Tierra Marchita es un libro de microficción escrito por Benjamín Bravo Yusta. Es un conjunto de relatos separados por cuatro capítulos, que desarrolla ideas de memoria, homenajes y personajes de nuestro país. Un país que muestra heridas casi irreparables.


El libro Tierra Marchita tiene cuatro capítulos, donde se entrega y relata una panorámica de Chile, con la memoria siempre en la mano, personajes nuevos de la idiosincrasia  y las injusticias que mueve el ideal chileno.

Tierra Marchita es la primera publicación del joven escritor Benjamín Bravo Yusta. El libro comienza con el capítulo El jardín, donde relata historias que entregan una visión de nuevas estructuras sociales que se van generando en un país lleno de fatalismo. El segundo capítulo titulado Madriguera, narra desde la memoria y la injusticia, los traumas y las consecuencias que marcan la historia de esta largo y angosto territorio. El tercer capítulo, Semillas, gira en la infancia, cómo se van moldeando las hendiduras de la historia de Chile y la niñez que se ve afectada por un pasado condenatorio. El último capítulo Flores Negras trata desde la memoria y muerte.

Al profundizar en cada capítulo vemos que en El Jardín las narraciones se toman de la desesperación, la injusticia, el clasismo y las nuevas relaciones en el sistema chileno moderno. En ciertos pasajes existe la esperanza, que el autor entrega con versos poéticos y finales de narraciones que dan un giro completo a los establecido.

En Madriguera hay personajes como Lucía Hiriart que ayudan a narrar las injusticias más actuales, la alta sociedad y la burguesía imponiendo sus ideales, con síntomas de inhumanidad por el otro. Asimismo, personas que luchan por la desigualdad. También está la construcción de noticias y cómo ideas conservadoras son creadoras de populismo, con la advertencia de un incierto futuro.

Por su parte Semillas es el capítulo que da un impacto profundo, muestra la niñez como el trauma y la herida más grave en la sociedad chilena. Crecimiento Truncado es el relato que muestra el tono general de este tramo del libro: “Quince años de vida. Catorce de mudanza. Trece peleas. Doce amigas. Once liceos. Diez plantas. Nueve cicatrices. Ocho veces el mismo poema. Siete padrastros. Seis veces celebró navidad. Cinco delitos. Cuatro autorretratos. Tres abusos. Dos intentos de suicidio. Uno exitoso”.

La niñez y juventud es visto como el porvenir de riqueza en nuestro país. Relatos como estos muestran la problemática que es particularizada, estigmatizada y quitada en la juventud, como es el suicidio.

El último capítulo de Tierra Marchita es la búsqueda en una oscura historia, la memoria que se va y la impunidad que queda. Personas que pierden todo y les queda la pena, y personas que viven en una nostalgia de un poder que obtuvieron violentamente.

Si bien, es un constante de este libro, las consignas del Estallido Social y demandas que llevan desde hace años en nuestro país, este tipo de narrativas ayudan a cobijar desde otro sitio los síntomas y necesidades de Chile. También lleva el sello de la memoria y personas que vivieron la dictadura de Augusto Pinochet, parte de la historia de Chile que se quiere relativizar, pero este tipo de obras permiten conservar la memoria.

El dispositivo de microficción permite tener un compendio que entregue una panorámica de nuestra sociedad actual respecto al pasado, como también de un futuro incierto. Siempre la violencia como peligro visto a lo lejos, pero que está más cerca de lo que pensamos.

Benjamín Bravo nos da la oportunidad de tener en un libro lleno de historias de violencia y una tierra que poco a poco se marchita, un futuro que todos imaginan, pero pocos reconocen.

Los puntos de vista pueden ir en primera persona, como también alguien que nos va guiando por las injusticias, nuevas relaciones sociales en un mundo de constante cambio, y la gente que lucha incansablemente a pesar de la desazón de la historia.

En esta obra se retrata la importancia de siempre tener el diagnóstico de un país tan convulso como Chile, que en pocos años ha estado bajo intensas votaciones entregando resultados polarizantes y desesperanzadores. Con procesos democráticos tomados por la política más dura.

Tierra Marchita nos entrega la mirada de un país con heridas profundas, traumas irreparables, flores que se marchitan al paso de una sociedad cada vez más inhumana y transgresora. Una sociedad que no tiene el rumbo claro.