En conversación con Doble Espacio, el abogado, con una amplia experiencia en la defensa de los derechos humanos, abordó las razones que llevaron al triunfo del Rechazo y expresó su confianza en la continuidad del proceso constituyente.
Pocos antes de que se realizara el plebiscito constitucional, el presidente de la Comisión Chilena de Derechos Humanos, Carlos Margotta, comenzó a tener dudas sobre el triunfo del Apruebo. Su círculo cercano, que votaba por la misma opción que él, lo cuestionó. Le decían que estaba siendo demasiado pesimista, a lo que él respondía que estaba “en una actitud realista”.
Hoy, cuando ya han pasado varios días desde la aplastante derrota del Apruebo, Margotta conversó con Doble Espacio, y abordó, entre otras cosas, los motivos que explican el resultado electoral.
Para el abogado, quien preside la Comisión Chilena de Derechos Humanos desde hace varios años, el triunfo del Rechazo tiene varias explicaciones. La primera de ellas es que hubo una campaña desigual.
“La campaña del Rechazo comenzó con un año de anticipación, con la denostación de la Convención. A los sectores conservadores nunca les ha parecido bien que el pueblo participe democráticamente y decida respecto a su destino. Por eso empezaron a denostar, a descalificar la instancia misma de la Convención, más allá del texto”, asegura.
De acuerdo a Margotta, otro elemento que hay que considerar es la falta de formación cívica y el poco interés en lo colectivo de las personas que no votaban cuando las elecciones eran voluntarias.
“Los cinco millones que se incorporaron a la votación (…) son hijos de estos 30 años. Nunca les ha interesado la política, ellos se han comprado el discurso conservador, el de la meritocracia, que cada uno es dueño de su propio destino. Es aquel que dice: a mí no me interesa la política, no me interesan las elecciones, porque yo el día lunes tengo que ir a trabajar igual”.
El rol de los medios
De todas maneras, Margotta considera que uno de los factores más relevantes para explicar los resultados electorales, tiene que ver con los medios de comunicación. El 28 de agosto, cuando aún no se realizaba el plebiscito, la Comisión Chilena de Derechos Humanos, en conjunto con otras organizaciones sociales, publicó un comunicado en el que cuestionó la labor de los canales de televisión durante la campaña.
De acuerdo a los firmantes, esos medios no entregaron “una adecuada información sobre los contenidos de la propuesta constitucional”, e instalaron un modelo de debate “que impidió el real conocimiento de la propuesta, centrándose en aspectos adjetivos y de espectacularidad”.
Hoy el presidente de la Comisión Chilena de Derechos Humanos agrega que sin medios de comunicación que cumplan cabalmente con su labor informativa, no se pueden realizar elecciones realmente libres y democráticas.
“La campaña que se hizo con un año de anticipación, utilizando todos los medios de comunicación masiva, principalmente la televisión, fue la campaña no de la información sino que de la desinformación. Si a eso uno le suma toda la campaña de fake news que se desarrolló a través de las redes sociales, nos damos cuenta que se incumplió un requisito fundamental de toda elección libre y democrática, tal como lo señalan los estándares internacionales de derechos humanos”.
Más allá de los elementos que permiten entender por qué ganó el Rechazo, lo importante es saber qué va a pasar con el proceso constitucional. Consultado respecto a ello, Margotta aseguró que deben respetarse los resultados del plebiscito de entrada. Es decir, que Chile debe tener una nueva Constitución, y que esta tiene que ser redactada por una Convención Constitucional.
“Lo que corresponde hacer, jurídica y políticamente hablando, no es poner término al proceso constituyente, sino darle continuidad al mismo. ¿Cómo? De acuerdo a lo señalado por la voluntad popular”, señala Margotta.
Para el abogado, otra razón de peso para seguir con el proceso constitucional, en los mismos términos que antes, es que no puede pasarse por alto lo ocurrido en el estallido social.
“Hay que tener presente que el proceso constituyente se dio gracias a las multitudinarias manifestaciones durante el estallido, y que la respuesta a esa protesta social fue una gran represión por parte del gobierno de Sebastián Piñera. Como secuela hubo 33 homicidios, 465 víctimas de trauma ocular, centenares de presos de la revuelta, centenares de torturados en las comisarías, decenas y decenas de lesionados. Todo eso no puede ser olvidado. Ellos lucharon y estuvieron dispuestos a sacrificarse por abrir un proceso constituyente democrático y no elitista. En consecuencia, la nueva fase tiene que tener los elementos por los cuales las víctimas del estallido social lucharon y pelearon”, asegura.
Tras ser consultado sobre el rol que jugará la Comisión Chilena de Derechos Humanos, en el actual escenario político, Margotta aseguró que la organización tiene dos misiones. Por un lado está la defensa de las víctimas de la represión, tanto en la dictadura como en el estallido social, y por otro, la promoción de un sistema democrático fundado en el respeto a los derechos humanos. En este último ámbito han tenido un obstáculo claro.
“La Constitución de Pinochet ha sido un obstáculo insalvable para lograr ese objetivo. Tenemos que superar la Constitución del 80 y elaborar otra entre todos y todas en forma participativa, para terminar con la transición que se inició el año 90. Ese es el camino por el cual nos la hemos jugado hace muchos años”, afirma el abogado.
Del Estado Subsidiario al Estado Social de Derecho
La propuesta que fue rechazada el pasado 4 de septiembre, a los ojos de Margotta y del organismo que preside, iba en directo beneficio de la sociedad chilena, considerando también a grupos históricamente marginados como las mujeres, los pueblos originarios y las personas con discapacidad. Además, destaca positivamente el paso desde un Estado Subsidiario a un Estado Social de Derecho.
Pero estas fortalezas, según Margotta, también fueron claves para que los sectores conservadores se opusieran a la aprobación del texto.
“Es por eso que los sectores que defienden el status quo, que promovieron la campaña del Rechazo, fueron tan resistentes, porque se establecía un cambio de paradigma respecto del tipo convivencia (…) donde tenía expresiones concretas, de impacto positivo para la vida cotidiana de las personas, como por ejemplo, los derechos sociales”, asegura el abogado. Y agrega que “Esa es la virtud de la campaña, hacer parecer algo bueno, como algo negativo y sin saber por qué”.
Otro aspecto por el que lamenta que la propuesta de nueva Constitución no haya sido aprobada, es que el texto incorporaba a la normativa interna lo señalado en los tratados internacionales de derechos humanos ratificados por Chile.
“Era un salto cualitativo. Teníamos la posibilidad de sentar las bases de una nueva convivencia democrática, fundada en el respeto y garantía de los derechos humanos y por eso que nosotros empujamos y apoyamos con tanto entusiasmo la aprobación del texto”, se lamenta Margotta y añade: “Los derechos humanos pasaban a ser el eje central, la columna vertebral del nuevo texto constitucional. Y por cierto, no hay ningún chileno sensato y ninguna chilena sensata que pueda decir: ‘No, yo no quiero que la columna vertebral de la nueva convivencia sea el respeto a los derechos humanos’.
De todas formas, el presidente de la Comisión Chilena de Derechos Humanos está seguro de que el proceso constituyente no ha llegado a su fin.
“Eso no es un exceso de confianza, ni es una acto de ingenuidad. Simplemente es porque no se puede retroceder, a pesar de que hay algunos sectores minoritarios que quisieran volver al punto cero”, asegura Margotta.
De acuerdo al abogado, esos sectores, además de empeñarse en detener el proceso constituyente, niegan las luchas sociales que motivaron el estallido social, llamándolo “estallido delictual”. Sin embargo, Margotta está convencido de que esa minoría no logrará borrar la historia.
“No se puede tapar el sol con un dedo. Además, nosotros tenemos mucha confianza en las nuevas generaciones, en que están comprometidas con valores tan profundos como la justicia, la solidaridad, el respeto y la garantía de los derechos humanos. Ese compromiso también se extiende a las víctimas y a quienes participaron en una épica que ningún libro de historia de Chile podrá olvidar, negar e invisibilizar, como fue el estallido social” sentencia.
Ariadna Cifuentes
Estudiante de periodismo de la Universidad de Chile.
María Fernanda Araneda
Estudiante de Periodismo de la Universidad de Chile