Entre montañas y valles está San José de Maipo, una comuna con fuerte presencia de población rural, dispersa en sectores donde las casas a la vista del camino son ínfimas con las que se encuentran diseminadas en esas zonas escondidas de la vista. Existen tres sectores; Las Vertientes, San Gabriel y El Volcán, en cada uno existe una posta rural, con su propia vida. Indagamos en la realidad de la posta de San Gabriel queriendo escuchar su historia y vida.

La salud en Chile sigue en lista de espera. Fue una de las demandas sociales que tuvo protagonismo durante la revuelta social de octubre y que la pandemia de Covid-19 puso a prueba. Ad portas de un plebiscito para rechazar o aprobar la nueva Constitución, en esta se consigna la salud como un derecho fundamental. Así lo afirmó el Presidente Gabriel Boric, quien en su programa de gobierno promete una reforma integral al actual sistema mediante un fondo universal. “La salud no puede seguir siendo un negocio, es un derecho y así lo vamos a garantizar”, dijo el mandatario en su última cuenta pública.

Dentro de esta salud masiva y precaria, existe una que se esconde entre montañas, con personal limitado y pacientes escasos. Es la salud rural, aquella que se enfrenta a climas complejos, muchas veces carece de conectividad y sufre del éxodo del personal médico a las grandes urbes en busca de mejores oportunidades. Una salud que, según los organismos internacionales, carece del personal médico necesario, lo que se acrecienta cuando se compara con los de las ciudades. Dato no menor si, según la Organización Mundial de la Salud, la atención primaria de salud puede atender entre el 80% y el 90% de las necesidades sanitarias de la población a lo largo de su vida. Una salud que, en el caso de Chile, está a cargo de las corporaciones municipales, con todas las carencias que ello implica.

Es por ello, que aquellos que se encuentran ejerciendo labores en estos centros cumplen una labor fundamental en la comunidad al garantizar la asistencia sanitaria en las zonas más aisladas, muchas veces extrapolando sus funciones.

Una radiografía local

Sube el auto por la ruta zigzagueante que nos adentra al pulmón verde de la capital, donde los caminos son bordeados por grandes árboles frondosos que han quedado semidesnudos por la helada invernal de julio. La mañana siguiente a una lluvia nos regala un paisaje con mayor nitidez y contrastes de las montañosas nevadas de San José de Maipo, las cuales se asoman imponentes mientras nos adentramos por las calles húmedas con aroma a petricor.

Nuestra primera parada es en el pueblito de Las Vertientes. Ahí recogemos a María, exfuncionaria de la posta San Gabriel que acaba de jubilarse tras 12 años en servicio. Vive hace 30 años en San José de Maipo y se desempeñó como nutricionista en atención primaria desde 1996. De camino nos comenta sobre las tareas que tenían que cumplir en ese entonces los funcionarios, que por lo demás eran pocos. Nos dice que cuando entró a trabajar el equipo constaba de cuatro profesionales: una auxiliar paramédica, una enfermera, una matrona y un médico. Todos ellos a cargo de los tres centros de salud que constituían la red de postas.

“Ahí uno tenía que hacer de todo. Muchos de nosotros tuvimos que reemplazar más de una vez a algún colega. Ahora es distinto, claro. El equipo actual consta de unos 40 funcionarios, lo cual ha sido muy beneficioso para la comunidad”, declara la profesional.

Tras 26 años en servicio, María pasó de ser funcionaria de la posta a ser una paciente. Nos entrega su perspectiva con respecto al servicio que entrega el establecimiento de salud y nos confiesa que “siempre podría mejorar”. Ella dice que el mayor problema ocurre el último día hábil del mes, cuando se agendan horas para que los pacientes puedan atenderse el mes siguiente. La gente, para asegurar una hora médica, genera una gran fila fuera de la posta y, la mayoría de las veces, muchos se quedan sin hora y tienen que esperar hasta el mes siguiente.

De camino por la ruta que nos lleva hacia la posta, María mira por la ventana, observa el paisaje con una sonrisa. Recuerda el trayecto de memoria, el mismo que tenía que hacer con sus colegas durante las rondas que realizaban arriba de una furgoneta, porque en esos años carecían de una ambulancia.

“Pese a las dificultades que tuvimos que sobrellevar durante esa época, tengo los mejores recuerdos de mi trabajo en la posta. Además, trabajar con estos paisajes es un regalo. No lo cambiaría por nada en el mundo”, confiesa la exfuncionaria.

Falta de médicos

El auto se detiene. Llegamos a lo que parece ser una residencia, pero se distingue por un letrero metálico que certifica al lugar como centro de atención primaria, además de unos asientos ubicados en su fachada. Al entrar nos recibe Rosa, Técnico en Enfermería de Nivel Superior, quien se encontraba del otro lado del mesón junto a una estufa a gas mientras miraba las noticias en el televisor de la sala de espera. El frío dentro de la posta era tal que mantuvimos la conversación rodeando el calefactor.

Rosa, a diferencia de María, lleva más años trabajando en este centro: desde 1991 forma parte del equipo de la red de postas de San José. Ella partió como auxiliar de servicio y comenzó a estudiar mientras trabajaba para sacar la carrera de TENS. Finalmente lo consiguió. Es feliz haciendo esta labor y no piensa dejar el servicio por el momento.

Le preguntamos cuántos funcionarios trabajan en este centro de salud. Atienden matronas, enfermeras, nutricionistas, odontólogos y un médico. Usualmente no suelen tener más de un doctor, y es de lo que más necesitan y están carentes, dice ella. José Tomás, el único médico general de zona de la posta, es enviado por el Servicio de Salud Metropolitano Suroriente. Según la dotación del servicio, es obligatorio requerir, por lo menos, de dos facultativos.

Muchos de los médicos que llegan a localidades rurales y zonas aisladas son rotativos, porque muchos de ellos llegan por un plazo determinado para cumplir el requisito de trabajar en localidades aisladas o vulnerables sólo que los beneficia para obtener las becas que da el Estado para la especialización. Esta política se ha implementado para mantener a los médicos en el área de la salud pública.

“El problema es que José Tomás está pronto a irse y no se tiene asegurado a un médico en su reemplazo. Cuando se vaya, no sé qué va a pasar. En varias ocasiones nos hemos quedado sin profesionales por meses. Eso también se atribuye a que cuesta que profesionales vengan a trabajar para acá, por la lejanía, el sueldo” relata Rosa.

“Y bueno, vaya que hemos tenido dificultades con esto, si la gente los necesita. Lo que me ha ayudado en estas circunstancias es que puedo comunicarme con el hospital digital y derivar a los pacientes al hospital San José, porque ahí tienen médicos las 24 horas. Sin embargo, mandar a los pacientes abajo es complicado porque la locomoción no está funcionando como antes. Ahora las micros suben cuando quieren y la gente no puede esperar. Además, que les cobran más de mil pesos por el viaje y la mayoría de la población que vive aquí es de bajos recursos”, agrega.

Rosa es testigo, además, de que a esta falta de médicos se suma una alta demanda de los mismos, lo cual provoca que la agenda se llene apenas se abre. Dice que, a eso de las 10 de la mañana, la agenda está copada con el médico por todo el mes. La agenda no es la única que se llena, la posta también, sobre todo el día en que atiende el médico.

Rosa es la única encargada de atender en el mesón y contestar el teléfono, el cual no para de sonar. Tiene que tomar decisiones: atender el teléfono o asistir al paciente presencial. Si ella está entregando remedios, dice, no puede estar atenta al teléfono. Prioriza a las personas que han estado esperando por horas, porque hay días que la fila en la posta llega hasta la vuelta de la esquina, afirma la funcionaria.

Sin embargo, la falta de personal rural es un fenómeno a nivel mundial, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) señala que la densidad de médicos rurales puede ser ocho veces menor que la del total del país.

Una realidad que podría ser mejorara con el hospital digital, que se trata de un nuevo modelo de atención en salud centrado en el paciente, el cual aprovecha el potencial de las tecnologías para acercar la atención a las personas, instalando una alternativa al modelo tradicional, pudiendo brindar atenciones las 24/7 en diversas atenciones médicas y accesos clínicos. De esta forma se espera transformar y modernizar el sistema público de salud.

A propósito del sistema del hospital digital rural implementado hace tres años, la buena conectividad se convierte en un elemento clave para el funcionamiento apropiado de esta herramienta. También es cierto que la buena conexión en las zonas rurales es una de las brechas más importantes. Rosa admite que en esta nueva administración el internet les funciona sin problemas. No obstante, confiesa que con la anterior administración municipal, – (2017-2021) estuvieron por meses sin internet ni teléfono. Esto significó volver a cumplir labores del pasado, como redactar las fichas médicas a mano.

Los actos de la ruralidad

Los funcionarios de salud rural muchas veces dan más de sí mismo en pos del paciente. No solo son empáticos y dedicados, son capaces de generar vínculos con los pacientes a beneficio de que sigan con sus tratamientos, que estos puedan tener confianza en esa relación paciente y funcionario, y así progresar. La voluntad que algunos de estos funcionarios poseen -antiguos y nuevos- es destacable. Asimismo, generan un efecto de autosatisfacción en sí mismos y en su trabajo.

“La salud rural, en términos de la relación con los pacientes, es otra cosa. Es algo muy bello. Hay funcionarios que, cuando ven que los pacientes no pueden asistir a las consultas, ellos mismos se preocupan de visitarlos y llamarlos para hacerles seguimiento. Esta actitud en la ruralidad es muy importante, de que tú te muevas para ir donde el paciente”, dice Rosa con orgullo.

Así como existen profesionales dedicados, hay algunos -pocos- que carecen de estos atributos. Rosa relata con enojo una situación que ocurrió mientras ella trabaja. Ese día un paciente acudió a la posta, ella detectó que era un posible accidente cerebro vascular (ACV). Ante esto se comunicó con el hospital zona solicitando una ambulancia la que llegó dos horas después de requerirla.

En el vehículo de asistencia venía el chofer y una enfermera, quienes trataron con desdén al paciente por no verlo, según ellos, “grave”. Le ordenaron que se levantara se levante y se subiera al vehículo por sus propios medios, dejándolo solo en la parte trasera de la ambulancia, Rosa les señaló que sospechaba de un ACV, y a pesar de ello lo echaron atrás sentado, ni siquiera en la camilla. Finalmente, el hombre estaba sufriendo un ataque y actualmente, tiene un coágulo en la cabeza, explicó Rosa.

El derecho a la salud

“En Chile tenemos un sistema de salud con varios baches”, afirma el sociólogo y presidente de la Fundación Nueva Salud, Matías Goyenechea, quien se refiere al derecho a la salud en el país. Asimismo, señala que el primer problema del sistema es su segmentación, el cual provoca una diferenciación en el acceso y la existencia de cuatro sistemas de salud, a saber, la pública, la privada, la salud de las Fuerzas Armadas y las mutuales.

Además, comenta que dentro del sistema público la fragmentación es aún mayor por una administración que depende del Ministerio de Salud o de los municipios. En el caso de la atención primaria y rural, estas se encuentran a cargo de las corporaciones de salud municipales. Respecto a esto último, el sociólogo apunta que la salud rural en Chile posee grandes brechas de infraestructura y personal. “Son dificultades en las que se debería trabajar en pos de materializar el acceso a la salud para la población rural” comentó.

Sin embargo, Goyenechea tiene altas expectativas en el ámbito de la salud con el nuevo gobierno. Como funcionario gubernamental, explica que uno de los principales objetivos del mandato es avanzar hacia un Sistema Universal, pues de esta forma se resuelve el problema del acceso y se generaría una mejor distribución de los recursos para invertir en salud.

En Chile, la actual Constitución garantiza el derecho a la salud y el derecho a elegir en qué sistema de salud desee acogerse. Si se compara con la propuesta de la nueva Constitución, esta última es mucho más específica, al plasmar un Sistema Universal de Salud Integral que aborda las determinantes sociales, con un enfoque de derechos, priorizando el acceso a la salud sin importar la capacidad de pago.

Fin del recorrido

Al término del recorrido por la posta de San Gabriel, María y Rosa (*) nos llevan a conocer un anexo que se encuentra al costado del recinto. Es una estructura nueva, hecha de madera y completamente implementada para la atención kinesiológica. Sin embargo, al entrar nos encontramos con tres baldes en el piso, los que sirven para detener las goteras que provienen del techo.

María y Rosa nos señalan las paredes, las cuales no poseen molduras ni aislación adecuada para la atención médica propia de un centro de salud. En el lugar el frío es insoportable, así que apenas estuvimos unos minutos allí. Lo llamativo, es que está absolutamente implementado, posee elementos para realizar ejercicios kinesiológicos y más, ya que incluso tiene juguetes para niños. Todo muy colorido, incluso combinan con los baldes de colores para las goteras.

Al momento de marcharnos, sentimos un mal olor, hay un camión limpiando la fosa séptica, Rosa dice que esto sucede todos los días a las 10 de la mañana. La fosa queda a pocos metros del centro hospitalario, pues esta zona no cuenta con alcantarillado. Esta es la última información que se nos da antes de partir. Una partida que sorprende, ya que no esperábamos encontrarnos con un anexo nuevo que se llueve ni el camión destapando una fosa a metros de una posta. Realidades que no desaniman a las trabajadoras de la salud rural.

Ya con el auto en movimiento, mientras María conversa animadamente, y sin lograr sacarnos el olor de la nariz, buscamos en el libro azul los derechos fundamentales en la nueva Constitución de bolsillo, logrando encontrar el artículo 14, que señala sobre el Derecho a la salud y subrayamos, La atención primaria constituirá la base de este sistema y se promoverá la participación de las comunidades en las políticas de salud y las condiciones para su ejercicio efectivo”. El auto se detiene, cerramos el libro azul y seguimos.

(*) María y Rosa son los nombres que las funcionarias de la salud nos solicitaron usar para resguardar su identidad, y poder entregar con sinceridad su testimonio respecto a la realidad que deben entregar en su posta rural.

Este trabajo es resultado del curso Reporteo Avanzado de la profesora Ximena Póo en la Escuela de Periodismo de la Facultad de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile.