Entre el 24 de agosto al 5 de septiembre de 2021 se llevaron a cabo los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 -aplazados hasta el año 2021 debido a la pandemia de COVID-19- y el Team ParaChile cerró su mejor participación en una cita deportiva cosechando seis medallas. Sin embargo, a pesar de los excelentes resultados, ¿existe un verdadero apoyo para los deportistas paralímpicos? ¿Qué piensan nuestros deportistas? ¿Es Chile es un país inclusivo?


Dos preseas de oro obtenidas por Alberto Abarza y Francisca Mardones, tres de plata conseguidas por Abarza (2) y Mariana Zuñiga, y una de bronce ganada por Katherinne Wollerman, dan cuenta de los buenos resultados del equipo chileno en en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020.

Alberto Abarza es competidor en natación adaptada y fue la gran figura de Chile en Japón, obteniendo tres medallas en la categoría S2: una de oro en 100 metros espalda y dos de plata en 200 metros libres y 50 metros espalda.

Se agrega a la lista de premios la del tenimesista Cristian Dettoni, campeón para panamericano en Guadalajara 2011, quien en estos juegos logró ubicarse dentro de los ocho mejores en la categoría Clase Seis. Además, fue una de las grandes sorpresas del torneo, venciendo al número uno del mundo: el español Álvaro Valera.

A pesar de su buen desempeño en los Juegos Paralímpicos, como deportistas chilenos comparten un sentimiento de rabia y decepción respecto del país, pues en Chile existe muy poco apoyo por parte del Estado y la sociedad a este tipo de deportes.

De hecho es casi inexistente es el aporte del aparato estatal sobre temas de visibilidad e inclusión, y donde casi solo se vive de donaciones y esfuerzos personales. Una falta de apoyo público y empresarial (auspicios) que resulta dramática, y que da mayor significación a la victoria alcanzada, así como más gratificación a los deportista, debido al valor que se le otorga al esfuerzo individual.

No obstante, estos logros personales, no basta para cumplir las necesidades tanto financieras como emocionales que debieron enfrentar. “Me molestó mucho cuando llamaron a mi señora y le dijeron que íbamos a recibir 40 millones de pesos por la medalla. Y es verdad, pagan eso por la medalla, pero mi silla de ruedas cuesta 15 millones”, dice Alberto Abarza, asegurando al Diario Financiero que “mantener a un deportista de alto rendimiento no lo cubres con eso. Me molestó porque sacan en cara eso, hay que tener cuidado”.

 

Una participación histórica

En los 29 años de historia paralímpica chilena, que comenzó en los Juegos Paralímpicos de Barcelona 1992, la reciente edición fue la primera en ser transmitida por televisión abierta, siendo Televisión Nacional el medio encargado de llevar el deporte paralímpico a las pantallas.

A medida que ha pasado los años, Chile ha ido teniendo mayor número de clasificados. En Tokio se presentó con 19 atletas, en Río de Janeiro 2016 lo hizo con 15 y en Londres 2012 con siete, edición en la cual Cristian Valenzuela, atleta ganador en la prueba de 5000 metros, obtuvo la primera medalla de oro para Chile. Según medios extranjeros, nuestro país tiene gran reconocimiento dentro de la competencia paralímpica y es considerado una potencia en varias disciplinas, pero ¿por qué esto no es reconocido y celebrado?

Una de las explicaciones, según los competidores, es que la cultura deportiva del país gira alrededor del fútbol, pero en tiempos de comunicación masiva el deporte paralímpico aún no recibe el minuto de fama que merece. “A todos nos gusta, pero no solo de fútbol vivimos. Tenemos otros deportes y hay que verlos y consumirlos, y al consumir deporte implica que las empresas van a empezar a decir: mira, este deporte está vendiendo”, explica Cristian Dettoni.

Una situación que se debería a la falta de formación inclusiva, no tan solo en el deporte, sino que en la sociedad en general. En una comunidad más inclusiva todo deporte se practicaría y se valoraría, por lo que el miedo a apostar a disciplinas menos masificadas sería casi nulo, señalan los especialistas. Porque si se vieran todos los deportes, mayor serían sus patrocinios y apoyo estatal, provocando un círculo virtuoso lleno de beneficios.

Todos tienen que aportar su grano de arena: el Estado y las empresas privadas con políticas y auspicios, los medios visibilizando los deportes menos tradicionales y paralímpicos, los deportistas teniendo buenos resultados y el público valorando y practicando otro tipo de disciplinas.

Fuente: Mauricio Palma/Copachi

Juegos Inclusivos

Macarena Quero, quien fue la primera mujer en participar en unos Juegos Paralímpicos dijo al Diario Concepción sobre el rendimiento de Chile en Tokio 2020 que “siempre hemos tenido buenos resultados, pero ahora fue mejor porque se lograron varias medallas. Antes no había difusión o visibilidad, entonces la gente no sabía”.

Fundación Sanitas, en España, ha levantado el proyecto “Deporte Inclusivo en la Escuela”, donde trabaja con los profesores de educación física para hacer del deporte en las escuelas un espacio más inclusivo. Sanitas fue de las primeras en dedicar sus esfuerzos para realizar los Juegos Inclusivos de Madrid, una competición entre deportistas olímpicos y paralímpicos, con el objetivo de apostar por la igualdad real a través del deporte. El certamen, celebrado el 7 de octubre pasado, reunió a 170 atletas convirtiendo a Madrid en la capital mundial de la inclusión. El deporte inclusivo y el paralímpico no han hecho más que crecer en países como España, pero no así en todas las partes del mundo.

Recientemente, la Fundación Agitos, Comité Paralímpico y el Mindep de Valparaíso se unieron para apoyar a jóvenes con discapacidad para sus futuras competencias, por lo cual optaron por tener un entrenador para la región de Valparaíso, quien realizó talleres de natación y de atletismo. “La alianza que se realiza con el Instituto Nacional del Deporte (IND) consiste en entregar todos los espacios y asesorías del comité para el desarrollo del deporte para las personas con discapacidad para la región”, comunicó Francisco Rojas, entrenador de natación, a G5 Noticias.

La próxima competencia sucederá en el Estadio Nacional de Santiago el 15 y 16 de enero, y será la primera vez en que la región de Valparaíso tendrá tres representantes, Nallely Muñoz, Micaela Alvarado y Mateo Letelier los cuales se están preparando para la competencia en el Polideportivo Renato Raggio de Valparaíso. Este proyecto no solo cuenta con natación, sino con talleres de fútbol, rugby, surf, y de básquetbol que se han desarrollado gracias a la Fundación Agitos junto con el IND.

 

Discriminación sistémica

“El dinero está, pero falta gestión. Yo pagué mis viajes durante todas las competencias. Fue gracias a mi familia y a personas desinteresadas. Sí, hay ayudas, pero no son suficientes. Que te manden a la cola del avión en un campeonato donde debes rendir no está bien, que no le paguen a tu técnico no está bien, que tu asistente no tenga sueldo tampoco está bien. Cuando la medalla llega, dicen que invirtieron millones de dólares en el deporte, pero de eso ¿cuánto me tocó a mí?”, dijo en tono enérgico Alberto Abarza al Diario Financiero.

Un dato de la causa es que en Chile los atletas olímpicos como paralímpicos reciben la misma bonificación por medalla de oro, cerca de 42 millones de pesos. Esta política está fijada por ley en el Decreto Supremo N°6, Artículo 10°.

Desde el comienzo de la historia de los deportes paralímpicos nacionales han existido problemas financieros. Ejemplo de esto, es que la Federación Paralímpica de Chile (Feparachile) fue desvinculada del Comité Olímpico de Chile (COCh) en abril del 2012 debido a una deuda de 5 millones 599 mil 480 pesos. Esto llevó a que, en marzo de 2013 se originara una comisión ad hoc paralímpica, la cual cinco meses después se convertiría en lo que hoy conocemos como Comité Paralímpico de Chile (Copachi).

 

Deporte costoso, deporte sin apoyo

Chile presenta problemas específicamente en la falta de ingresos mensuales y la inexistencia de los espacios adaptados para el deporte paralímpico. El Sistema de Becas para Deportistas de Alto Rendimiento (Proddar), consiste en la entrega mensual de un incentivo económico a aquellos deportistas y su cuerpo técnico asociado, que hayan obtenido un logro deportivo destacado a nivel internacional acorde a lo establecido en el Decreto Supremo N°18 (junio, 2020).

Además, el actual Sistema de Becas considera un Beneficio Complementario de Salud correspondiente en hasta un 7% del incentivo de la beca para aquellos deportistas que manifiesten su voluntad de acogerse a este beneficio cuyo objetivo es reembolsar el pago de la respectiva institución de salud de los y las deportistas (Isapre o Fonasa).

Cristian Dettoni comenta que “desde que existe la beca Proddar, los deportes paralímpicos ingresaron después y no contábamos con un recinto para entrenar, pero prontamente estará, ya que se inaugura para Santiago 2023”. Aunque los recintos ya están en construcción, es inaceptable que medallistas paralímpicos no cuenten con un lugar propio para entrenar ni con el equipo necesario. “De a poco han ido incorporando a personas que conocen el deporte paralímpico; hay mayor conocimiento. ¿Se ha ido equiparando? Sí, pero lo ideal es ir pidiendo, porque siempre va a faltar”, denuncia Dettoni.

El bajo financiamiento provoca que estos deportistas con alguna discapacidad se vean en la obligación de buscar otras alternativas y, sumado a la falta de tiempo, resulta en un caos físico y psicológicamente, agotando las energías de cualquier atleta.

“El deporte paralímpico es un deporte muy caro, porque necesita mucha ayuda. No solo es entrenar, sino que se necesitan entrenadores que sepan de discapacidad de deportes y personal que ayude a gente que tiene múltiples discapacidades. Hay que ir inyectando permanentemente más recursos”, afirma el tenimesista Cristián Dettoni, quien sostiene que “el deporte en Chile necesita un apoyo público que tiene que ver con políticas de salud, de esparcimiento y recreación. Aquello está consagrado en todas las convenciones que firmamos, como Estado, con respecto a los derechos de las personas”.

En relación a esto, la misión Tokio -nombre que recibió la inversión que costea la participación de la delegación nacional en los Juegos Olímpicos y los Juegos Paralímpicos – tuvo un costo de cerca de 600 millones de pesos, de los cuales 235 millones 632 mil 688 pesos fueron destinados al deporte paralímpico.

Entre las faltas de apoyo que destaca Dettoni también entra la inversión privada. Las empresas privadas invierten poco en deportes no convencionales e invierten aún menos en deportes paralímpicos. “Por lo tanto -enfatiza- una vez que se logre equiparar, es decir que el presupuesto no solo provenga del Estado, sino que también de empresas privadas que estén en pro del desarrollo y se involucren en el deporte que no sea fútbol ni tenis, vamos a tener un despegue en todos los ámbitos deportivos”.

Dettoni afirma que “para hablar de inclusión tiene que haber una transformación social profunda”. Es decir, una sociedad democrática de verdad, donde se respete y valore la diversidad desde sus cimientos. “La inclusión tiene que ver con respetar a nuestros pueblos originarios, a los migrantes, a la diversidad sexual, a los movimientos feministas e incorporarlos en la discusión de las políticas públicas, y también, incorporar a gente con discapacidad”.

Chile aún no logra definirse como un país integrador, que promueva sistemas de equidad, porque, tal como concluye el tenimesista, “no somos una sociedad inclusiva, somos altamente discriminadores”.