El boosting es una práctica que se ha empleado dentro de las disciplinas adaptadas con el fin de mejorar el rendimiento deportivo. Esto, a través de autolesiones, como choques eléctricos y torsión testicular. Es considerado dopaje ya que aumenta el desempeño de los atletas, sin embargo, pone en riesgo su salud.


“Si tuviera a un deportista que está por pelear la medalla de oro, yo mismo le tuerzo los testículos”, le confesó un renombrado entrenador brasileño al kinesiólogo chileno Alan Martínez. Esa fue la primera vez que el especialista escuchó sobre el boosting. Ambos eran representantes de sus delegaciones en un encuentro paralímpico internacional.

El término boosting se ha empleado dentro de estos deportes para referirse a la provocación de una disreflexia autonómica con el fin de mejorar el rendimiento deportivo. Es decir, el cuerpo, como respuesta a las heridas, dispara los niveles de adrenalina, lo que mantiene a los y las deportistas más activos, mejorando el rendimiento en grandes competencias.

Este tipo de autolesión no está en su totalidad regulada por el Comité Paralímpico Internacional (CPI).

Algunos de los métodos más comunes del boosting son los cortes en las piernas, las descargas eléctricas o la retención de la orina. Su implementación sólo es posible en deportistas que presentan una lesión medular desde la quinta vértebra torácica (T5) hacia arriba, pues no cuentan con sensibilidad en la parte inferior de su cuerpo.

Según un estudio realizado con deportistas masculinos en los Juegos Paralímpicos de Pekín 2008, el 16,7% admitió haberse inducido intencionalmente una disreflexia autonómica para mejorar sus resultados. De ellos, un 55,5% corresponde a la disciplina de rugby en silla de ruedas, que fue creada por y para estos atletas.

“Al trabajar con lesionados medulares, uno entiende que la disreflexia pasa a ser un enemigo. Se puede salir de las manos en cualquier momento, teniendo consecuencias fatales”, asegura el entrenador de la selección nacional de rugby en silla de ruedas, Sebastián Caballero.

Arma de Doble Filo

La disreflexia autonómica se produce cuando hay una respuesta anormal del sistema nervioso autónomo en personas con lesión de médula espinal. Esta estructura se divide en dos: el simpático, que prepara al cuerpo para situaciones de estrés o peligro, aumentando la presión arterial, y el parasimpático, que equilibra, conserva la energía y promueve la relajación.

El buen manejo del boosting podría tener efectos favorables para un deportista. Por ejemplo, el aumento del gasto cardíaco, permitiendo a los deportistas entrenar con mayor exigencia. Sin embargo, esta práctica no es algo que los atletas busquen con frecuencia. Al realizar acciones como la retención de la orina o autolesiones, los atletas se exponen a infecciones, problemas renales, paros cardiacos, convulsiones, e incluso accidentes cerebrovasculares.

Durante un viaje a Argentina, el sport manager de rugby en silla de ruedas para Santiago 2023, Pablo Benavides, presenció cómo un jugador en medio de un torneo sufrió un episodio de disreflexia involuntario, que terminó siendo casi mortal para el deportista.

El equipo médico se dio cuenta debido a un repentino aumento de presión arterial y sudoración excesiva. Lo retiraron del campo de inmediato, y más tarde, el rugbista le confesó a Benavides que intentó extraerse la orina sin éxito. El mal manejo de la sonda le provocó una ruptura de la uretra, lo que llevó a que tuviera una vejiga llena y que generara una disreflexia.

“No es agradable para el deportista, porque es algo que se te puede ir de las manos muy fácil”, comenta Benavides, también kinesiólogo.

El boosting es considerado dopaje ya que puede otorgar una ventaja en el rendimiento deportivo, al mejorar la oxigenación muscular y resistencia del deportista. Es una decisión deliberada con un objetivo específico.

El Comité Paralímpico Internacional (CPI) es la organización que supervisa y coordina los deportes adaptados a nivel global, garantizando la equidad y uniformidad en la competencia de acuerdo con los valores y estándares del movimiento inclusivo.

Desde el año 2004, este organismo ha monitoreado la presión arterial de los atletas antes de las competencias internacionales. “En todos los deportes adaptados, es deber del Comité Paralímpico Internacional proteger la salud del atleta y la integridad del deporte”, declara Peter Van de Vliet, científico de la entidad en un comunicado oficial.

Jugando al Límite

En los Parapanamericanos específicos de rugby en silla de ruedas, realizados en Paraguay 2017, el kinesiólogo y entrenador Sebastián Caballero vio por primera vez a dos deportistas, ambos estadounidenses, realizar boosting antes de los partidos.

“Uno se daba golpes de corriente en los dedos, se los mojaba con agua y los metía al enchufe. El otro ponía objetos punzantes en su silla de ruedas para generar incomodidad”, relata el técnico. Ambos atletas fueron investigados dentro de la competencia, pues marcaban una presión arterial más alta en relación con lo normal. Sin embargo, ninguno fue sancionado.

La entidad encargada de redactar el reglamento para dichas instancias deportivas es el CPI. En lo que respecta al boosting, su código no cuenta con detalles sobre su implementación o sanción.  Lo único que menciona, es que está prohibido evitar los sondeos urinarios o marcar una presión arterial sobre lo permitido.

Para comprobar lo mencionado anteriormente, se eligen de manera aleatoria algunos deportistas por delegación. En rara ocasión se supervisa a todos los jugadores.

“Dentro de las competencias de alto nivel, se comenta mucho que hay deportistas que lo realizan. Cualquier tipo de dopaje, ya sea químico o boosting, es hacer trampa”, expresa Robinson Méndez (38), chileno que inició su carrera deportiva con el tenis en silla de ruedas, llegando a ser el número once del mundo para el año 2004. Luego, decidió reinventarse y competir en el paracanotaje, consiguiendo el oro en el mundial del 2019.

“Nosotros entrenamos todos los días y nos esforzamos muchísimo. Ver que se está sacando ventaja de tal forma a diferencia de los que siguen el reglamento es desalentador. Esta práctica debe regularizarse”, lamenta Méndez.

Frente a la llegada de los Juegos Parapanamericanos de Santiago 2023, el presidente de la Comisión Nacional de Control Antidopaje, Pablo Squella, explica que el control del boosting está fuera de su responsabilidad. “Nosotros no tenemos la experiencia ni expertos en cuanto a esta práctica”, declara.

Detrás del Engaño

La motivación inicial de los deportistas para realizar boostng, es querer mejorar su rendimiento en las competencias. Sin embargo, el trasfondo de esta práctica implica una serie de factores que en muchas ocasiones son externos a la cancha.

El director de la ONG Movimiento Inclusión, Alan Martínez, explica los beneficios económicos que recibe un deportista al conseguir un puesto en el podio. “Una persona que gana una medalla obtiene becas. El valor varía dependiendo de la posición y el torneo. Es decir, se aseguran otro ciclo olímpico”, comenta.

Los incentivos monetarios por ganar una presea en Chile pueden ser individuales o colectivos, y varían según el torneo.

El Decreto Supremo N°6 establece que las recompensas por logros en los Juegos Paralímpicos pueden llegar a 800 UTM (50 millones de pesos) en competencias individuales y 1600 UTM (101 millones de pesos) en las colectivas. Por otro lado, en los Juegos Parapanamericanos los premios llegan a 150 UTM (9 millones) en individual y 300 UTM (19 millones) en colectivos.

En Tokio 2020, dos deportistas paralímpicos obtuvieron la medalla de oro y recibieron $40.782.400 millones de pesos cada uno.

El kinesiólogo Pablo Benavides, menciona que otro elemento importante es que se deben estandarizar los criterios de clasificación dentro de las competencias, para que los jugadores que se encuentran bajo una desventaja fisiológica no opten por esta práctica.

Por ejemplo, la disciplina de rugby en silla de ruedas fue creada sólo para lesionados medulares. Hoy, también pueden participar personas amputadas o quemadas.

“El que estén compitiendo deportistas con distintas discapacidades puede que disminuya un poco la prevalencia de esta práctica o bien que los lesionados medulares, por igualar a las otras patologías, la vayan a buscar con más frecuencia”, sostiene Sebastián Caballero.

El medallista mundial, Robinson Méndez, agrega que “las categorías se crearon para tener igualdad de condiciones, pero no todas las lesiones son iguales. Se podrían ajustar más para no diferenciarnos por tanta discapacidad”.

Por otro lado, la kinesióloga Pamela Aracena destaca la importancia de que los atletas cuenten con apoyo psicológico frente a un periodo de competencias. “Cuando un deportista opta por el boosting, es porque no se siente capaz de lograr todos sus objetivos para los que se ha preparado”, explica la integrante de la organización sin fines de lucro Movimiento Deportivo Inclusión.

El deportista de escalada canadiense Brad Zdanivsky tras sufrir un accidente automovilístico, no dejó que la discapacidad lo alejara de su pasión. Tiempo después recurrió al boosting como atajo para mejorar rendimiento, admitiendo haber utilizado estímulos eléctricos en las piernas, pies y testículos.

“Es muy desagradable, pero los resultados son difíciles de ignorar. El dicho es que los ganadores siempre piden la pelota. Así que no importa si es desagradable, logra resultados”, comentó Zdanivsky a la BBC.

Un camino por recorrer

El deporte adaptado en Chile no data de muchos años atrás. La primera participación en los Juegos Paralímpicos fue en Barcelona 1992, donde la delegación chilena contó con sólo un deportista. Para el último encuentro realizado en Tokio 2020, se llevó a 19 atletas. Sin embargo, aún se está lejos de lograr una cultura deportiva.

Sebastián Hurtado (41), seleccionado nacional de balonmano en silla de ruedas, comenta las deficiencias que existen dentro de las disciplinas que no están federadas “En los deportes colectivos falta profesionalización. Por ejemplo, acaba de terminar el campeonato nacional y no sabemos qué nos espera la próxima temporada”.

El entrenador y árbitro internacional de balonmano en silla de ruedas, Francisco Cortés, complementa: “En Chile el deporte adaptado es en su mayoría voluntario. No tiene mucha historia salvo un par de campeones mundiales”.

A puertas de los Parapanamericanos de Santiago 2023, tras los Paramericamos qu se disputan en este momento, y  que serán el segundo evento deportivo más grande organizado por Chile desde el mundial de fútbol de 1962, los deportistas y el equipo técnico de las distintas disciplinas están expectantes sobre los avances y beneficios que esto puede significar.

“Es una ventana para incentivar a más jugadores. No puede ser que, dentro de las personas en situación de discapacidad, seamos sólo 30 los que practicamos rugby en silla de ruedas”, comenta el jugador de dicha selección, Christian Madariaga (38).

El entrenador de deportes adaptados y terapeuta ocupacional, Óscar Hernández, afirma que la creación de un centro de alto rendimiento para deportistas en situación de discapacidad sin duda es un gran avance en infraestructura. Sin embargo, es crítico frente a otros aspectos que se deben mejorar.

“Más que potenciar el alto rendimiento, se debería fomentar que la gente haga más actividad física. Una persona con discapacidad que vive en regiones es muy difícil que tenga implementos”, dice Hernández.

Pablo Squella, respecto a la supervisión de esta práctica en Santiago 2023 declara “La Comisión Médica del Comité Paralímpico debería disponer de personal calificado para controlar esto en el próximo encuentro”.

Deportistas y entrenadores esperan que el boosting sea regulado y penalizado en las próximas instancias deportivas internacionales. “La sanción debe ir no solo al deportista, sino que al equipo completo. Un atleta que realiza esto te puede significar la medalla”, asegura Pablo Benavides.

Bajo su mirada como técnico, Sebastián Caballero advierte: “Si veo a algún deportista que lo está realizando, por mi parte será sancionado. Yo siempre velo por la salud de mis deportistas”.