La campeona parapanamericana de tenis de mesa de Lima 2019, habló con Doble Espacio sobre su carrera, sus metas de vida y los procesos culturales que atraviesa el deporte chileno en general, una conversación desde su experiencia de vida.

La jugadora de tenis de mesa paralímpico, Tamara Leonelli, es una de las deportistas chilenas llamadas a lograr una presea en los Juegos Parapanamericanos Santiago 2023, tras su exitosa participación en la edición pasada de Lima, en donde se hizo con la medalla de oro.

Leonelli, de 25 años y oriunda de Temuco, nació con una malformación congénita llamada espina bífida, la que provoca daños en la médula espinal y en los huesos de la columna vertebral. A los tres meses de vida ingresó a la Fundación Teletón para trabajar en su tratamiento y rehabilitación, primero en la sede de Concepción y posteriormente en la sede de Temuco.

Según cuenta Tamara, el tratamiento que realizan en Teletón tuvo un enfoque deportivo, por lo que su llegada al alto rendimiento se la debe a la que ella considera su “segunda casa y familia”. Luego de experimentar en seis deportes, le ofrecieron jugar un torneo nacional de tenis de mesa en donde descubrió su pasión.

¿Por qué terminas dedicándote al tenis de mesa?

Me puse en la mesa y me enamoré. Fue amor a primera vista. Me gustaban todos los deportes que hacía y entrenaba harto, pero faltaba ese pequeño click para sentir que esto es lo que realmente me gusta y en lo que me quiero quedar.

¿Cuándo ese amor se convirtió en profesional?

A los 16. Fue muy fortuito, porque vine a un campeonato nacional de tenis de mesa, en noviembre de 2013, que era el clasificatorio para los Juegos Parasudamericanos del 2014 y salí campeona. Ahí le pedí permiso a mi mamá para venir a vivir a Santiago.

Entiendo que no sólo te dedicas al tenis de mesa. Estás sacando la carrera de Técnico de Educación diferencial. ¿Qué te motivó para estudiar eso?

Sí. Ya egresé y ahora estoy esperando fecha para mi examen de título. Antes estuve dos años en psicología y a pesar de que no me disgustó la carrera, me costó mucho convalidarla con el deporte, porque la universidad no me prestó tanta ayuda, como sí lo hizo ahora en técnico en educación diferencial la Santo Tomás. Para mí es importante estudiar, más allá de lo que haga en el tenis de mesa.

Imagino que existe una motivación con tu experiencia de vida para enfocarte en la educación diferencial.

Sí, absolutamente. Toda mi vida he estado ligada a lo mismo, porque mi mamá es educadora diferencial. Aparte, una de las cosas que más me gusta es enseñar, me di cuenta con el tenis de mesa. Me gusta que los niños aprendan. Creo que ellos tienen la responsabilidad de cambiar el mundo, en cuanto a la mirada de la diversidad. No quisiera que los niños crezcan con la mentalidad que mi generación creció, sino que crezcan pensando que todos somos iguales, como lo que se promueve hoy.

Progreso cultural en el deporte

El deporte en Chile en general es un área con baja inversión económica, mediatización e incentivo a la participación. Esas condiciones se profundizan aún más, según los especialistas, cuando se trata de un área, tan nueva como desconocida, como lo es el deporte paralímpico.  Asimismo, como en todo orden de cosas, debe considerarse la brecha de género, que si bien, el deporte paralímpico tiene como base fundamental la inclusión y la igualdad, es un factor que no deja de estar presente.

Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 marcaron un antes y un después en Chile. En los juegos convencionales no se obtuvo ninguna medalla mientras que, en los paralímpicos, Chile tuvo un gran rendimiento. ¿Tú lo sientes así?

Absolutamente. Yo llevo casi 10 años en el alto rendimiento, pero cuando empecé era impensado ser entrevistada o que me llamaran para alguna cosa. En Tokio se marcó un precedente en la mirada al deporte paralímpico, ya no somos los “discapacitados de Teletón” que tienen un hobby, ahora nos ven realmente como alto rendimiento. Creo que todavía nos falta para estar de igual a igual con el convencional, pero al menos ya saben quiénes somos.

A pesar de los valores del deporte paralímpico, ¿sientes que existe o haya existido diferencias entre hombres y mujeres?

Lo que veo es que las mujeres no practican tanto deporte paralímpico como los hombres. Por ejemplo, yo no tengo compañera de dobles en tenis de mesa, porque no hay más mujeres en mi categoría, pero yo creo que es un problema más allá de si tienen discapacidad o no.

¿Crees que ha mejorado?

Sí. Ha ido mejorando, pero cuesta mucho por ese estigma cultural. A mí me ha tocado hablar con muchas mujeres que han llegado a entrenar y me dicen que no pueden continuar, porque tienen hijos o son dueñas de casa. Esas pegas todavía no se sueltan o comparten.

Culturalmente hay menos mujeres, pero, ¿sientes que la situación de discapacidad influye?

Se acentúa aún más estando en una silla de ruedas, porque demanda más tiempo, entonces es más complejo. Obviamente veo muchos más hombres a nivel deportivo que mujeres.

¿Crees que el periodismo profundiza esto?

La prensa contribuye a demasiadas cosas. Cuesta que la gente averigüe por incentivo personal, entonces se quedan con lo primero que ven. Por ejemplo, el caso de Alberto Abarza, que es maravilloso que haya sacado sus medallas, pero en Tokio fue el único hombre medallista, mientras que mujeres hubo tres. En Chile todavía florece el machismo y se prefiere destacar un hombre, versus una mujer que hizo lo mismo o mejor, y no pasa nada.

Volviendo a la mesa

Tamara Leonelli se ha dedicado al tenis de mesa durante casi diez años, logrando títulos nacionales, una medalla de oro parapanamericana y una participación en Juegos Paralímpicos. En la actualidad, ocupa el puesto 13 del ranking mundial en su categoría.

Su entrenador, Cristhian Carrasco, es quien le ha guiado el camino en su carrera deportiva. Estuvieron separados por dos años por los que ella define “encontrones normales de la vida”. Es por eso que define su relación con Carrasco como “la más tóxica, pero también la más linda”.

Cristhian Carrasco (entrenador) y Tamara Leonelli, tras ganar la medalla de oro en Lima 2019. Fuente: https://twitter.com/INDChileOficial

 

¿Qué significa esta foto para ti?

Esa foto representa todo lo que uno vive con el entrenador, porque más allá que te esté apoyando en el partido y que se gane la medalla, el entrenador sufre con uno. Cuando las cosas no te salen y pierdes la motivación, el entrenador es el que te motiva y te dice que lo vuelvas a intentar. La complicidad que se genera entre entrenador y deportista es cuática. Yo creo que, si le preguntas a otros deportistas, te dirán que el entrenador es como un papá.

Cristhian es el entrenador con el que llevas más tiempo y más trascendental, ¿verdad?

Sí. Yo estoy con Cristhian desde que empecé en el tenis de mesa. Tener un entrenador al lado de uno 24/7 es como tener una relación de pareja. Lo veo más que a cualquier persona, entonces pasa a ser como tu espejo.

Si bien en Lima 2019 te consagraste con la medalla de oro, los Juegos Paralímpicos tienen otra dificultad. ¿Qué aprendizaje sacas de Tokio de cara a Santiago 2023?

Lima fue el punto de inflexión y Tokio fue todo lo contrario. Lo pasé horrible, porque lamentablemente me tocó con una china que es segunda del mundo y con una coreana que es cuarta del mundo. No pude hacer nada. Después cuando sacas en limpio la experiencia, no cualquiera tiene la oportunidad de venir a los Juegos Paralímpicos y me sentí ganadora por eso mismo.

¿Qué tan diferente es el nivel de América con respecto al del resto del mundo?

Es totalmente diferente a lo que se encuentra a nivel mundial. En el tenis de mesa Asia lleva la delantera a otro nivel. Acá, Argentina, Brasil y Colombia son nuestros rivales directos, entonces es muy importante lo que pase ahora en Santiago, porque es una de las maneras que yo tengo para poder clasificar a París 2024.

Comparando tu preparación deportiva para Lima y la que estás teniendo ahora para Santiago, ¿te sientes más preparada hoy?

Absolutamente. A Lima llegué con nivel intermedio bajo y ahora estoy en uno intermedio profesional, he ido subiendo bastante.

¿Cuál es tu objetivo para Santiago 2023?

Salir campeona. Veremos qué pasa, yo puedo querer muchas cosas, pero todo se ve ahí. Mi idea es revalidar la medalla, a eso vamos a apuntar. Sería maravilloso.

En una entrevista con otro medio dejaste claro que, si bien la mirada está en Santiago 2023, miras de reojo a París 2024. ¿Cuáles son las expectativas para París?

Lo que más espero es tener suerte en el sorteo. Porque de las que clasifican, hay niveles a los que me acerco y otros a los que me alejo una enormidad, como el de Asia. Obviamente, lo daré todo en la mesa, eso es independiente. En Tokio, en París o donde sea.

¿Cuáles serían tus metas a corto, mediano y largo plazo? ¿Te ves como entrenadora en el futuro?

En la pandemia aproveché de hacer todos los cursos que había de tenis de mesa, entonces ya soy entrenadora de tenis de mesa. A corto plazo me preparo para Santiago 2023. Estamos al lado de la fecha. La idea es clasificar sí o sí a París como campeona panamericana, como lo hice para Tokio, y si no, también tengo la opción de clasificar por ranking. Después, uno siempre mira de manera lejana y me encantaría en algún momento sacar una medalla paralímpica o una medalla mundial, para mí sería un sueño.