El musical de Broadway Jesucristo Superstar tiene un significado especial para los vecinos de Pudahuel: por más de 30 años, cada semana santa, distintas compañías de teatro presentan la obra en el Anfiteatro de la comuna. Para esta crónica, Doble Espacio conversó con los directores de las agrupaciones involucradas y también con los pudahuelinos que asisten a las funciones y mantienen viva la tradición.


En abril de 1995 la vida de Rubén Pozo dio un giro mesiánico. Su prima, a quien recuerda emocionado, lo llevó al Anfiteatro de Pudahuel a ver Jesucristo Superstar: una obra de Broadway estrenada en 1970, que con los años se ha transformado en una verdadera tradición pudahuelina.

Los entendidos en el tema aseguran que la historia comenzó a mediados de los 80, cuando una agrupación cultural, que elocuentemente se llamó Superstar, realizó las primeras presentaciones usando la música de la versión española. Tan solo un par de años antes, en 1975, Camilo Sesto, Ángela Carrasco, y Teddy Bautista, fueron los protagonistas de la obra que narra los últimos días de Jesús desde la perspectiva de Judas.

Con el tiempo, a Superstar se sumaron otras compañías teatrales como Génesis, liderada por el actual concejal de la comuna José Escobar, y Getsemaní, que aún presenta la obra. Poco a poco, la tradición fue tomando el carácter que tiene hoy. 

Actualmente, cada día de Semana Santa (de jueves a domingo) una compañía teatral distinta se sube al escenario de lo que algunos llaman la “Quinta Vergara” de Pudahuel, para presentar una nueva versión del musical.

“La primera vez que vi la obra era muy pequeño, tenía unos cinco años. Y mi prima, que falleció a los 18, me llevó a verla. Ahí quedé maravillado. Empecé a verla, a tomarle atención, y después año tras año íbamos al Anfiteatro. Me acuerdo que para nosotros como familia era una tradición y una costumbre”, cuenta Rubén Pozo.

El joven de 32 años actualmente es codirector y encargado técnico de Sabactany, una de las agrupaciones que se presentan todos los años en el Anfiteatro.

“Llegué súper chico. Tenía 15 años cuando me sumé a la compañía, que ya existía de antes. Sabactany viene más o menos del año 98”.

A Rubén le gusta ver las diferencias entre los montajes. Sabactany, que fue la primera agrupación en el ciclo de presentaciones de este año, se distinguió por hacer una versión más libre de la obra, inspirada por el estallido social de octubre de 2019.

“En nuestra versión Jesús no es el Mesías, sino que es el líder de la comunidad”, señala Rubén.

Esto se manifestó en una importante escena de la obra. En la parte en que Jesús entra a Jerusalén y es alabado por el pueblo, mientras todos cantan “Hossana”, los miembros de Sabactany cargaron las mismas banderas que se vieron en las calles hace un par de años: la mapuche, la multicolor del movimiento LGBT y las moradas del movimiento feminista. Quienes llevaban esas banderas eran niños, adolescentes, y adultos, todos oriundos de Pudahuel.

Para Rubén ese es uno de los elementos más especiales de esta tradición, el ver a sus propios vecinos interpretando a los personajes. “Te topabas con el que hacía de Jesús en la calle, y para uno, que era chico, era como: “Oh mira, Jesús va caminando para allá”. Esa fue una de las razones por las que quise participar en esto”.

Los miembros de Sabactany cantando “Hossanna”

Un final feliz

La noche del sábado 16 de abril Jesucristo resucitado bajó desde lo alto del Anfiteatro, y caminó hasta el escenario mientras era ovacionado por el público. Ese día se presentaron los miembros de la compañía teatral Independiente, una agrupación que se caracteriza por apegarse a lo tradicional.

O sea, si Judas muere ahorcado, yo hago que Judas muera ahorcado. Hay compañías que no sé, le meten un balazo, que van innovando a través del tiempo. Yo trato de ir cambiando algunas cosas, modificando música, poniéndole cositas nuevas, pero no saliéndome de lo tradicional”, explica Jorge Acevedo, director de la compañía.

Sin embargo, hay un aspecto que Jorge sí está dispuesto a transar. Para los creadores de la obra original, Andrew Lloyd y Tim Rice, el no mostrar a Jesús como un ente divino era algo esencial. En el musical de Broadway no incluye los milagros, ni mucho menos a Jesús volviendo de entre los muertos. La versión de la compañía teatral Independiente, en cambio, muestra la resurrección.

“Creo que la historia no puede quedar en que a Jesús lo toman detenido. Que lo apresan, y que no tengamos un final feliz. Nosotros queremos mostrar ese final feliz e incluimos la resurrección. Y de hecho es una de las cosas que más trabajo nos cuesta porque eso es donde uno quiere dar la sorpresa al público, hacer desaparecer a Jesús que está ya crucificado, y hacerlo aparecer en otro lado. Ese es el trabajo más bonito que se hace en los ensayos”, opina Jorge.

Tal como ocurre con el resto de los directores teatrales, la historia de Jorge Acevedo con Jesucristo Superstar es de larga data. Durante su infancia fue parte del elenco de la compañía Génesis, y luego, el 2015, comenzó a formar su propia agrupación. Ahora sus hijos interpretan a Jesús y María Magdalena. Él, en tanto, lleva varios años actuando de Judas.

“Traté de cambiar el Judas, pero el chico después me dijo que no se atrevía. La verdad hay partes complicadas, que de repente hace que algunos se cohíban. Así que no quería hacerlo, pero igual me tocó hacer ese papel”, cuenta.

La recomendación viene de cerca, pero considerando los beneficios que trae tanto para los intérpretes como para el público, Jorge cree que esta tradición debería mantenerse.

“Porque no es solamente de las agrupaciones que hacemos Jesucristo Superstar, ni tampoco es solo de la gente de Pudahuel. Aquí llegan personas de muchas comunas. Yo tengo conocidos que vienen de Puente Alto a ver la obra. Todo el mundo espera la presentación de Jesucristo Superstar, entonces, cuando se deja de hacer un año, la gente llega igual al Anfiteatro, pregunta por dónde está la entrada y se sorprende cuando le dicen que no se presenta”.

Jorge Acevedo (de rojo) interpretando a Judas

Un público variado

Tal como relata Jorge, durante las varias jornadas de este Jesucristo Superstar-palooza, acuden personas de Pudahuel, Renca, Cerro Navia, Lo Prado, e incluso del sector oriente de Santiago. Algunos son familiares o amigos de los actores, pero muchos otros asisten simplemente porque les gusta el musical. Es el caso de Isabel, una mujer de Lo Prado que ha visto la obra en varias ocasiones.

“Me encanta lo musical. Me gusta cuando cantan, esa euforia que tienen”, comenta.

Aun cuando Jesucristo Superstar no fue pensada como una forma de propaganda religiosa, sino más bien todo lo contrario, entre el público que asiste a estas presentaciones, hay varios que lo ven como una forma de conmemorar la Semana Santa. Isabel cree que es una buena manera de mostrarle a sus hijos y sobrinos el verdadero sentido de la celebración.

“Esta tradición debería seguir para que conozcan de qué se trata semana santa, que no es solamente un fin de semana de playa o huevitos. Porque los cabros chicos te reciben los huevitos pero no saben el porqué, a qué va relacionado todo eso”.

Otros, como Rodrigo, un hombre 46 años que fue al Anfiteatro con su familia la noche del viernes, valoran más el aspecto cultural del asunto.

“¿Qué mejor que la música para los niños? Y el rock. Que viva el rock por siempre”.

¿Jesucristo se retira?

Muchos antes de convertirse en el doble de Camilo Sesto, Marcelo Jiménez se hizo fanático de la versión cinematográfica de Jesucristo Superstar. Cuando era adolescente sus abuelos eran dueños de un negocio de arriendo de películas, y la cinta dirigida por Norman Jewinson se exhibía constantemente en ese local.

A Marcelo le llamaron la atención varios aspectos de la película. Las canciones de rock, la vestimenta típica de los años 70, y también la visión más humana que se presenta de Jesús.

“Era una mezcla media extraña, Jesús en la época de los hippies… Me gustó todo ese revoltijo de cosas”.

Cuando tenía unos 19 años, Marcelo se encontró de casualidad con un grupo de Pudahuel que estaba preparando su propia versión de Jesucristo Superstar. Lo encontró bonito e interesante, pero había un elemento que le hacía ruido: los actores no cantaban, sino que ponían el cassette con las canciones de Camilo Sesto en la radio, y hacían la mímica. Eso, para un estudiante de música, era poco estimulante.

“Éramos músicos. Yo tocaba el teclado, mi primo era bajista, y el otro guitarrista. Entonces se nos ocurrió la idea: “Oye, ¿y si hacemos esta misma cuestión para Semana Santa pero en vez de que estén doblando que los gallos canten con su voz?”.

Ese fue el inicio de Éxodo: una compañía teatral que se formó a comienzos de los 2000, y que sus miembros aseguran, fue la primera en presentar la obra con música en vivo. Desde sus comienzos, Marcelo Jiménez interpreta a Jesús.

“Y Camilo Sesto fue en paralelo. Yo hice este musical, y como en la versión en español Camilo Sesto hace la voz de Jesús, como que me gustó la voz de Camilo. Empecé a averiguar quién era, y me gustaron sus canciones. Me las empecé a aprender, comencé a imitarlo, y ya en el 2011 sale este programa de Canal 13, donde me presenté y tuve la suerte de ganar la primera temporada. De ahí me empecé a dedicar a ser doble de Camilo Sesto”.

 

Como imitador del cantante español, ha hecho giras por Colombia y Puerto Rico, y se ha presentado en programas de talento de otros países. En el intertanto, Éxodo también ha pasado a las grandes ligas.

Cristián Ripoll, director de la compañía, cuenta que el 2019 fue un año decisivo. Antes del estallido social y la pandemia, Éxodo se presentó en el Teatro Nescafé de las Artes.

“Llenamos las dos funciones que hicimos, y si bien no ganamos plata porque no fuimos muy inteligentes, aprendimos en esa presentación del 2019. Dijimos: “Ya, esto puede profesionalizarse”.

Este año Éxodo hizo dos funciones de Jesucristo Superstar en el Teatro Cariola, y se presentó el viernes 15 en el Anfiteatro. Sin embargo, sus integrantes advierten que esta pudo haber sido su última vez en el escenario que los vio crecer.

El modelo que se viene dando hace algunos años, donde la Municipalidad de Pudahuel financia la técnica (iluminación, sonido, pantallas) ya no los convence. Ellos preferirían que les pagaran a las compañías por hacer el espectáculo.

“La muni no compra nuestro proyecto ni tampoco nos deja cobrar entradas. Ellos nos dan la técnica, la iluminación, pero todo lo demás lo tenemos que ver nosotros. Entonces si tú ves esto como un hobbie, es bonito, pero si lo ves de una forma profesional no es tan bonito, porque nos gustaría que nos pudieran financiar el proyecto, porque es un espectáculo de primer nivel”, dice Cristián.

Más allá de las críticas, el director asegura que echará de menos las presentaciones en el Anfiteatro. En cambio, a Marcelo, que lleva cerca de 20 años en el papel de Jesucristo, le cuesta un poco pensar en los aspectos que extrañará.

“La he hecho tantas veces ya… Y mi voz como que se va gastando. Hacer la obra como la hacemos nosotros requiere estar con la voz al tope. Yo ya me retiro de esta cuestión de hacer de Jesús. Pero ellos siguen, yo creo que el otro año y el siguiente. La gente va cambiando, pero el grupo sigue”.

Marcelo Jiménez, el doble de Camilo Sesto, interpretando a Jesús

De las tablas al cine

Para los miembros de las compañías de teatro pudahuelinas, una parte crucial de esta tradición es el escenario donde se presentan.  Rubén Pozo recuerda que en el 2019, producto de una reestructuración del Anfiteatro, la Municipalidad les ofreció montar la obra en otra parte de Pudahuel. A ellos, sin embargo, no les convenció la idea.

“Si no es en el Anfiteatro es como que no nos presentáramos”, dice Rubén.

Otros directores tienen una opinión distinta. Juan Pablo Muñoz, de la compañía Getsemaní, cuenta que su agrupación lleva varios años presentándose en Noviciado, un sector rural de Pudahuel donde los espectáculos culturales no son tan frecuentes.

“Es para darle la oportunidad a las otras compañías, porque ocupaba un día, y estuve, ¿cuánto? Por decir un número, 25 años saliendo en el Anfiteatro, y hay otras organizaciones que recién están montando su obra”.

La primera vez que Juan Pablo participó del montaje de Jesucristo Superstar fue en 1987, cuando a los 13 años él y sus amigos de infancia comenzaron su propia compañía de teatro. Ha visto cómo la tradición ha ido mutando: desde ese tiempo donde las presentaciones eran solo los días viernes y sábado, pasando por el período en que las agrupaciones financiaban todos los costos de la producción y cobraban una entrada, hasta ahora, que es gratis y cuentan con el apoyo de la Municipalidad.

También se ha quedado lo suficiente para ver cómo los miembros de las compañías han ido rotando. Cuenta que los líderes de las agrupaciones ya no son los mismos, sino que ahora son jóvenes que fueron tomando los nombres de las antiguas compañías. El único que permanece es él.

“Yo todavía no lo suelto, soy porfiado para salir”, confiesa entre risas.

Siguiendo la tónica del último tiempo, este año Getsemaní no estuvo en el Anfiteatro. O al menos no en vivo. El sábado 23 la compañía presentará una versión cinematográfica de la obra, algo que, de acuerdo a Juan Pablo, estaba dentro de sus planes desde hace tiempo.

“Con Marcelo Venegas, que hacía de Jesús, tuvimos la idea de grabar la película. Entonces hicimos unas grabaciones, pero fue bien amateur. Este año cumplimos el sueño de poder grabarla más profesional”.

Con ayuda de una subvención municipal entregada el año pasado, los miembros de Getsemaní grabaron las escenas de la obra en distintas locaciones al interior de Pudahuel. La idea es dejar un registro para que quienes viven lejos del Anfiteatro, o tienen problemas de movilidad por su edad, puedan participar de este evento cultural. Sin embargo, Juan Pablo reconoce que el proyecto también le entusiasma por razones personales. 

“Quería tener un registro para mí, para cuando yo me salga de esto. Poder sentarme y ver dónde están mis nietos, dónde están mis amigos, dónde está mi familia”.

Pese a que se han generado rivalidades entre las compañías de teatro, que año a año compiten por hacer la mejor versión de Jesucristo Superstar, Juan Pablo ha decidido tomar una postura más conciliadora. Después de todo, la tradición sigue viva gracias al trabajo de las diferentes agrupaciones.

“Quiero que los jóvenes sigan con esto. Como ya no vamos a estar nosotros, que sigan ellos, y que esta cultura se mantenga acá”.

María Fernanda Araneda

Estudiante de Periodismo de la Universidad de Chile