La capital corresponde al lugar que más vida acoge en nuestro país, pero también, el que
aborda más contrariedades socioculturales entre sus habitantes. Variopinto, fugaz y cíclico,
en sus calles se manifiesta la principal entidad que centra la esencia convergente de este
agigantado espacio: el ser humano. Sin embargo, ¿qué sabemos de estas personas?, ¿qué
sabemos de Santiago? Tiendo que a creer que muy poco, o casi nada.
Suelo definirlo como el lugar del trabajo constante y arduo; de la rutina y la frialdad
humana; del cemento y el asfalto; las alegrías pasajeras y el miedo latente; la soledad y lo
hostil. Un imaginario urbano que vive y revive mediante sus días agitados y sus noches
desoladoras. El lugar del sueño acabado, de la incongruencia y de la nostalgia perpetua de
un pasado suntuoso y un futuro esperanzado. Santiago, la ciudad más habitada por el gentío
chileno y latinoamericano, pero a la vez, la más distante. Santiago, la ciudad traicionera de
los anhelos del foráneo.