Con el reglamento interno ya publicado, la Convención Constitucional abre paso a la redacción de una nueva Constitución. Pionera en el mundo al ser representada con escaños reservados para pueblos indígenas y la participación paritaria entre géneros, la redacción de la nueva Carta Magna desplazaría y dejaría en el pasado las versiones racistas, clasistas y sexistas de 1833, 1925 y 1980 abriendo paso a la base feminista y la renuncia del sistema de desarrollo que está tatuado en Chile.


Histórico por donde se le mire, en todos los medios, en todos los posts de redes sociales. El 29 de septiembre de 2021 se celebraba el avance del proyecto de ley de despenalización del aborto hasta las catorce semanas de gestación de manera consentida por personas gestantes en Chile. Con 75 votos a favor, 68 en contra y dos abstenciones, la Sala de la Cámara de Diputados y Diputadas aprobó el proyecto y reactivó el debate sobre el aborto legal en el país. Sin embargo, semanas después el proyecto de ley fue rechazado, dejando en la nada una de las demandas más fuertes del movimiento feminista.

Desde 2017, con la promulgación de la ley 21.030 que despenalizaba el aborto en tres causales, personas gestantes con razones no abordadas en aquel proyecto siguieron abortando y, en consecuencia, muriendo. Según un estudio compilativo de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, basado en estadísticas entregadas por el poder judicial, entre 2015 y 2019 se tramitaron 232 causas por el delito de aborto clandestino, llegando 18 causas a tener sentencia, sin embargo, los datos entregados no permiten establecer cuántas de ellas corresponden a la persona gestante o a quien haya realizado dicho aborto de forma clandestina. Respecto del aborto con participación de un facultativo, es decir, personal de la salud, para el mismo período se tramitaron 23 causas y una recibió sentencia.

Víctimas de un Estado que no garantiza una ley de aborto seguro, sin causales y con plazos razonables. Estado criminaliza jurídica y socialmente a miles de personas gestantes que abortan cada año, las mismas que se desangran en los baños de sus casas y que deben afrontar en la soledad un acto terrible para sus cuerpos y su salud mental. 

 

Las interrogantes que surgen

¿Qué significa esta realidad? ¿Hay más falencias por parte del Estado? ¿Educación sexual integral que garantice evitar el embarazo adolescente, el contagio de infecciones de transmisión sexual y/o VIH y sustente el conocimiento sobre relaciones violentas, racistas, homofóbicas, patriarcales o prejuiciosas? ¿Leyes que penalizan las agresiones sexuales? Claro que sí, pero sólo después de que exista una víctima fatal para ponerle su nombre a la medida, como Ley Antonia, que a la fecha sigue recibiendo modificaciones para lograr la obtención efectiva de una respuesta oportuna y además de protección cuando la persona se encuentre en riesgo, amenazada o vulnerada en su cotidianidad.

¿Qué tan evidente se vuelve la necesidad de una nueva Constitución con un enfoque feminista y paritario entonces? Hay 155 sillas repartidas en todo el hemiciclo de lo que fue la Cámara de Diputados del Ex Congreso Nacional. Algunos están separados por comisión, otros por aforo y hay quienes ocupan la silla de su hogar, trabajando remotamente. Todos con una sola misión: redactar la nueva Constitución para Chile. El camino para llegar ahí fue complejo y sigue siéndolo.

El inicio de algo histórico

Se comenzó la escritura de la nueva Constitución con paridad de género en sus integrantes, 78 hombres y 77 mujeres, algo nunca visto en el mundo, convirtiendo a Chile en el primer país en tener una Convención Constitucional paritaria. Ingrid Segura, directora ejecutiva de la Fundación Honra, dedicada a la lucha por la equidad de género y a la no violencia en pareja, dice sentirse plenamente representada en este importante acontecimiento, donde “la Convención tiene que ser el motor principal para volvernos una sociedad equitativa e inclusiva, siendo esto primordial”.

Si bien existe un número similar de hombres y mujeres para la elaboración de esta nueva Constitución, esto no significa una paridad tangible. Existen varias comisiones con distintos aspectos a trabajar, tales como: Derechos Humanos, Verdad Histórica y Bases para la Justicia, Reparación y Garantías de No Repetición, Participación Indígena, Comunicaciones, entre otras, pero no existe una específica que se declare “feminista”.

Sofia Brito, feminista y escritora, artífice del libro Por una Constitución Feminista menciona que no debiese existir una dimensión explícitamente feminista en la elaboración de la nueva Carta Magna, sino que debiese existir “una democratización de los espacios, una aceptación e inserción de todos los derechos que deben tener las mujeres y una inclusión que resulte intrínseca en todas las comisiones mencionadas con anterioridad”.

Sofía Brito
Fuente: Instagram

De un tiempo a esta parte han existido numerosas propuestas que buscan modificar drásticamente las instituciones democráticas del país y de esta forma construir una Constitución con equidad de género e inclusiva. Alondra Carrillo Vidal, constituyente Independiente por el Distrito 12, psicóloga, integrante de la Coordinadora Feminista 8M y también de Movimientos Sociales Constituyentes, explica una de las proposiciones más importantes habladas en la Convención Constitucional: “Es muy probable que el Congreso bicameral que tenemos hoy en día sea reemplazado por un Congreso unicameral, paritario, con escaños reservados y con una participación directa de todos los pueblos y los territorios de Chile”.

De lograrse la modificación de los estamentos decidores del país, el movimiento feminista podrá de una vez por todas plantear los elementos del programa histórico del feminismo. Un aborto libre, legal, seguro y gratuito, una vida libre sin violencia contra las mujeres, el derecho a la vivienda, una educación pública y no sexista y/o educación sexual integral, son algunos de los componentes de ese plan.

Hablar de una Constitución con enfoque de género es complejo y a la vez va más allá del concepto de paridad o la instalación de leyes feministas. Si bien éste es un gran avance en cuanto a la rama de participación de mujeres en materia política, es sabido que, a lo largo de la historia, el hecho de que ellas fueran parte de un terreno exclusivamente de hombres no era viable, generando una lucha de años.

No basta sólo con creer que consagrar una Carta Magna con participación de hombres y mujeres es suficiente. De hecho, en Por una Constitución Feminista, en el “Artículo 5: Feminismo y derecho constitucional: Aportes para una nueva Constitución”, escrito por Bárbara Sepúlveda Hales (PC), constituyente electa por el Distrito 9 y Lieta Vivaldi Macho, abogada y feminista, plantear una Constitución “requiere una mirada mucho más profunda en que todos los derechos sean pensados desde una perspectiva feminista: vivienda, educación, salud, medio ambiente, trabajo, entre otros. Ninguno de estos derechos puede seguir siendo formulado solo para algunos privilegiados”. 

Créditos: CEDEA Universidad de Chile

Será feminista o no será

El proceso constituyente está recién iniciando, pues solo está listo el reglamento. Sin embargo, las comisiones de trabajo vigentes, tales como la Comisión de Sistema Político, Principios Constitucionales, Formas de Estado, Descentralización, Derechos Fundamentales, Medio Ambiente, Cultura, Participación Popular, Derechos de los Pueblos Indígenas, entre otros, ya iniciaron sus trabajos. Todas ellas están compuestas de manera paritaria, es decir, existe una cantidad equitativa de hombres y mujeres en su integración. 

Pero ¿qué se espera desde la perspectiva del feminismo? Pues si bien la Constitución es paritaria, de las 77 mujeres partícipes del proceso, al menos cuarenta y cinco han manifestado de forma pública ser feministas, y algunas de ellas, tales como Alondra Carrillo (Distrito 12) y Elisa Giustinianovich (Distrito 28), a través de sus programas, redes sociales y declaraciones, han asegurado que éste “debe estar presente a lo largo de la discusión de forma transversal, visibilizando que el feminismo se instala en todas las esferas, y no se queda solo en discutir temas de género o que afecten propiamente a las mujeres”.

Desde que la opción “Apruebo” ganó en las elecciones del plebiscito del 25 de octubre de 2020, son varios los temas que desde ya se han instalado como esenciales del proceso constituyente. Algunos de ellos son el rol del Estado, modelos de desarrollo económico que deje atrás el sistema neoliberal, derecho a la salud, la educación, acceso al agua y descentralización junto al reconocimiento de un Estado plurinacional.

Junto con aquello y la gran motivación de la ciudadanía con ser partícipe de este hito, la Convención Constitucional abrió un proceso de manera online en el cual las personas pueden enviar algún tema para que sea discutido por los y las constituyentes, solo que este, primeramente, debe conseguir quince mil firmas. 

El 29 de diciembre, a tan solo dos días de finalizar un año tan histórico para Chile, la Comisión de Participación Popular dio a conocer la primera iniciativa de norma que logró la cantidad de firmas anteriormente mencionadas para poder ser discutida en el debate constitucional. 

La propuesta fue realizada por la Asamblea Permanente por la Legalización del Aborto en Chile “Será Ley” quienes abogan por un aborto seguro, legal y gratuito para todas las personas gestantes. Alondra Carrillo asegura que “esta es una muestra de la potencia histórica y desbordante del movimiento feminista en nuestro país y el mundo. Es una demanda que ha movilizado a millones. Se pone sobre la mesa como un asunto fundamental e ineludible. Es un día histórico y estamos muy contentas”. 

Cabe destacar que esta iniciativa recién fue publicada el 24 de diciembre, por lo tanto, en siete días logró la meta. Además, el segundo requisito era que los patrocinios sean de cuatro regiones y resulta que esta iniciativa obtuvo los patrocinios de las 16 que componen el país, por lo tanto, es una demanda transversal, porque esta nueva Carta Magna, será feminista o no será. 

 

En busca del Adiós a los Chicago Boys

Entre las múltiples ramas en el que el feminismo se abre paso en la redacción de la nueva Constitución está la abolición o el reemplazo del sistema neoliberal que ha regido en Chile de manera acelerada desde el régimen dictatorial y que repuso la posición conservadora sobre la manera en que las mujeres son vistas en la sociedad. 

“Lo que sí o sí necesita la nueva Constitución es asegurar un entramado institucional que sea antineoliberal, es decir, que proponga una solución al neoliberalismo desde la ética de los cuidados y también que sea decolonial y que podamos por primera vez en nuestra historia como territorio dar valor a los saberes ancestrales que han sido negados y que lamentablemente hoy se ven reflejados con cupos limitados en la representación de la Asamblea Constitucional”, explica Sofia Brito.

No cabe duda, entonces, que se revisará el modelo de desarrollo en el que se basa el país entre las discusiones del proceso a una nueva Carta Magna que dará comienzo a un debate extenso por combatir el sistema neoliberal desde una mirada interseccional, es decir, a partir de una perspectiva antineoliberal, antipatriarcal y antirracista.

“Esa perspectiva supone la socialización de la riqueza, de los trabajos, de los bienes comunes, entre otros elementos, cuya organización, hoy en manos de privados que lo único que hacen es enriquecerse mediante esta forma de organización de la economía, pueda ser enfrentada”, comentó Carrillo a Radio Universidad de Chile.

Fuente: Instagram

Y si bien éste es solo el inicio de un largo camino, las esperanzas de una Constitución hecha en democracia, conformada de manera paritaria, con escaños reservados para pueblos originarios y con enfoque feminista, son cada vez más grandes. La revuelta de octubre de 2019 fue el efecto dominó para el comienzo de una Constitución feminista y paritaria que marcará para siempre y de forma inédita en la historia chilena la participación de mujeres en la política, aquellas que lucharon por décadas para votar y tuvieron que luchar otro par de años para ser elegidas. 

Son muchas las expectativas que las y los constituyentes deben cumplir. Junto con la aprobación del reglamento general de la Convención, sólo queda apretar el acelerador y pensar en todas esas personas gestantes que mueren por no tener derecho a elegir sobre sus cuerpos y que por fin habrá justicia, esperando que por fin sea ley en la nueva Constitución de Chile.