crítica de arte que intenta mediar con un público culto, pero no especialista. Una audiencia sabe de cine, pero que no es experta ni tiene formación teórica, y que está interesado en lo cinematográfico más allá del espectáculo”, especifica.
A través de sus números se presentan entrevistas a directores de cine como Helvio Soto, Miguel Littín, Costa Gavras y Pier Paolo Pasolini. Esto, además de críticas a películas estrenadas en los inicios de los años setenta, además del esfuerzo de focalizar la industria nacional y -a la vez- exponer la variedad cinematográfica de otros países.
En su momento, Primer Plano también respondió al contexto situacional de la distribución cinematográfica en el proyecto político de Salvador Allende. Desde 1971, el gobierno de los Estados Unidos, a modo de sanción, suspendió el envío de material a Chile, empobreciendo así la cartelera perteneciente al cine internacional. Después del golpe de Estado en 1973, se levantó el bloqueo y comenzaron a ser distribuidas películas pertenecientes a la realización estadounidense.
“La Unidad Popular tenía planes de distribuir equitativamente la cartelera, y para ese fin se tenía la idea de distribuir equitativamente la distribución con un porcentaje para la producción nacional y otro para Hollywood”, explica el historiador Jorge Iturriaga. Por esos motivos, se recurrió a presentar películas de Europa del Este, además de largometrajes de realización nacional.
En relación con las producciones que circularon en Chile en el gobierno de Salvador Allende, para Hans Stange Primer Plano funcionó como un refugio para la crítica en Chile y un espacio de vanguardia en la discusión sobre cine desde una base universitaria. A la vez, considera que fue una publicación académica que fue y es nutrida del análisis, la semiótica de la imagen y los métodos de investigación sociales.
“Desde el espacio público se cortó la capacidad de pensar sobre cine, porque además la cartelera se empobreció muchísimo y se generó el fenómeno que tenemos hasta el día de hoy que es una cartelera principalmente dominada por las producciones norteamericanas”, añade Stange.
“Volver a criticar”
El crítico de cine norteamericano Jonathan Rosenbaum, en un contexto contemporáneo, cuestiona el concepto de “cinefilia”. En su libro Adiós al cine, bienvenida la cinefilia (2010), considera que el fanatismo cinematográfico evoluciona a la par de los avances tecnológicos y la masificación del internet. Ante ese panorama, el equipo editorial de Primer Plano decidió adaptar los elementos de la revista clásica al modelo digital.
A mediados del año 2018, los académicos de la Facultad de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile (FCEI) Hans Stange, Claudio Salinas y David Vera Meiggs comenzaron una investigación sobre el trabajo del crítico chileno Sergio Salinas Roco. En el proceso de revisión de archivos, tras tener una conversación con el crítico Héctor Soto -y uno de los fundadores de la revista-, se conocieron los textos de un número que, tras el golpe de Estado en 1973, no fue publicado.
El número faltante fue editado y digitalizado con el apoyo de la Universidad de Chile y su Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones. Tres años más tarde, los responsables de la investigación se sintieron motivados para renovar el proyecto y dar vida a una nueva etapa de Primer Plano: ahora desde un contexto digital, y por aquel entonces pandémico.
Revista Primer Plano en la actualidad
La revista Primer Plano hoy cuenta con su propio dominio digital y una plataforma donde se publican textos de colaboradores. Si bien, conserva el logo original y parte de sus colores características, los artículos están convertidos a la lógica del internet. En su propia nota editorial, el equipo de redacción explica que aspiran “a centrar nuestra atención en los aspectos contingentes a través de los cuales se puede echar luz sobre cuestiones de fondo o dimensiones críticas de la cultura cinematográfica”.
En el inicio de la revista, se perciben críticas y textos críticos sobre producciones de realizadores como Nanni Moretti, Marcelo Mastroianni y Ryusuke Hamaguchi. Y es que Primer Plano continúa con la cobertura de distintos frentes cinematográficos, que cruzan desde el cine latinoamericano hasta producciones europeas, norteamericanas y largometrajes separados por su género.
Para David Vera Meiggs, académico de la Universidad de Chile e integrante del equipo de redacción de Primer Plano, la revista continúa con el espíritu universitario de acercar el arte del cine a las audiencias desde un lenguaje común. “Gracias a nuestros colaboradores podemos continuar con este proyecto, donde damos espacio para que la comunicación audiovisual y el cine no se queden con lo básico y satisfactorio”, dice el crítico de cine.
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