Rodrigo “Negro” Medel, es un artista ocupado, partícipe activo en las giras que se organizaron para la campaña del Apruebo, el líder de la agrupación dueña de éxitos como “El Niño Maravilla” o “Arriba de la Pelota” repasa su historia artística, cómo ha vivido el último tiempo con Tomo Como Rey y las grabaciones de un nuevo trabajo discográfico. También rememora sus inicios en la icónica banda nacional de cumbia ska, nacida en el cuarto medio “A” del Instituto Nacional el 2002, y su paso por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, donde estudió periodismo en paralelo a su carrera artística.

Desde su residencia en Ñuñoa y en uno de sus pocos días libres, Rodrigo Medel (38 años) se sienta frente a su computador, rodeado de instrumentos y equipos de grabación, y conversa sobre sus inicios en la icónica banda nacional de cumbia ska, nacida en el cuarto medio “A” del Instituto Nacional el 2002, y su paso por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, donde estudió periodismo en paralelo a su carrera artística. Una carrera que lo llevó a formar parte de Tomo Como Rey, a participar en la campaña del Apruebo y a un último y nuevo trabajo discográfico.

El “Negro” Medel, como también es conocido y el apodo que utiliza en sus redes sociales, reconoce sentir que ha sentido cansancio producto de las marátonicas jornadas de viajes, conciertos y grabaciones que ha tenido en el último año, pero que también ha logrado entretenerse. La banda estuvo hace poco en Argentina grabando su sexto trabajo discográfico, en donde además, Medel pudo cantar junto a Los Auténticos Decadentes en el Luna Park.

— Me siento como hace mucho tiempo no me sentía. Han sido días muy intensos. Este último tiempo ha sido bien interesante, bien entretenido, bien rápido, con harta vorágine. Estuvimos en Argentina primero. Venimos trabajando en un disco desde hace mucho tiempo. El último disco que sacamos físico fue el 2016, y de ahí en adelante hubo cambios de integrantes, hicimos sencillos, nos reacomodamos, y dijimos: “bueno, ahora hagamos un disco y hagámoslo a la antigua, donde grabemos todos juntos al mismo tiempo, que tenga hartas canciones”. Compuse más de 50 canciones para este disco, de las cuales quedaron 15, que las fuimos a grabar a Argentina con Los Auténticos Decadentes, igual que el último disco. También me invitaron a cantar en un show bien importante que tuvieron ellos en el Luna Park. Hicieron el lanzamiento de un nuevo disco que se llama ADN, y me invitaron a cantar una canción, así que imagínate.

— Y sobre el disco, ¿cuánto tiempo llevan trabajando en él?

— Venimos mintiendo hace mucho tiempo, porque decíamos que el disco se viene, se viene, se viene, pero la tierra derecha del disco viene de hace un año y medio o dos años. Yo para este disco compuse 40 canciones más las que tenía de procesos anteriores, por eso te hablo de 50. Estábamos más o menos listo según yo, pero el productor me dice: “No, sabes que me faltan canciones”, entonces dije “voy a hacer unas tres o cuatro canciones más para que elija dos”, y me empecé a motivar y me junté con un amigo con el que hemos grabado hartas canciones, y llegué a hacer doce más, de las que quedaron seis, que más las anteriores, quedaron en 15.

— Trabajaron durante un año y medio y dos años en el nuevo disco, o sea durante la pandemia. ¿Eso dificultó o facilitó el trabajo de creación?

— Mira, me pasaron dos cosas en lo personal, cacha lo que te voy a decir, que me facilitaron lo creativo. Una, en la pandemia los músicos nos quedamos sin trabajo, entonces como había poco movimiento, no habían actividades, empecé a crear canciones, había harto tiempo. Después se sumó que terminé una relación muy larga. Tenía una relación de tres años y medio, y estuve con el corazón roto, entonces al estar así me sirvió para irme como por un tubo con las emociones, tanto buenas como malas. Nunca desde el despecho, pero sí había una desilusión, entonces uno lo enfrenta desde el lado positivo. Creo que las letras de este disco son las mejores que he hecho. Fueron sensaciones muy intensas, primero fue el Estallido, que fue algo muy power, independiente del punto de vista que lo quieras ver, más allá de eso, fue intenso. Se sumó el quiebre de mi relación, después la pandemia, problemas de plata, entonces no hubo puntos medios, era todo o nada.

— ¿Hay fechas tentativas para el lanzamiento del último disco?

—Sí pretendemos sacar al menos uno o dos sencillos antes de fin de año, porque no queremos que pase mucho tiempo desde que lancemos el disco hasta que vayamos a México. Sería nuestra séptima gira a México, y queremos lanzar el disco e ir al mes o a los dos meses a México. Entonces te mentiría si te dijera que en octubre va a salir el disco y en diciembre vamos a ir a México, porque no vamos a ir. Pero sí o sí un sencillo, calculo yo, a fines de octubre o inicios de noviembre. Y esperemos que a fines de diciembre otro sencillo, y tal vez el disco a comienzos del 2023.

El compromiso social de Tomo Como Rey

Fotografía: Instagram @negritomedel

Durante agosto y finales de julio, Tomo Como Rey realizó numerosos conciertos en la Región Metropolitana y ha recorrido distintas regiones para realizar conciertos en campañas del Apruebo. Aunque la banda ha estado involucrada en movimientos sociales desde mucho antes de la actual votación. Específicamente desde sus inicios han estado ligados a ello y, de hecho, Medel reconoce que el origen de la agrupación viene desde la injusticia.

— Siento que el arte siempre tiene que estar ligado a los procesos sociales, tiene que entenderse en el contexto. Si uno escucha música por escucharla, porque te gusta el ritmo, las letras, finalmente es como una hamburguesa del McDonald’s o un paquete de papitas fritas que sabes que sabe bien, es rico. Todo bien. Pero siento que para que tenga sentido lo que uno hace, tiene que entenderse en el contexto. Hace doce años le cantábamos al fútbol, cuando hicimos “El Niño Maravilla”, hace 14 años le hicimos canciones a la fiesta, al copete, a la locura, como “Arriba de la Pelota”, y hoy día están pasando muchas cosas, no podemos seguir eternamente cantándole a lo mismo que le cantábamos hace quince años atrás.

— ¿En qué momento ustedes como banda decidieron ofrecer conciertos para movimientos sociales?

— Nuestra génesis es desde la carencia. Nosotros nos creamos en el Instituto Nacional, entonces es un colegio al cual queremos mucho, que respetamos, y es nuestro colegio. O sea, le decimos nuestro colegio a pesar de que solo quedamos dos de quienes fundamos la banda, pero igual tiene ahí ADN del Instituto, y crecimos sin plata, con instrumentos pencas. Crecimos en el colegio con salas de música que no estaban bien equipadas. Entonces crecimos desde la desventaja. Era otro Chile en ese tiempo, hasta el 2008 con la llegada de Facebook, eran muy distintas las redes. Fotolog fue nuestra primera red social, imagínate. Tal vez la proliferación de las redes sociales nos sirvió para ver algunas realidades que no estaban tan explícitas, y como que ahí empezamos a agarrarle, no sé si el gustito, pero si la obligación de decir “loco que te cuesta ir allá y tocar una hora gratis”. Y ahí después empezaron a llamarnos de la Ley Ricarte Soto, también hemos participado de cosas más culturales llamémosle, como la marcha de la marihuana en un comienzo, NO+AFP hace unos años, también hemos estado en las marchas de las diversidades sexuales y generalmente todo lo que tiene que ver con la Revolución Pingüina también. Cuando estábamos en el colegio luchábamos contra el alza del pasaje escolar. Pero siempre hemos tenido esa necesidad de estar y colaborar con los movimientos sociales, con el cambio, con un Chile mejor. También hemos estado en cosas más masivas como la Teletón, porque nosotros creemos que básicamente, que donde el Estado no llega de manera directa y rápida, el arte y la música puede estar al servicio de eso.

— ¿La banda nunca dudó en comprometerse?

— No, nunca hemos dudado. Obviamente tenemos nuestra línea editorial. O sea, por ejemplo, con el caso Teletón, nosotros también hemos ido al programa y algunas veces nos han criticado. Pero nosotros no solo participamos del programa, participamos de la gira de la Teletón, que es sacrificar dos semanas de nuestra agenda, de ir gratis de norte a sur. Durante el año también, estamos con las familias, y eso no lo cubre la prensa. Somos una banda que tiene una tendencia de izquierda y no nos auspicia nadie. De hecho, estamos terriblemente endeudados, porque somos eternamente autogestores de todas nuestras actividades, así que de donde nos llamen y nos parezca correcto, nosotros vamos.

La evolución de Medel y la banda

Fotografía: Instagram @negritomedel

Tomo Como Rey se formó hace 20 años, en las aulas del emblemático liceo de Santiago, el Instituto Nacional. Ahí fue donde Rodrigo Medel fue invitado por compañeros de curso para formar un grupo y tocar en un evento para el aniversario del establecimiento. Tras egresar de cuarto medio, Medel se fue a Valparaíso para estudiar Periodismo, aunque aquello no era su intención. De todas formas, logró junto a la banda lanzar su primer trabajo discográfico el 2006, cuando él iba en el tercer año de su carrera.

— ¿Cómo se formó la banda? ¿Eran compañeros de curso?

— Éramos compañeros de curso. Yo tenía una banda tributo a los Chancho en Piedra, me gustan los Chancho, los Red Hot Chili Peppers, me gusta así como el funk rock, y me dicen que les faltaba un bajista para tocar en la fiesta que se hacía en el colegio para celebrar, que era el aniversario. “Sabí que estamos haciendo una sonora, una banda de cumbia” me dicen y yo dije “no pero que flaite poh, cómo vamos a hacer una sonora”. En ese tiempo, como te digo, era otro Chile, no había cumbia en ninguna parte. La única cumbia que estaba sonando recién por ahí eran Las Seis, de Joe Vasconcellos. Me invitaron a participar poh, Miguel Farías, que ahora es el director de la FOJI (Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles). Él con Carlos Azócar, un sociólogo, éramos compañeros en el cuarto medio “A”, un curso humanista. Me pasaron unos discos, me dijeron “sácate unas canciones”, me las saqué y ahí nos fuimos por un tobogán. Quién iba a pensar que 20 años después iba a estar conversando contigo, me ibas a preguntar esto y te iba a decir: “hice de algo que encontré flaite, como un chiste, iba a ser mi vida y más de la mitad de mi vida ya está la banda”, entonces es super bonito.

— Y pasaste de bajista a vocalista.

— Claro, pero eso fue con el paso del tiempo. Yo nunca quise cantar porque yo me encargaba de ser manager, hacía las canciones, y no quería ser cantante para no ser tan cabrón, y aparte yo me decía nunca voy a ser capaz de subirme al escenario y decir “Arriba las manitos toda la gente presente”, no me imaginaba diciendo eso. Hasta que ya… cantantes en estricto rigor, estuvo Carlos Azócar, después vino Octavio Tapia, después vino el Álex, después vino el Cris, después vino Max. Cinco cantantes. Y yo dije ya, me aburrí, voy yo, me tiro a la piscina, es la última ficha que me juego. Es ahora o nunca, no quiero seguir pasando rabias, no quería más. Aparte las canciones yo las escribo, entonces sé cómo las quiero interpretar. Hemos andado bien y te puedo asegurar que somos muchos más felices dentro de la banda y disfrutamos mucho más que nunca.

— ¿Cómo se mantuvo la banda cuándo te fuiste a Valparaíso a estudiar periodismo? ¿Cómo fue ese período?

— Fue penca, porque yo quería estudiar música, y tú cachai, salí del Nacional, mi papá es ingeniero, mi abuelo es médico, mi mamá es profe, puras profesiones estándar y buenas. Y yo quería estudiar música y me dijeron: “No, estudia otra cosa”. Como que me sentí traicionado. Igual me gustaba el periodismo así que bacán. Y dije: “Ya, me quiero ir de Santiago, me aburrí de ustedes”, fue como un acto de rebeldía. Y me fui a la Universidad Católica de Valpo. Pero tenía la cabeza acá, porque la banda seguía sonando, seguíamos tocando y falté caleta a la U. Todos los viernes faltaba porque había que tocar, entonces me iba los jueves en la noche, y tocaba viernes, sábado y domingo y volvía los lunes en la mañana. Me iba como a las seis de la mañana para llegar a las clases a las ocho. Me acuerdo la primera vez que salí en el diario, en La Cuarta, y decía “Sonora Tomo Como Rey remeció a los guachacas”, porque tocábamos harto en las cumbres guachacas. Entonces llegué con mi diario donde el profe para decirle: “Profe, si falté a las clases es porque estaba haciendo esto”, para que me creyeran que no era una joda lo de la banda. Y fue en serio, hicimos un disco, dos discos, tres discos, cuatro discos, cinco discos, seis discos ¿O cinco discos? ¿Cuántos llevamos? no me acuerdo ya. Seis discos. Cinco discos ya.

— Y esos discos ¿Fueron posterior al término de tú carrera o fue en paralelo?

— Paralelamente. Estaba haciendo la práctica en TVN cuando hicimos “El Niño Maravilla”, que fue el primer hit, y fue como la transición entre el segundo y tercer disco. El primero fue el 2006, yo todavía estaba en la U, en tercero recién. Después el segundo disco vino el 2008, había terminado la U recién y me tomé como 500 años sabáticos, o sea no sabáticos, pero no hice la tesis, porque lo único que quería era salir, quería dedicarme a la música cien por ciento. Y después hice el tercer disco, que es El Rey Mambo (2010), donde aparece “Arriba de la Pelota”, “Los Que Quieren Tomar Como Rey” o “El Niño Maravilla”. Y después de ese disco, fuimos por un tubo, hicimos Prohibido (2013) que fue el disco que nos dio dos discos de oro, vendimos siete mil copias físicas. Caleta. Y después hicimos La Fiesta Popular (2016) que es el que hicimos en Argentina. Ahí empezamos a tocar caleta en México. Y ahí ya estaba muy fuerte el Spotify, y ya no vendíamos tantos discos, habremos vendido unos dos mil discos físicos entre México y Chile, no mucho más que eso.

— Entonces el que están grabando ahora es el sexto.

— Este es el sexto, claro. Y ganamos dos discos de oro, hemos sido nominados a varios premios. Nunca hemos ganado ninguno. Pero ya lo ganaremos.

 

Este trabajo fue realizado para la sección 4 del curso Reportaje, de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, bajo la supervisión de la profesora Verónica Marinao.