Los 50 años del Golpe de Estado revelaron distintos aspectos de cómo se vivió la dictadura civil militar en la región de Aysén. Un lugar predilecto para el ex dictador Augusto Pinochet, y donde la organización social y política permitió contar con medios de comunicación alternativos y formas de apoyo para víctimas de derechos humanos.
La Ruta 7, famosamente conocida como la Carretera Austral, fue un proyecto creado en la década de los 60. Pero, no fue hasta 1976 que se inició la obra, con el fin de marcar la soberanía chilena hacia ese territorio muy cotizado por Argentina y poder conectar toda la región, pudiendo integrar localidades aisladas como la comuna de Puerto Cisnes.
La obra gruesa se realizó en los años marcados por la dictadura, y fue una construcción que utilizó un presupuesto valorado en 300 mil millones de dólares y trabajando en esta, alrededor de diez mil militares. Por estas razones el año 2000, vecinos de la localidad de la Junta sin autorización del Consejo de Monumentos Nacionales, construyeron un monumento de agradecimiento al General Augusto Pinochet. La estatua hasta la fecha se mantiene instalada en el bandejón central de la carretera, en el poblado de la Junta. En el monumento, hay una placa que menciona: “Al visionario patriota, los habitantes de la Patagonia de Aysén agradecen al soldado que nos sacó del abandono, aislamiento y silencio ciudadano. Gracias por este camino de progreso y unión”
El monumento erguido en agradecimiento al General Pinochet, hoy a 50 años del Golpe de estado divide a los pobladores del sector. Están quienes creen que el dictador aportó considerablemente en la región y apoyan su régimen, y quienes creen que la Carretera Austral, si bien es un gran avance para la región, no puede avalar las violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos que cometió, ni dársele el crédito de este proyecto a Pinochet. Sobre la figura de Augusto Pinochet en la región de Aysén, la dirigente María Inés Coñuecar, militante del Partido Socialista (PS), menciona: “Este fue un lugar predilecto de la dictadura, del dictador”.
A 50 años del Golpe de Estado
La conmemoración de los 50 años del 11 de septiembre, mostró a un país entero que sufrió luto nacional, ocasión que no dejó exenta a la región de Aysén. Se realizaron diversas ceremonias y actividades con el objetivo de mantener viva la memoria de lo que, para muchos fue un periodo oscuro en la historia del país. En el Centro Cultural de Coyhaique, se realizó una ceremonia de inauguración de la exposición “50 años, 50 recuerdos, 50 motivos para no olvidar”.
Ceremonia en la que participaron distintas autoridades como: la Gobernadora Regional Andrea Macias, el delegado Presidencial Rodrigo Araya, el presidente del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) Joaquín Bizama y el SEREMI de Justicia Samuel Navarro, además de contar con la representación de Carabineros y Gendarmería. En la oportunidad, las diversas autoridades hablaron sobre la importancia de la memoria y la justicia. Posterior a las palabras de las autoridades presentes, se realizó un homenaje a hombres y mujeres en la región que alzaron la voz y lucharon constantemente por el retorno a la democracia. Los reconocidos en esa instancia fueron: Ninón Neira Vera, María Erita Vera Vera, Flor Quiroz Vidal, María Inés Coñuecar, Ariel Elgueta y en representación de Edith Avendaño, su nieta Katiuska Vogt.
María Erita Vera, presidenta de la Fundación de Derechos Humanos de Aysén, respecto al reconocimiento recibido, mencionó en la ocasión: “no hemos hecho más que lo ético y moral para encontrar a nuestros familiares”.
Los días posteriores al Golpe y la información
Ninón Neira, quien fue una de las fundadoras y por muchos años presidenta, de la Comisión de Derechos Humanos, Capítulo Coyhaique, además de una de las fundadoras del Partido por la Democracia dentro de la región, narra cómo el mismo día del golpe civil-militar, a su marido, quien era jefe subrogante de CORFO, junto con todos los jefes de servicios nacionales, los mandaron a llamar del regimiento. No los detuvieron, pero sí les advirtieron de la situación actual: “del trabajo a sus casas”.
Desde el primer día, la información fue muy escasa y la zona quedó mucho más aislada de lo normal, los vecinos se enteraron de todo lo que estaba pasando gracias a Radio Magallanes, hasta que esta fue tomada por las Fuerzas Armadas. Posterior a eso, en Aysén la radio siguió siendo vía más rápida para informarse. Escucha Chile, de la Radio Moscú, era lo más escuchado por quienes deseaban enterarse del acontecer nacional. Pero, también a nivel local existieron medios de comunicación que ayudaban en la labor de informar a la población aysenina sobre lo que sucede tanto a nivel nacional, como dentro de la zona, fue el caso de Radio Ventisqueros y la revista artesanal llamada La Tarea.
Una Revista clandestina
La Tarea, fue una revista clandestina que se creó en 1984, jóvenes estudiantes de pedagogía de Temuco y Valdivia, retornaron a la región con idea de crear un diario. En 1985 se concretó la idea. El Profesor de matemáticas y militante del PS, Julio López cuenta, desde su perspectiva, como fue todo el proceso de crear y llevar a la práctica el diario.
“En invierno del 85, yo ingresé a la clandestinidad, a las juventudes del Partidos Socialista, pero ya tenía bastante doctrina marxista. El ideal del Partido Socialista, cuando me relaciono con los socialistas de acá, era sacar a Pinochet por la fuerza, vía la protesta. Había mucho todavía en el partido, de la posibilidad de la vía armada, hoy es una locura lo que pensaban ellos. Ya el año 85 se concreta La Tarea. Ese es el nombre que tenían en Valdivia, porque eran estudiantes de pedagogía y les llegaban tareas”, detalla López.
Consultado sobre de cómo funcionaba la revista, el docente explica que había tres, “la etapa de los editores, los impresores que imprimían en un mimeógrafo artesanal, en uno bastidor de madera con vaselina, a los rodillos de pintura se les sacaba la lana y con eso se imprimían, la tinta se sacaba de algunos colegios que usaban los mimeógrafos, de repente desaparecieron los tubos y como eran tantos no se daban cuenta y por último estaban los distribuidores o los canillitas. Yo era canillita”.
Julio López señala que la pretensión de la revista era entregar información “tanto de nivel nacional, de lo que ocurría y no aparecía en la televisión, sí en las radios Cooperativa y Chilena, que eran las que la
llevaban en cuanto a información veraz, y también mucha información de lo que ocurría a nivel local”.
“Pero, más bien era en término de los aprovechamientos que hacían tanto militares, como civiles de la posición de privilegio en la que ellos se encontraban, sobre todo eran aprovechamientos de orden económico. Y mostrar mucho de la represión, hacia los que llamaban a manifestaciones desde el año 83, como se les persiguió, se les encarcelaba y se les reprimió a golpes”, añade.
Los canillitas, se repartían distintas zonas de la ciudad para repartir La Tarea, se dejaban en plazas, en las entradas de las casas, los puestos de los estudiantes en algunos colegios e incluso llegaban a entregar en lugares como la Intendencia, lugares que siempre se encontraban custodiados por Carabineros.
Al momento de resumir y describir toda esta experiencia López, reflexiona y comparte lo que sostenía, “mi fiel compañero en toda esa etapa, que inicia en el 83 con la búsqueda de abrazar un ideal político, mi compañero fue el miedo. Y el miedo es cegador, es como colocar un freno de manos, yo quería avanzar, pero el miedo me retraía. Lo que sentía era una obligación en pos de un ideario de justicia, me sentía motivado por eso”.
Víctimas del exterminio y organizaciones de apoyo
En la ceremonia de los 50 años del Centro Cultural Bizama, el jefe regional del INDH sostuvo que: “La política de exterminio también alcanzó estas tierras”. Esto debido a que, la historia oficial menciona lo pasado en la capital nacional, o en ciudades grandes como Valparaíso y omite lo que pasó en localidades aisladas como la XI región.
Según el informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura (Informe Valech), realizado el 2004, en la región se existieron 22 recintos de detención. Se utilizaron como centro de torturas y represión, las comisarías de distintas localidades, las cárceles de Aysén y Coyhaique, el regimiento A14 y Campo Militar de adiestramiento Las Bandurrias. El mismo informe da a conocer las cifras de víctimas de la dictadura, número que asciende a 349 personas, y se reconoce un total de nueve víctimas de asesinato y cuatro de desaparición forzada.
A pesar de estas cifras, una de las cosas que más le extraña a la expresidenta de la Asociación de Derechos Humanos, Ninón Neira, es que mientras en el resto del país la Cruz Roja visitó y prestó ayuda a los detenidos en los distintos centros de detención en el país, no apoyó a Aysén, región que se vio privada de toda ayuda por su parte.
Por su parte, la Fundación para el Desarrollo de Aysén (FUNDA) fue una institución de iglesia que perteneció al Vicariato Apostólico de Aysén, la comunidad cristiana. El objetivo de la fundación era poder organizar a la mujer y el mundo campesino, y ser un apoyo social para los sectores más vulnerables de la región haciendo capacitaciones, cursos, impulsando la organización de grupos sociales, formando líderes juveniles y prestando asilo a quienes lo necesitaban.
María Inés Coñuecar trabajó por varios años en la fundación, para ella fue un trabajo que extraña, por las diversas experiencias que vivió. Recuerda que fuea el obispo que se encontraba en ejercicio en 1987 quien terminó con el proyecto. La militante socialista, fue una de las primeras despedidas: “me dijo que era una comunista, que había aprovechado todas las instancias para armar el comunismo en la región. Me mando al infierno. Lo que hizo ese obispo fue insultarme”.
Lo cierto es que como por FUNDA tenía que viajar por la zona, aprovechaba la instancia para contactar en las distintas localidades a sus compañeros de partido, con la intención de reconstruir las Juventudes Socialistas.
María Inés, reconoce que dentro de su rol en la fundación fomentó el pensamiento en los jóvenes de que: “Siempre el mensaje del evangelio fue unido con lo que estaba pasando, la realidad concreta, con lo que estaba pasando en nuestra sociedad, en nuestro país y en nuestra región. Es importante que hagamos un momento de reflexión de lo que nos viene, lo que está pasando. Si no creen en la política, pero son personas de fe, oración, acompañemos en esta parte”. La trabajadora siempre vinculó el acontecer político con la religión.
Comisión de Derechos Humanos, Capítulo Coyhaique
El año 85 se formó la Comisión Chilena de Derechos Humanos, Capítulo Coyhaique. La Comisión se reunía en una sala del Liceo San Felipe, prestada por el director Padre José Fogliato. Fue dirigida por Franscisco Cisternas Fuentealba y después asume en el cargo por varios años consecutivos, Ninón Neira, una de las fundadoras. Esta Comisión, dependía de la Comisión Chile de Santiago. La Comisión nacional les enviaba diverso material documental y entre la directiva se juntaban en distintas casas para compartir mostrar la información.
La Comisión se encargaba de hacer las denuncias correspondientes, acompañar a las familias y a las víctimas de violencia, además de seguir todo el proceso judicial para que los culpables de violaciones a los Derechos Humanos cumplan la condena correspondiente. Ninón Neira, en su calidad de presidenta de la comisión comenta que tuvo que estar presente en la reconstrucción de escena, en varias ocasiones.
Hasta la fecha siguen los procesos judiciales que buscan justicia para las víctimas de la dictadura. Una tarea que se ha vuelta compleja, como lo explica Ninón Neira, debido a que se han entorpecido los procesos “por distintos testimonios falsos que distintas personas han declarado”. Existen personas que mienten sobre haber sido presos políticos, familias que no denuncian la desaparición de un familiar por miedo a lo que eso puede conllevar o incluso personas que no tienen seres queridos que los busquen, explica la Ninón, en un año especialmente sensible para una región que también sufrió la persecución y la muerte. (para darle un cierre)