Según Déficit Cero, investigación de la Pontificia Universidad Católica, en Santiago hay más de 289 mil familias con varios problemas en común: hacinamientos, personas allegadas e inaccesibilidad a créditos hipotecarios. A estos se suman otros factores, como el alza en el precio en la venta y arriendos. Además hay subsidios sin materializar, espacios indignos y mal localizados para viviendas sociales. La Región Metropolitana (RM) es la que tiene el mayor  déficit habitacional en Chile, con casi el 50%. Todos estos factores dificultan la calidad de vida y hacen que el sueño de vivir dignamente en Santiago sea cada vez más difícil.


El comité de lucha por la vivienda Jaime Eyzaguirre, en Macul, vive el déficit habitacional en carne propia. Llevan dos años peleando y, al igual que otros comités, son parte de la primera línea por un techo propio. “Lo estamos pidiendo a gritos. Somos una guagua llorando por la teta y no nos escuchan”, dice una de las participantes de la agrupación.

Este sentimiento no es ajeno para los centenares de familias del gran Santiago que llevan años a la espera de un techo digno. Las diferentes organizaciones por la vivienda han dedicado años a golpear las puertas de las autoridades, salir a la calle y alzar la voz por sus derechos y el de sus vecinos.

Esta crisis no solo afecta al nivel socioeconómico más bajo del país, sino que también a la clase media, muchas veces desprotegida por el Estado. Los subsidios habitacionales han funcionado como un parche en una herida de bala ante el alza de los precios de las propiedades.

Miles de personas no han podido utilizar el beneficio debido a la poca cobertura, por lo que han tenido que buscar viviendas en las comunas periféricas de Santiago. La Cámara Chilena de la Construcción (CChC) estimó que para el 2023 la inversión en construcción bajaría un 5,3%, lo que se suma a la caída de 4% que ya tuvo este año.

Chile está posicionado entre los países con los sueldos más bajos y precarios, según un estudio realizado en 2018 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). De acuerdo con la investigación Los Verdaderos Sueldos de Chile: Panorama actual del Valor de la Fuerza de Trabajo, realizada por la Fundación Sol, el 50% de las personas que trabajan remuneradamente en Chile gana menos de $458 mil, y siete de cada diez trabajadores y trabajadoras menos de $680 mil lı́quidos. A su vez, los arriendos siguen subiendo.

De acuerdo con el Informe Trimestral de Viviendas realizado por Portal Inmobiliario, los precios de los arriendos de departamentos aumentaron un 18%, mientras que el de las casas, un 21%. Nicolás Izquierdo, gerente de Planificación y Operaciones del sitio, ejemplificó en el diario electrónico El Mostrador los porcentajes.

“Nuestros datos arrojan, por ejemplo, que si durante el primer trimestre del 2021, el valor promedio de un arriendo de un departamento estaba en $584 mil 941, durante el primer trimestre del 2022 ese valor aumentó a $648 mil 688”. Los sueldos no van de acuerdo a la realidad de la vivienda. Además, el valor del suelo de Santiago en los últimos diez años aumentó en un 218% según una investigación de Toctoc, por lo que estos factores han hecho que esta crisis se incremente.

“Toda transformación social será posible si es que el pueblo participa o tiene protagonismo en esa lucha”, dice Romina Quiroz, vocera del comité Jaime Eyzaguirre. Ella sabe que la problemática habitacional está latente y que, al tener diversas aristas, se complejiza poder abordarla. Asegura también que para dar un pequeño paso y avanzar, es necesario que las autoridades escuchen y los tomen en cuenta en las decisiones políticas.

Las cifras detrás de la crisis

Entre las organizaciones sociales por la lucha de la vivienda, más de la mitad de las personas que las componen son mujeres. Se apoderan de estos espacios, ya que su meta es darles una buena calidad de vida a sus familias.  Esto las impulsa a seguir alzando la voz ante la vulneración de uno de los derechos más importantes: vivir dignamente. Aunque su posición en la carrera es desigual.

Según la mencionada investigación de Fundación Sol, 83,7 % de las mujeres que tienen un trabajo remunerado gana menos de $900 mil líquidos. Además, ganan un 21,7 % menos que los hombres, lo que hace que esta situación habitacional las impacte mucho más.

Las desigualdades sociales y económicas se hicieron más evidentes con el estallido social de 2019 y la pandemia de 2020. A esto se le suma la crisis de los extranjeros que entran al país, ya que según un informe de Techo (2020), el 14% de los migrantes están en situación de allegados, especialmente en Santiago. Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el 61,9% de la población migrante se encuentra en la RM. Esto ha aumentado la falta de viviendas e incrementado la problemática en la capital.

En el actual gobierno de Gabriel Boric, se ha prometido entregar 260 mil soluciones habitacionales e impulsar proyectos en todas las comunas del país. Esto ha llamado la atención de diversos comités de viviendas, por lo que las autoridades han puesto en marcha lo prometido, que busca ser cumplido en su totalidad para el año 2026. El ambicioso proyecto del Ejecutivo ha dejado una pequeña semilla de esperanza en aquellos que han esperado años por una vivienda propia y digna. El gobierno busca cubrir el 40% del déficit que, en su mayoría, se encuentra en la capital chilena.

Medidas parche

“Hay un déficit grande de subsidios, porque no tienen una cobertura que ayude realmente”, mencionan desde el comité de lucha Jaime Eyzaguirre. El comité Latinoamérica Unida y el comité Vivir en Campo Lindo de Peñalolén, comparten la idea que los subsidios hoy no son soluciones reales para la problemática habitacional que se vive en Chile.

Los subsidios son ayudas económicas que provee el Estado para que familias que por sí solas no puedan optar por una vivienda, o accedan a una. Estos varían dependiendo de la necesidad, ya sea para construir, mejorar, obtener una vivienda o para pagar arriendos.

Además, estas ayudas se pueden complementar con otros subsidios o con créditos hipotecarios. Entre ellos están el D.S. 49, Fondo solidario de Elección de Vivienda, comúnmente utilizado por comités, ya que permite adquirir una propiedad sin necesidad de pedir un crédito.

El D.S.1 Tramo 1, está dirigido a sectores medios, subsidio que tiene que ser complementado con un crédito o ahorros y los demandantes deben pertenecer desde el 60% hasta el 90% más vulnerable del  Registro Social de Hogares. El D.S 19, programa de integración social y territorial, permite acceder a una vivienda bien localizada y cercana a servicios, permitiendo una buena calidad de vida. También está el leasing habitacional; este permite adquirir una propiedad, usada o nueva, a quienes arrienden y no tengan ningún bien raíz a su nombre. ¿El problema? la letra chica de estas ayudas estatales y lo poco factibles que son.

Angélica Marchant, dirigenta del comité Vivir en Campo Lindo de Peñalolén, comenta la incongruencia entre la teoría y la práctica de los subsidios en Chile. Por ejemplo, de acuerdo a los subsidios D.S 1, el máximo de UF otorgados por el Estado dependerá del tramo y del valor de la casa.

En el D.S 1 Tramo 1, el valor máximo de vivienda al que se puede acceder es de mil UF (30 millones de pesos aproximadamente), que sí o sí se tiene que complementar con un crédito hipotecario o ahorros, ya que solo cubre 500 UF (15 millones de pesos aproximadamente) y con un ahorro mínimo de 30 UF (900 mil pesos aproximadamente).

En cambio, en el D.S 1 Tramo 2, el valor máximo de vivienda es de 1.400 UF (42 millones de pesos aproximadamente), pero lo que cubre el subsidio disminuye entre 516 y 200 UF (15 millones y medio a seis millones de pesos aproximadamente), y un ahorro mínimo de 40 UF (un millón 200 mil pesos aproximadamente). Mientras más alto sea el valor del inmueble, menor es lo que cubre el subsidio y mayor es el ahorro mínimo que se pide.

Debido al alza de los precios de los inmuebles y sueldos precarios que no calzan con el costo de vida en Santiago, se termina agudizando la crisis habitacional. Las viviendas de 30 o 45 millones de pesos no están en lugares bien localizados y seguros, lo que obliga a las familias a irse a comunas periféricas como Buin, Pirque o Isla de Maipo, donde los inmuebles son más baratos.

Migrar a estas comunas puede llegar a afectar en su calidad de vida, ya que tienen que viajar por más de dos horas diariamente para llegar a Santiago y regresar a su casa, además de tener servicios básicos lejos.

Sergio Barros, director ejecutivo de Enlace Inmobiliario, indicó en el medio El Economista, que la disminución de la demanda conlleva a una baja preocupante en la capacidad de ahorro de las y los chilenos. ¿Quién puede tener ahorros realmente hoy? La gente no tiene más que para vivir el día a día y llegar apenas a fin de mes.

Según los especialista el ahorro para la vivienda este año en nuestro país disminuyó en un 6,2% en comparación con el 2021. Según un estudio realizado por Conadecus en 2017, prepandemia y estallido social, de un total de aproximadamente 1.500 participantes, el 43% de los encuestados llega justo a fin de mes y el 91% ahorraría más si tuviese los medios.

Más trabas, menos soluciones

“La mayoría de las personas no tienen un crédito hipotecario, porque para un crédito somos muy pobres. Un banco no nos ofrece ni dos millones de pesos”, dice Angélica Marchant, quien señala que acceder a una casa es algo muy difícil de lograr, ya que desde distintos puntos se ven acorralados.

Los créditos este año se han visto en una compleja situación, según los registros del Banco Central en 2022, recopilados por el Diario Financiero, los procesos para optar a créditos disminuyeron en un 45% en comparación al año pasado y, al estar en una crisis económica, las entidades bancarias han rechazado varias solicitudes, debido al aumento de la UF y de las tasas de interés, junto con menores plazos y mayores requisitos que hoy las personas no pueden cumplir.

Es el caso de Karina Carreño (35), integrante del comité Por un Santiago Multicolor, quien ha tenido que arrendar siempre, ya que con su sueldo es imposible optar por un crédito hipotecario. “En ningún lado somos sujetos de créditos, hace poco con mi pareja intentamos calcular los costos y rentas, y son inalcanzables”, dice.

Comprar con subsidio es complicado, ya que, quién vende, lo más probable es porque necesita ese dinero y el Estado paga, pero paga años después, por lo que casi nadie acepta. “El subsidio, que nos habíamos ganado nosotros con mi esposo, tuvimos que devolverlo, el valor de las casas no calza con lo que nos podía cubrir, a no ser que te vayas a un lado malo”, dice Aylin, quién es parte del comité Jaime Eyzaguirre.

Hay que recordar que los subsidios tienen una duración de dos años, si no se usa, se pierde, y tienes que entrar al proceso de postulación nuevamente. Por lo que al final, gran parte de los beneficiarios se quedan con los subsidios en la mano y sin poder materializarlos.

Actualmente aceder a una vivienda sin subsidios se está volviendo casi imposible, gracias a variables como la inflación, el alza constante del en el precio de la Unidad de Fomento (UF) y la escasez de suelo, los precios de las propiedades en Chile han aumentado.

Juan Pablo Urrutia, arquitecto y académico, recalcó en Prensa Universidad de Chile, que las personas que se están emancipando de sus casas, buscan arrendar más que comprar porque ven lejana y difícil esa posibilidad.

“Los bancos exigen pies de 20 o 30 por ciento y los montos involucrados son cada vez más altos, por lo que el arriendo aparece como una alternativa”, dice Urrutia. Por ejemplo, un banco pide el 20% de pie a la hora de otorgar un crédito hipotecario; es posible que lo den si la persona que lo pide gasta en el dividendo mensual solo un 25% de su renta. Es decir, alguien que desee comprar una vivienda de 40 millones de pesos, tendría un dividendo casi igual al 100% de su sueldo.

Cinco segundos de desventaja

Vanessa Fuentes (32) es profesora de educación básica, en 2021 tenía una buena situación económica e intentó comprar un departamento en blanco, de 3 mil 632 UF (126 mil millones aproximadamente), en la comuna de La Florida. En enero de 2022, luego de haber pagado varias cuotas del pie, se dió cuenta que no iba a poder concretarse la venta, ya que la tasa de interés en ese momento era de 5,50%.

“De los 126 millones que se suponía que tenía que pagar, iba a terminar pagando 300 millones o más”, dice Vanessa. Ella buscaba poder optar por comprarse una vivienda sola, pero ya desechó esa idea, ya que se le va hacer más fácil hacerlo con su pareja, tanto como en la entrega de créditos hipotecarios, como económicamente.

“Muchas mujeres, sin pareja, con hijos, tienen que permanecer allegadas o sometidas a una relación que no les conviene porque resulta muy difícil comprar”, dice Paola Jirón, académica de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile y directora del Núcleo Milenio Movilidades y Territorios.

Según Jirón, son muchos los factores que hacen que a las mujeres les cueste acceder a una vivienda. Uno de ellos, y el más complejo, es el banco, ya que es difícil acceder a un crédito hipotecario sin aval, las tasas son muy altas, y comprar sola, sin la ayuda del Estado, es muy complejo. Además, en muchos comités de viviendas, una postulación se puede demorar hasta ocho años, lo que hace difícil la obtención de una vivienda para las mujeres.

En el artículo Mujer, vivienda y calidad de vida de Silvia Araos, publicado en La Revista del Instituto de la Vivienda de la Universidad de Chile, se muestra que, según datos de la Subsecretaría de Vivienda, un 63% de los postulantes para subsidios son mujeres (250 mil). No obstante, las estadísticas de afiliación indican que los hombres postulantes sacan más viviendas que ellas.

Acerca de los problemas que tienen las mujeres para acceder a una postulación, estos se vinculan a la legislación del Código Civil y a la normativa habitacional. La mayoría de las mujeres pobladoras están casadas bajo régimen de sociedad conyugal, lo que significa que el hombre es el administrador de los bienes. Esto ha llevado a situaciones en donde la mujer ha obtenido una casa, después de una ardua lucha, y años después aparece el esposo reclamando su parte, y la ley lo respalda.

Un rayo de luz

“Vamos a mover cielo, mar y tierra, para construir estas 260 mil viviendas en Chile y para eso necesitamos la colaboración entre el sector público y el sector privado”, dijo el Presidente de República, Gabriel Boric, en la entrega de viviendas sociales en Atacama, una de las medidas más importantes en primer año de mandato, el cual beneficiará a 160 familias en la zona y que está dentro del Plan de Emergencia Habitacional.

En diciembre de 2021, en plena campaña presidencial, el mandatario firmó un compromiso de implementar un plan de acción para llevar adelante una agenda que dé solución a la crisis habitacional, donde tomó en cuenta  seis puntos: construcción de viviendas dignas y política de arriendos justos; avanzar en la solución de campamentos, nuevos sistemas de postulación y fiscalización de obras; apoyar a las cooperativas y proyectos autogestionados; cambios de uso de suelo y mejorar los tiempos de aprobación de proyectos en el Servicio de Vivienda y Urbanización.

Para los comités de vivienda, este compromiso se ve cada vez más real. “Yo pienso positivamente, sobre todo por el compromiso político que hizo Boric en su mandato. Ya vemos que hay movimiento y que hay voluntad”, comentan desde el comité Jaime Eyzaguirre. El Presidente prometió soluciones habitacionales, esto se refiere a entregar propiedades listas, no solo subsidios para la vivienda, como se hizo en gobiernos anteriores y lo que dejó a cientos de familias con los beneficios en mano.

Aunque todavía no se cumple el primer año de mandato del Presidente Boric, ya se ven algunos resultados con la finalidad de cumplir la meta antes de que termine su mandato.  En la comuna de Ñuñoa, se transfirió un terreno desde el gobierno para la construcción de viviendas sociales, que cuenta con buena ubicación y conectividad, permitiendo una mayor calidad de vida y, por lo tanto, mayor dignidad. En septiembre de este año, se cotizaron 100 viviendas para arriendo a precio justo en Renca y 60 para propiedad en Lo Espejo, ambos en la RM.

Otro dato esperanzador es que según el informe realizado por Portal Inmobiliario, en el tercer trimestre de 2022 el alza de los departamentos y casas se detuvo. Sin embargo y a pesar de esta detención, hay otras situaciones que influyen en la crisis inmobiliaria, como es la pobreza.

Una pobreza que, respecto a esta problemática, se refleja en la números, ya que durante el año 2019, la CChC indicó que el Índice de Acceso a la Vivienda (PIR) de Chile alcanzaba solo un 7.6%, siendo uno de los países donde la vivienda es “severamente no alcanzable”. Cálculo para nuestro país que se realizó con datos de la Casen 2017, cuando la incidencia de la pobreza en la RM era de un 5,4%. En la última encuesta de Casen 2020, el porcentaje aumentó, alcanzando un 9,0%.

 


Este trabajo periodístico se realizó en el marco del curso de Reportaje a cargo de la profesora Alejandra Carmona.