A un mes de que uniformados le dispararon directo a sus ojos en la conmemoración del medio siglo del golpe, Denisse Figueroa habló en exclusiva con Doble Espacio. La observadora de derechos humanos profundizó en la agresión que recibió y que hoy tiene al INDH gestionando una investigación judicial. Figueroa y sus compañeros afirman que, además de las responsabilidades penales, planifican una demanda civil en busca de la reparación respectiva; ya que, sin chances de extraer el perdigón alojado tras su ojo derecho ni contacto con las autoridades del gobierno, la mujer de Pedro Aguirre Cerda hoy lucha con las consecuencias laborales –lleva más de un mes imposibilitada de trabajar–, dolencias físicas e impacto psicológico sin acompañamiento terapéutico. 

Imagen de Denisse Figueroa, víctima de trauma ocular durante la última conmemoración del golpe de estado.
Foto gentileza Izquierdadiario

El viernes 6 de octubre, Denisse Figueroa se sentía bien y estable; en su cuerpo casi no habitan rastros del trauma ocular que sufrió a manos de Carabineros casi un mes atrás, el 11 de septiembre. Esa mañana de octubre fue a un control médico a la Unidad de Trauma Ocular (UTO) del Hospital Salvador. Luego al mercado mayorista Lo Valledor a comprar verduras para un almuerzo solidario a su nombre para financiar el tratamiento y, tras ello, las energías abandonaron cada rincón de su cuerpo: con un perdigón de acero alojado tras su ojo derecho, dolores crónicos y sin asistencia psicológica, explica, es difícil sostener la rutina tal como la conoció antes de la agresión. 

Tras una agitada mañana, ya en su casa se reunió con sus amigos y testigos del disparo, Paulina Cespe, Enrique Venegas y Marcelo Farías y se dispuso a conversar con Doble Espacio. 

“Dijimos trauma ocular y los pacos volaron”

Cerca de las 22.30 del 11 de septiembre de este año, Denisse Figueroa –ejecutiva de ventas e integrante, desde comienzos de este año, del observatorio de derechos humanos, Nido Dignidad– se encontraba en Paseo Grohnert con Av. Departamental, en los alrededores de la población La Victoria. Junto a sus cinco acompañantes, dentro de los cuales se encontraba una menor de edad, visualizaron la llegada de vehículos policiales. 

–¿Qué recuerdos tienes del 11 de septiembre de este año?

Nos juntamos y llegamos a la intersección de Paseo Grohnert, la Villa Sur de Pedro Aguirre Cerda, y nos encontramos con unos vecinos. Nos saludamos entre todos los compañeros. Justo ahí estaban colocando velitas, en una plaza. Todo muy tranquilo, piola, y como estaba el contexto tranquilo nos acercamos a Departamental y nos encontramos que venía una tanqueta de Carabineros; pintada blanca, de las antiguas, sin luces, contra el tránsito y muy despacio. 

Cuando Denisse y sus acompañantes vieron que los vehículos comenzaron a acelerar decidieron retirarse de la avenida principal hacia un costado de la vereda. Allí se escondieron detrás de un árbol mientras analizaban la situación: “van a disparar, lo típico, nos van a tirar gas” recuerda Cespe. Carabineros se encontraba a aproximadamente veinte metros del grupo de observadores de derechos humanos. Denisse se refugió en su amigo Enrique, debido a la estatura de este último. Tras un par de minutos levantó la cabeza para ver el panorama y sintió el impacto en su ojo. 

¿Desde dónde fue el disparo?

–Desde el mismo auto o zorrillo. Grité fuerte: ¡Mi ojo! Siento como brazas hirviendo en la cara porque me llegó el perdigón en el ojo y uno en la oreja. Entonces siento como las brazas y salimos de ahí, Yo estaba más enojada que la cresta porque era obvio que eran los pacos. Y cuando dijimos trauma ocular, los pacos volaron. 

Además de los impactos recibidos por Denisse, su acompañante sufrió un disparo en su pecho que rebotó debido al grosor de su chaqueta, lo que le dejó un moretón hasta el día de hoy. Al final de la jornada, los heridos registraron el impacto de tres perdigones en un área de pocos centímetros.

Tras recibir atención de una de las acompañantes, se dirigieron al Cesfam Amador Neghme, desde donde la derivaron al Hospital Barros Luco debido a la complejidad de la lesión. Tras un par de horas de espera lograron el traslado, no sin complicaciones. “No había ambulancias en el servicio de salud porque estaban guardadas. Tuvimos que conseguir transporte por nuestros medios” acusa Venegas. 

Al llegar al hospital, denuncian que recibieron múltiples “hostigamientos” de uniformados que visitaron el centro médico queriendo saber más información de Figueroa. Cespe les comunicó a los carabineros presentes que solo darían declaraciones e información a la Brigada de Derechos Humanos de la Policía de Investigaciones. “Por experiencia sabemos que las personas que son víctimas de violencia policial son perseguidos. Carabineros comienza a amedrentar para que no coloquen las denuncias en los organismos correspondientes” acota Cespe.

“No voy a tener más de un 15% de visión”

Con el pasar de las horas, Denisse ingresó a realizarse un scanner que aclaró todas las dudas que tenían hasta el momento. El procedimiento determinó que le “llegó un perdigón en la oreja derecha y otro que está dentro, detrás del globo ocular, en el nervio óptico”, detalla. 

–¿Lo pudieron extraer?

–No me lo van a poder extraer. Voy a tener que convivir con él siempre, a no ser que en un tiempo más el cuerpo lo expulse. El de la oreja me lo sacaron porque estaba encima. El perdigón de acero, de 5 milímetros y no está cubierto con goma. Según las especificaciones debería haber estado cubierto con goma.

–¿Cómo han sido las semanas posteriores al ataque?

–No he estado con mucho ánimo. Hoy me siento mejor, pero me siento físicamente débil, mareada con agotamiento. Por ejemplo hoy fui a control, después hicimos un par de compras pero llega un momento en el que me canso y quiero acostarme. Aparte, el proceso de estar 12 días hospitalizada; la luz, el polen, todo te cansa. Todo ese proceso es un poco lento.

–¿Cómo ha avanzado la lesión ocular?

–El ojo todavía lo tengo hinchado. Todavía tengo hematoma y hemorragia interna, que se va saliendo de a poco. Solamente puedo tomar paracetamol para el dolor. La vista en este momento está casi en un 10%, o sea no veo en el ojo afectado. 

–¿Te han dado un pronóstico de recuperación?

–El porcentaje de visión puede ir aumentando, pero el pronóstico que me dieron es de hasta un 15%, no va a ser más que eso y solamente vista periférica. Lo bueno es que a pesar del trauma ocular no tuve pérdida del globo ocular, no perdí el ojo. Se dañó la retina, tengo una silicona que me protege la retina, me la tengo que sacar en tres meses más. En diciembre tengo que volver a pabellón para que me saquen la silicona y se llene de agua porque es una parte del ojo que tiene líquido. Pero visión no voy a tener más de un 15%. 

–¿Has reconocido consecuencias psicológicas?

–Tengo exceso de sueño y más allá de los dolores de cabeza estoy con harto ánimo. Solo tengo 10% de visión y tengo que salir acompañada. No puedo salir sola porque me mareo y no veo bien. Además que los dolores de cabeza son heavy. No puedo hacer mi vida normal ni puedo trabajar. 

A la fecha, Figueroa no ha recibido contacto de autoridades de gobierno, ya que desde La Moneda se ha negado la participación de Carabineros en la agresión. El soporte institucional, por otro lado, ha venido del Hospital Barros Luco y de la UTO del Hospital Salvador. 

Sin embargo, denuncia que no ha tenido acceso a tratamiento psicológico tras la agresión y, además, que el Plan de Acompañamiento y Cuidado a Personas Víctimas de Trauma Ocular (PACTO), la institución encargada de velar por los mutilados oculares del estallido, no se ha contactado con ella. Tampoco, asegura, le han brindado una terapia para el dolor y consecuencias por tener alojado un perdigón tras su ojo derecho. 

Cabe recordar que en diciembre de 2019, en pleno aumento de traumas oculares a manos de agentes del Estado en el contexto del estallido social, un informe de la Universidad de Concepción reveló las consecuencias de los perdigones metálicos que no pudieron ser extraídos de los cuerpos de las víctimas. “Los proyectiles que contienen plomo no son inertes ni inocuos al interior del cuerpo humano, sino que ejercen efectos tóxicos de carácter permanente e irreversible producto de la exposición crónica al plomo” asegura el estudio de la académica Alethia Quirgas. Secuelas de las que puede ser objeto Denisse Figueroa.

Benjamín Bravo Yusta
Francisco Lucero Robles