En el mes del patrimonio, especialistas chilenos en restauración arquitectónica explican la importancia de su trabajo, los lineamientos básicos de sus proyectos y la necesidad de priorizar la restauración a lo patrimonial como un testimonio viviente de nuestra historia e identidad, con la esperanza de que los fondos del Estado sean suficientemente destinados a la labor.
De parte del Ministerio de Culturas y el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural se confirmaron 800 actividades culturales a lo largo del país. En esa instancia, las instituciones culturales y patrimoniales se organizan durante el último fin de semana de mayo para realizar actividades con el propósito de que los chilenos participen.
El domingo 25 y 26 de mayo se realizará la vigésimo quinta versión del día de los patrimonios: celebración nacional que tiene como objetivo concientizar y acercar a los chilenos al patrimonio arquitectónico, artístico e histórico a nivel nacional. Para ello, especialistas en conservación y restauración patrimonial trabajan para preservar obras de arte, edificios y monumentos históricos.
Pero, detrás de estas dos fechas hay años de trabajo realizado por profesionales que revisan el estado de los edificios antiguos y las formas en que pueden ser restaurados. Algunos de los proyectos de restauración que se realizan a nivel nacional son la renovación del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) y de la Iglesia de San Francisco de Valparaíso.
Esto, a pesar de que la labor de los trabajadores de la restauración no está del todo visibilizada por los chilenos. “El día del patrimonio ha jugado un rol súper importante en mostrar que las obras se pueden preservan en el tiempo, pero siento que tiene que ser mucho más visibilizado tanto por la ciudadanía como por el Estado”, explica a Doble Espacio Sandra Aliaga, restauradora y coordinadora de restauración del Museo Nacional de Bellas Artes.
Proceso de restauración del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA). Gentileza: MNBA
Trabajo de campo
Para León Burgos, restaurador patrimonial y miembro del equipo de restauración del Museo de Bellas Artes (MNBA), el oficio del restaurador es un trabajo silencioso y poco conocido. “Como que somos muy anónimos. Yo creo que no hay mucho conocimiento de que existe esta profesión, y también son pocas las oportunidades de estudiar. No son muchos los lugares donde se imparte”, explica Burgos para Doble Espacio.
No todos estamos al tanto de que a la hora de evaluar un proyecto de restauración, se usa una metodología con un diagnóstico previo para luego realizar un cálculo de los costos del proyecto antes de ejecutar. “Nosotros hacemos las cosas bajo fundamentos y argumentos. Todo está pensado, todo tiene un porqué. Lo que visualmente uno muestra tiene una intención”, dice María José Maturana, restauradora arquitectónica del taller de construcción patrimonial Xiloscopio.
Sandra Aliaga cuenta que percibe a los restauradores como especialistas que se forman de manera constante, y que además son capaces de entregar sus conocimientos a otros trabajadores. También, es un rubro que interesa a personas que no están involucradas en la restauración. “Los obreros se involucran, les explicas todo y luego no quieren volver a trabajar en una obra nueva, porque todo es más delicado, es una obra como silenciosa, con más respeto”, dice Aliaga.
Los equipos de restauradores se componen de arquitectos, ingenieros, constructores civiles y obreros que colaboran con la realización de cada proyecto. Aliaga explica que, en la coordinación: “No se le da prioridad a alguien en particular, ya que todos tiene una importancia, un rol”.
La restauración de edificios arquitectónicos y renovación de los espacios públicos abandonados, en casos como el Palacio Pereira o la ex Cervecería Ebner de Independencia, permiten una reactivación urbana de sitios en las ciudades, además que fomenta la creación de fuentes laborales y actividades recreativas. Un ejemplo de esto es el proyecto de la ex cárcel de La Serena, que será la unidad administrativa del Centro de Diagnóstico Terapéutico de la ciudad.
Otro caso es el de la Iglesia de San Francisco de Cerro Barón, en Valparaíso, proyecto financiado por el Ministerio de Obras Públicas (MOP) y que tendrá un uso como templo, residencia universitaria y centro cultural. En marzo de 2024 llegó al 100% de su restauración.
La realidad
La institución que en mayor medida permite la realización de proyectos de restauración patrimonial es el Servicio Nacional de Patrimonio Cultural (Serpat). Para el 2024, el servicio destinó $1.608 millones de pesos para iniciativas de restauración y organizaciones patrimoniales a lo largo de Chile. Pero, también existen constructoras que han orientado su trabajo a la restauración de edificios, como: Kalam (proveniente de España), Flesan, Arkitika y Xiloscopio.
También, a inicios del bicentenario se creó el programa “Puesta en valor del Patrimonio”, financiado por el Ministerio de Obras Públicas (MOP), Servicio Nacional del Patrimonio Cultural” (Serpat) y la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (Subdere) con el fin de aumentar las obras de restauración en el país a través de un préstamo de dinero para la realización de proyectos.
A pesar de que el Ministerio de Culturas y el Servicio Nacional de Patrimonio Cultural dirigen y financian proyectos de restauración a nivel nacional, los fondos entregados no son suficientes. Además, la restauradora María José Maturana comenta a Doble Espacio que uno de los problemas más frecuentes en la implementación de restauraciones es la organización del dinero: “Casi siempre las lucas van a ser un tema, porque es como tú llevas a cabo un proyecto. Pero lógicamente considero que, en los proyectos, te dan tu dinero y debes priorizar el cómo hacer su inversión”, explica Maturana.
Proceso de restauración de la Iglesia San Francisco de Valparaíso. Gentileza: Xiloscopio
“Conocer lo restaurado”
Días antes de revelar los espacios renovados, los restauradores se encargan de llenar los espacios de estructuras complejas formadas por andamios y estructuras metálicas. En donde el tiempo y los cambios históricos de los lugares han dejado su huella, son los artífices de sacar a la luz lo que en su momento fue la composición de los lugares dañados. O, en otros casos, de conservar mediante estudios y análisis los elementos que componen sus espacios para la posteridad.
Desde un plano cenital, en el centro de las construcciones se puede ver a personas con batas y cascos transitar dentro del edificio. De acuerdo a la construcción, son diversos los materiales con los que se trabaja para reconstruir las estructuras arquitectónicas originales: barro, adobe, madera, piedra, hormigón.
Para los restauradores chilenos, el día del patrimonio funciona como una forma de difundir y exponer su trabajo. Respecto a la difusión y el conocimiento sobre el trabajo de los restauradores, para el restaurador León Burgos: “Ahora hay nueva forma también de visibilizar a través de las redes sociales, hay algunos museos que están publicando vídeos, por ejemplo, del proceso de restauración de una obra, y yo veo que a la gente le gusta mucho”.
Más allá de un fin de semana, los restauradores chilenos consideran que es necesario mantener la conservación del patrimonio como una prioridad en el país. Además de cuidar la historia, es una forma de avanzar hacia una sociedad consciente y preocupada por generar un espacio urbano que resulte agradable para ser habitado.