En conversación con Doble Espacio, la exconstituyente por el distrito 15 y pentacampeona nacional de ajedrez habla sobre la situación constitucional del país y la reciente celebración del día mundial de su disciplina. Una doble militancia que le ha servido para sobrellevar un país que, muchas veces, no entiende.


Damaris Abarca (34) camina a paso ligero y despreocupado por la calle. Es que desde que dejó de ser convencional constituyente, en julio de 2022, siguió normalmente con su vida como ajedrecista: en diciembre del mismo año viajó a competir a Europa y en febrero de 2023 se consagró pentacampeona nacional en su disciplina. 

“Dejé de ser autoridad, pero no me costó por eso, sino por el resultado del plebiscito”, lamenta. Si bien fue candidata al órgano constituyente en un cupo del Frente Amplio, aclara que su militancia partidista está más bien ligada a los movimientos estudiantiles, como presidenta del centro de estudiantes del liceo Luis Urbina Flores, de Rengo, en la Revolución Pingüina de 2006; al mundo del deporte, como la primera presidenta de la Federación de Ajedrez de Chile en 2018, o a su condición de mujer.

A pesar de su lejanía con la vida pública, “nunca se deja de ser un animal político”, señala. A dos años del cierre de la Convención Constitucional, Abarca se encuentra en busca de financiamiento para asistir a las Olimpiadas de Ajedrez en Budapest, en septiembre de este año. 

En conversación con Doble Espacio, la ajedrecista y exconstituyente reflexiona sobre la situación actual del país y el día nacional de su disciplina, celebrado el pasado sábado 20 de julio.

  • A pesar de la variedad de representaciones en la Convención Constitucional, ser ajedrecista sigue siendo una anomalía. ¿Qué lugar cree haber ocupado en ella, dada su profesión?

Yo era la única ajedrecista de la Convención, donde me marcaron mucho con mi apodo “Dama”, y había una conexión directa con la pieza del ajedrez. Dentro de la CC, si bien existía un modo de hacer política muy feminista, horizontal y no tan jerárquico, como lo que uno ve en la política tradicional, siento que me respetaban mucho de cualquier sector político. Existe el prejuicio de que los ajedrecistas somos más inteligentes, entonces también había otro tipo de respeto: y eso siento que me ayudó porque me hizo las cosas más fáciles en la Convención. Además, recibí muy poca violencia en redes sociales. De alguna manera, el ajedrez me puso un escudo dentro de la CC. 

  • A comienzos de este mes se cumplieron dos años desde que usted dejó de ser convencional constituyente. ¿Cuál es la visión que tiene actualmente de la Convención Constitucional?

 No solamente la reivindico, porque creo que el trabajo que hicimos fue extenuante y brutal, en temas de tiempo, energía y despliegue territorial. Nunca un órgano del Estado se había movilizado por todo Chile. Hoy me doy cuenta de que el plazo fue poco para el trabajo que teníamos que hacer y con las condiciones materiales que teníamos. Era famoso que no teníamos ni mesas ni sillas, algo ridículo.

Lo otro es que hay muchas críticas y autocríticas, por ejemplo, a lo que ocurrió con situaciones que no podíamos prever, como el caso de Rodrigo Rojas Vade, que le hizo mucho daño a la confianza que había en la Convención. Esto no dependía de los otros convencionales, ni de lo que estaba escrito en la propuesta, pero aun así impactó en la confianza de las personas.

Lo que sí es una autocrítica importante es cómo se comunicaba todo el trabajo: a veces llegábamos a las siete de la mañana y nos íbamos a las tres o cuatro de la madrugada, y eso no sabíamos cómo transmitirlo a la ciudadanía. Teníamos un texto súper largo y que era difícil de explicar, hubo muchos detalles que traspasar en los meses de campaña, que también fue muy corta. Finalmente, yo creo que el texto constitucional no se va a evaluar hoy o mañana, sino en diez o quince años más.

  • Después de dos procesos fallidos sigue vigente la Constitución de 1980, ¿cómo ve usted la situación constitucional actual? 

Yo todavía me escandalizo con el Chile que existe hoy. Las pensiones no han subido, la gente vive en miseria, en las poblaciones se siguen organizando ollas comunes porque el dinero no alcanza para comer. Las mujeres vemos con pavor que presidentes de ciertos partidos defienden a abusadores sexuales, buscan justificaciones y cuestionan al Poder Judicial. 

Chile todavía tiene que avanzar en muchos temas, como en los derechos sociales, por ejemplo. Aunque para eso hay que tocar la médula de la Constitución, porque no somos un país social y democrático de Derecho, sino un país asistencialista, un Estado subsidiario, y eso va a seguir perpetuando un sistema de desigualdad como el que existe. 

Yo sé que el Gobierno lo ha hecho bien, por ejemplo, la salud pública, que es a la que acceden más del 80% de chilenos y chilenas, tiene copago cero y eso es súper bueno. Pero respecto de los derechos de las mujeres o las infancias estamos en alerta permanente, y nos llevan a vivir situaciones como lo que está pasando con el tema Macaya. No hay nada más gráfico: el presidente de un partido político sigue defendiendo a un abusador sexual. 

  • A pesar de la renuncia de Javier Macaya de la presidencia de la UDI, ¿cuál es su diagnóstico respecto de la revocación de prisión preventiva de su padre, condenado a seis años de cárcel por dos delitos de abuso sexual a menores? 

Yo creo que hay muchos factores. Efectivamente existe una justicia para pobres y una para ricos, las cárceles están llenas de personas pobres. También creo que hay un tema con las medidas cautelares: son medidas excepcionales y en Chile hay un abuso de ellas por déficit de los procesos judiciales o del sistema. No es banal que Cathy Barriga después de todos los millones siga en su casa tomándose selfies y que Jadue esté preso por el tema de las farmacias populares. 

El abuso de la medida cautelar para algunas situaciones, sobre todo desde el área civil, me parece que está mal. Sin embargo, cuando una persona con causas penales ha abusado de niñas no está presa porque no se considera un riesgo para la sociedad, es porque nuestra justicia está súper viciada o corren muchos recursos. Ahí es probable que exista tráfico de influencias, porque yo no entiendo que una persona que abusa no esté presa. 

  • Cuando usted era coordinadora de la comisión de Derechos Fundamentales de la CC, señaló que había una “derecha dialogante” en el país. ¿Mantiene esa postura? 

Eso fue al principio de la Convención. Todos llegamos con una “buena onda”, porque hay personas de cualquier sector político que quieren que las cosas se hagan bien, que creen que el mercado se puede regular solo y que lo puede hacer bien; que también están en contra de los monopolios y que el empresario le paga mejor a los trabajadores. Hay gente que en verdad confía en esas cosas de buena fe. 

Además, hoy lo hemos visto, hay una derecha recalcitrante, como los republicanos, que es gente que vive en el pasado, que no tiene conexión con la realidad. 

Pero en verdad poco hablo con personas de derecha, porque no me relaciono con ellos. No puedo, no entiendo ni comparto sus intereses: para mí los derechos de las mujeres son fundamentales, ellos son personas que se oponen, también con la comunidad LGBTQ+, entonces no puedo dialogar con ellos. Creo que las personas de derecha tienden a preocuparse del capital, de lo económico, que van a poner siempre por sobre las personas. Además, en Chile hay mucho elitismo político, son los mismos grupos que se reparten el poder cada cierto tiempo.

Pentacampeona nacional

  • El pasado sábado 20 de julio fue el día mundial del ajedrez. ¿Cómo es la situación de este deporte hoy en día en el país? 

El día mundial del ajedrez se celebra porque se fundó la Federación Mundial de Ajedrez (FIDE) hace 100 años, que es una de las federaciones deportivas más grandes del mundo, después del fútbol y el básquetbol. En la pandemia cualquier juego de mesa u online explotó, incluyendo al ajedrez. Se jugaban millones de partidas al día, fue tremendo. También, la serie Gambito de Dama no solo ayudó con la explosión del ajedrez, sino también con la visibilización de la mujer.

Acá en Chile tenemos la Asociación de Mujeres Ajedrecistas (Ajefem), donde también vimos ese avance. Nosotras nos fundamos en 2018, y en 2022 crecieron cerca de 400% las mujeres que jugaban en Chile. Ahora, una cosa es que haya más masividad y gente jugando online, y otra cosa es que la gente compita. En tal caso siempre el alto rendimiento será menor. En Chile somos los mismos desde hace muchos años, incluso en los equipos olímpicos. 

  • Usted lleva quince años en el podio nacional y ha sido campeona de su disciplina cinco veces. Aun así, necesita recaudar fondos para asistir a las olimpiadas de ajedrez de este año en Budapest. ¿Qué ocurre en Chile con el apoyo a la representación nacional en el deporte?

El deporte tiene muy buen marketing, porque todos sabemos que hace bien, pero hay dos caminos distintos: el deporte como actividad recreacional y el alto rendimiento. Yo creo que se ha avanzado en esto porque el Ministerio del Deporte implementa muchos programas para que la gente haga actividad física y se cuide, pero otra cosa es lo que vivimos los deportistas de alto rendimiento.

Yo me siento estafadora cuando hago charlas para niños y niñas y los motivo a jugar ajedrez, porque les estoy diciendo “dedícate a ser muy bueno en esto, pero el día de mañana no tendrás apoyo”. Han pasado 14 años, y siguen existiendo las mismas pellejerías: no saber hasta último minuto si vas a tener pasajes, o no entrenar en todo el año.

En Chile el equipo olímpico no entrena. Cuando tú ves el equipo chino, llegan con todo: equipos de psicólogos, técnicos deportivos, grandes maestros que los apoyan, en cambio nosotros no tenemos nada, el entrenamiento no existe. Mi campaña de Esponsor (plataforma para recaudar fondos) la hice precisamente para el entrenamiento de la olimpiada de este año. 

El año pasado competí en seis campeonatos internacionales y gané dos, pero fue solo un proyecto que gané y el resto salió todo de mi bolsillo. Hacer deporte es un gasto en Chile.

  • ¿Cree usted que estas malas condiciones ocurren netamente en su disciplina, o existe un malestar general del deporte en Chile? 

Creo que existe una precarización en cualquier cosa que no sea fútbol masculino, porque incluso las compañeras del fútbol femenino pasan por muchas pillerías. Hace poco leí que muy pocas reciben remuneraciones por jugar. Yo soy probablemente la ajedrecista a la que mejor le va en Chile respecto de auspiciadores y financiamiento, he trabajado con muchas marcas, pero es probable que ningún otro ajedrecista en Chile haya podido hacerlo, y quizás en otros deportes tampoco. Somos un deporte menos visible o comercial que el fútbol masculino.