A días de las próximas elecciones, el pueblo de Chile debe decidir quién será su candidato o candidata. La mayoría tiene claro al presidente, está convencido por una senadora y le tinca un diputado. ¿Y qué pasa con los Consejeros Regionales? La mayoría no tiene idea. Doble Espacio conversó con tres candidatos a Core, para conocer más el cargo y las aspiraciones de quienes buscan ocuparlo.


El domingo 21 de noviembre se llevarán a cabo las Elecciones Generales en la que los chilenos tendrán que elegir a las autoridades que los representarán por los próximos cuatro años. A cada ciudadano que concurra a votar se le entregarán cuatro papeletas: una para presidente, una para diputados, una para senadores y una para elegir a los consejeros regionales (Core).

Una semana antes de la importante elección, la feria que se instala los días sábado en el estadio Ester Roa de Concepción está repleta. Entre puestos de verduras, frutas y cachureos, y cortándole el paso a los vecinos que caminan apurados bajo el sol del mediodía, las brigadas de los candidatos a Core intentan convencer a la gente de aceptar su propaganda.

—¡Hola! ¿Le puedo dejar un volante? Soy candidato a Core por las comunas de Concepción, Chiguayante y La Florida —le dice un joven abogado a una señora que va saliendo de la feria. 

—No sabía que los Core iban en esta elección —le contesta la señora.

—Eso es una de las cosas que más me dice la gente en la calle —comenta Gregorio Haristoy, enfrascándose en una conversación con la señora, que ahora le comparte sus inquietudes y descontentos sobre la situación de la región.

Otra de las cosas que le comenta la gente en la calle es que no tienen idea cuál es la labor de un consejero regional. Son, de alguna forma, los olvidados de estas elecciones. Por esta misma razón, hasta el último día de campaña cuenta. 

Quizás después de las incansables jornadas de campaña bajo el sol penquista, caminando por los barrios de la ciudad, conversando con personas en la Plaza de Los Tribunales, el electorado se pueda responder la pregunta: ¿Qué diablos hace un Core?

El lobbista del Gobierno Regional

Gregorio Haristoy (27) es abogado desde hace aproximadamente un año. Trabajó un tiempo en la Corporación de Asistencia Judicial del Biobío y actualmente trabaja en Tribunales realizando labores administrativas, mientras estudia un magíster y lleva adelante su campaña electoral. Su departamento funciona como centro de operaciones y su dormitorio ahora está habilitado como oficina.

A Gregorio le interesaba la política, de hecho llevaba casi un año militando en el Frente Amplio cuando fue el estallido social. Pero no le interesaba postular a un cargo de elección popular. Lo suyo era la política desde un lugar de reflexión, tras bambalinas. Hasta que en mayo de 2021 fue jefe de campaña de una candidata a concejala y se sintió motivado por el proceso. 

Como siempre le había llamado la atención el ámbito público dentro del derecho, tenía más o menos claro el rol que cumplía un consejero regional. Por esta misma razón, sabe que si sale electo, sus deseos y propuestas para las comunas que quiere representar, dependen mucho de la conformación del Consejo Regional.

“Es complicado para uno que no es el que presenta los proyectos. Entonces uno tiene que pensar en una lógica de que no es un llanero solitario, tiene que moverse con más gente, -con más Cores- dentro de ese espacio”, comenta Haristoy. 

 

Un joven sonriente de camisa celeste y abrigo azul marino sentado en unas escaleras de la ciudad de Concepción.
Gregorio Haristoy, candidato a Core por Concepción, Chiguayante y La Florida.

Antiguamente eran los concejales de las comunas de cada región quienes definían a los integrantes del Consejo, pero desde el 2014, los consejeros regionales se eligen por votación popular.

Entre las labores de los Core se encuentran aprobar los planes y estrategias regionales y comunales de desarrollo y aprobar el presupuesto del Gobierno Regional, entre otras. 

Entre sus facultades más importantes está la capacidad de delegar funciones del delegado presidencial al gobernador regional. Para esto, el Gobierno Regional -con el apoyo de la mayoría del consejo- debe elevar una solicitud al Presidente de la República, 

Y de aprobarse, a pesar de no ser tantas funciones, el Gobernador pasaría a tener atribuciones que nunca ha tenido alguien electo democráticamente. Esta pequeña acción, según comenta Haristoy, podría facilitar un camino a la regionalización y descentralización

Otro de los aspectos que le interesan a Gregorio Haristoy de la función del Consejero Regional es lo que él define como una especie de lobby dentro del gobierno regional. 

“Aunque uno no pueda proponer algo, sí puede ir donde el gobernador o la gobernadora, y decirle: Mira, si tú quieres proponer esto, nuestra concepción de esto es ésta. Entonces, si tú quieres contar con nuestro voto, deberíamos conversar sobre si podemos llegar a un punto en común”, comenta el candidato a Doble Espacio.

Un votante promedio

Vicente Badilla (25) nació y creció en Chillán. Está en el proceso de titulación para convertirse en Ingeniero Industrial y es uno de los dos candidatos abiertamente LGBT+ de la Región del Ñuble.

Le interesa la aplicación social de la ingeniería y se dedica a la inclusión laboral para mujeres, personas discapacitadas, migrantes y pueblos originarios. Aunque su meta profesional es lograr una mayor inclusión laboral de las personas LGBT+ en todos los espacios. 

Por esa misma razón aceptó lanzar su candidatura a Core como independiente, actualmente, la única que va por el cupo del Frente Amplio en su zona. Además, considera que la labor del consejero regional puede tener un gran impacto en las regiones más pobres y rurales. 

“Es súper influyente, sobre todo en las que estamos como más afectadas por el centralismo, por así decirlo, para todas las regiones, que somos menos desarrolladas que el resto. Y sobre todo esta que es de un alto impacto y de un impacto social también. Consideramos que era el espacio más propicio para generar cambios sociales muy profundos, por lo directo que es”, afirma Badilla.

Vicente entiende el rol del Core como uno paralelo al gobernador, que realiza un trabajo de fiscalizador y de control de la gestión. Debe conocer los presupuestos y aconsejarle al gobernador o gobernadora sobre los intereses de la región.

Un joven sonriente está de pie ocupando el lado derecho de la pantalla, está apoyado en un mural que dice "Diguillín libre"
Vicente Badilla, candidato a Core por la Provincia de Diguillín.

Esta claridad, sin embargo, no la tenía antes de lanzar su candidatura. 

“Tenía nociones, pero nunca lo había estudiado. Básicamente, como votante promedio nunca había estudiado bien la votación. Siempre uno estudia las votaciones de senadores o senadora, de diputados, de presidente o presidenta, los de concejales y los de las alcaldías”, comenta el candidato. 

Sobre lo que quiere lograr tiene dos versiones: la idílica y la realista. En un mundo ideal, le gustaría avanzar en la implementación de Smart Cities, retomar los ríos libres e instalar oficinas de derechos humanos y de disidencias, personas viviendo con VIH, mujeres, etc.

“Mi sueño para Chile en realidad es que nos convirtamos en un gran santuario de los bienes naturales, al mismo tiempo que pudiésemos transformar nuestra economía. En vez de picar piedra y picar palo, nos transformemos hacia la exportación de conocimiento”, asegura Badilla, y luego agrega: “Mi objetivo como más soñador es transformarnos, realmente, en una región inclusiva, y avanzar hacia una nueva visión que considere la ciencia, la tecnología, la innovación, la salud, la educación, el ecoturismo”.

Al preguntarle sobre qué es lo que realmente cree que podría lograr durante cuatro años como consejero regional su respuesta cambia.

“Instalar la bandera LGBT de una vez al año”, bromea. Y luego agrega: “Que cambiemos un poco la lógica de la atención primaria. Me refiero, por ejemplo, manuales con lenguaje inclusivo para reconocer la identidad. Que podamos activar protocolos de participación ciudadana, que la gente deje de considerar la gobernación como una imagen casi divina que representa al gobierno central y que sea, básicamente, la descentralización del Gobierno. Y siendo realista creo que es súper posible llegar a eso con un poco de voluntad, un poco de negociación y unos buenos cafecitos”.

Ejercicio simbólico del cargo

Julio López Ojeda (45) es periodista de profesión. Vive en Coyhaique y actualmente está cesante, pero fue funcionario municipal por el pasado año y medio. En ese tiempo observó de cerca el ejercicio de los concejales y llegó a la conclusión de que hacía falta más dedicación y trabajo.

Lamentablemente no alcanzó presentar una candidatura para concejal, pero decidió darle una oportunidad a la candidatura para Core como independiente en un cupo del Partido Radical.

Está convencido de que él puede suplir las falencias que observó en el municipio, dotado de su experiencia como dirigente sindical y con la certeza de que puede hacer las conexiones entre la institucionalidad, las organizaciones y los vecinos.

“Esa experiencia me permite trasladarlo imaginariamente a lo que pasaría como concejal o como consejero regional”, señala el candidato.

Aunque también cree que no se requiere de un perfil especial para el ejercicio de las formalidades del cargo. Basta con que el Core se lea la ley, los reglamentos y asista a las reuniones. 

“En eso todos vamos a hacer lo mismo y por lo tanto nadie va a ser un aporte mayor. Yo pretendo ser un aporte en lo otro, en el ejercicio simbólico del cargo”, afirma el periodista.

Lo que busca Julio es poner el cargo a disposición de la gente, porque él es solamente un emisario de los intereses de su comunidad. La autoridad es el pueblo, y el pueblo no la puede perder.

Con esta postura busca diferenciarse del resto de los Core, porque sabe que todos van a terminar haciendo lo mismo. 

“En el ejercicio formal del cargo es algo en lo que no nos vamos a diferenciar mucho. Todos vamos a estar de acuerdo en que hay que pavimentar, construir casas… todos vamos a estar de acuerdo en eso, cómo vas a votar en contra de eso. Lo distinto y lo que yo creo que puede generar más avances, es devolverle la autoridad al pueblo”, asegura Julio. 

Un hombre de mediana edad en primer plano en la parte izquierda de la pantalla, al fondo se aprecia un río.
Julio López Ojeda, candidato a Core por Coyhaique y Lago Verde

Un tema que parece interesar particularmente a López es la pretensión que tiene Chile sobre la Antártica y la relevancia que tienen nuestras reservas de agua dulce con el cambio climático. Y está convencido de que el trabajo debe partir desde las autoridades regionales, que hay que formar redes entre los Core de la Patagonia y también las autoridades argentinas. 

“Yo ya lo planteé con una concejal de la comuna de Cisnes, y yo le ofrecí que, si salía electo, (ella ya está electa), forjáramos una gran alianza de autoridades de la región, para enfrentar los efectos del cambio climático. Por supuesto que nosotros no vamos a parar el cambio climático desde la Patagonia, no vamos a ser nosotros los que lo detengan. Pero sí tenemos que enfrentar los cambios”, comenta el candidato.

Está convencido de que puede lograr todo lo que se propone para el cargo. Además cree que tradicionalmente los Core de la región han actuado demasiado apegados a la formalidad. De cierta forma, se han encarcelado por lo que la ley les dice que pueden hacer, pero no se dan cuenta que hay cosas que la ley no les prohíbe. 

“Lo que la ley no le prohíbe a las autoridades y a los ciudadanos es amplísimo. Eso yo ya lo aprendí a la fuerza, lo aprendí a los garrotazos, y lo aprendí a la necesidad, a la desesperación, de tener que defender a mi gente cuando éramos dirigentes sindicales y no teníamos nada. El margen de lo que la ley no nos prohíbe: la imaginación no más”.

Más que el juego de unos pocos

La elección de los Constituyentes a inicios de este año marcó el inicio de un cambio de paradigma en la política, motivando a más gente “desconocida” a postular a cargos de elección popular. Cambio que también se ha visto reflejado en las candidaturas que se jugarán la elección el próximo domingo.

Más allá de las aspiraciones y los sueños que puedan tener los candidatos, está la dura realidad de la campaña. Horas de planificación, días enteros de trabajo en las calles, y eso muchas veces acompañado de otras responsabilidades.

Gregorio Haristoy piensa que uno de los principales obstáculos para las candidaturas es el financiamiento, lo cual puede desincentivar que más gente intente postular a estos cargos.

“Las campañas dependen mucho, aunque suene feo, de la plata. Es una cuestión que es real. Es muy difícil llegar a las personas si no puedes solventar eso económicamente. Y no solo el gasto electoral, sino que también sobrevivir al mismo tiempo que llevas una campaña, que puede ser de tiempo completo”, comenta el abogado. 

Pero a pesar del cansancio y de los días sin dormir, Gregorio destaca que el proceso ha sido interesante y que ha logrado ver en la gente un mayor interés por lo que pasa en el país. 

“Me da la impresión que la gente tiene mucho más interés en lo público, en participar, en no sólo quejarse, sino ver si pueden ayudar. Y eso es súper. Eso yo creo que de las señales más transformadoras que yo puedo ver en la calle, sean personas de izquierda o de derecha. La gente está mucho más involucrada, andan con mucho más ojo y ya no van a tolerar que les pasen a llevar”, afirma el candidato a Doble Espacio. 

A pesar de que algunas personas le han dicho que no pierda su tiempo tirándose de candidato, que va a robar plata, cree que justamente una candidatura es una forma de cambiar esa realidad política.

“La política tiene que pasar a ser algo más allá que un juego de unos pocos y tiene que ser de muchos y de muchas. En ese sentido, yo celebro a las personas que hoy día se están tirando a candidatos y ojalá sirva de inspiración. Y ahora, si se tira tanta gente joven, que estén tirando tanta mujer y que estén saliendo electos, es una cuestión que va a cambiar el paradigma”, asegura Gregorio Haristoy.

Ariadna Cifuentes

Estudiante de periodismo de la Universidad de Chile.