La poca visibilización del pueblo tribal afrodescendiente, provocó que Milene haya incursionado desde muy joven en una lucha activa por el reconocimiento de los derechos de su comunidad, razón por la que formó la lista única “Súmate Ahora” por el Distrito 1, que buscaba un espacio para la representación de los afrochilenos en la nueva Constitución.


Milene Rossina Molina Arancibia (54) es una funcionaria pública que está a cargo de la Oficina Afrodescendiente de la Municipalidad de Arica e integra la Coordinadora Cono Sur de Mujeres Afrodescendientes. Durante años se dedicó a manejar transporte público en Arica y creó, junto a otras personas, la Asociación Gremial de Transporte Puerto Valle.

Con su padre de origen afro y su madre chilena, Milene nació y vivió en Arica. Llevó a cabo todos sus estudios en la región de Arica y Parinacota, donde terminó una carrera técnica.

Desde muy pequeña sufrió discriminación por tener rasgos afro; por esto surge su primera lucha para lograr el reconocimiento de la comunidad afrodescendiente. Uno de sus principales y más actuales aportes fue crear, junto con sus compañeros, la lista independiente “Súmate Ahora”, donde postuló como candidata por el Distrito 1 para asegurar el respeto y dignidad de su comunidad dentro de la Constitución; sin embargo, no logró ser electa.

Su vida política no solo se enfocó en la cuestión afrodescendiente, sino que también se dirigió a temas medioambientales y a la equidad de género, lo que la llevó a crear Luanda, un colectivo de mujeres afrodescendientes y, además, la motivó a participar en la Red Chilena Contra la Violencia Hacia las Mujeres.

Lucha afrodescendiente

¿De qué manera inició su activismo para el reconocimiento del pueblo afrodescendiente?

Bueno, me integré hace 12 años en el proceso afrodescendiente acá en Arica, el cual parte hace 21 años, donde las familias afrodescendientes se comienzan a reunir y hablar de sus orígenes, dándose cuenta que el color de piel, el pelo y la forma de vida, tenían un origen determinado y que no era una casualidad.

En ese momento me acuerdo que su desafío era crear una organización de mujeres afrodescendientes, a eso me invitan. Porque veíamos que los sistemas del Estado funcionan o articulan solo con grupos organizados, no circulan con personas a nivel individual, salvo que estas personas tengan algún tipo de respaldo -como académico- o con personas que ellos consideran que tienen algún tipo de poder. Entonces desde ahí que nosotros dijimos: bueno, para poder colocar en valor o empezar a visibilizar a las mujeres negras, a las mujeres afrodescendientes, vamos a tener que crear una organización de mujeres afrodescendientes. Y ahí es donde parte lo mío de manera más activa porque creamos la Colectiva Luanda y empezamos a visibilizar desde ahí a las mujeres de nuestra comunidad.

 

¿Usted ha sufrido discriminación por parte de la sociedad o de las instituciones por ser afrodescendiente?

Mira, la cantidad de vulneraciones que vivimos a diario, desde lo individual y desde lo colectivo, por parte de la ciudadanía y del Estado, es gigante. Es tanto, que muchas personas afrodescendientes la han naturalizado, no lo ven como una forma de violencia, como una forma de discriminación racial.

Me acuerdo que al principio nos invitaban solo a bailar o a tocar tambores, esa era nuestra participación en los espacios. Después nosotras empezamos a instalar nuestro discurso político, nuestra postura, pero nos costó muchísimo ser invitadas a debatir ideológicamente, debido a que la estructura racial del Estado y del mundo ve a los grupos indígenas o afrodescendientes como folklore y no como ciudadanos de derechos colectivos.

 

¿Has visto un avance en la sociedad chilena respecto a la integración y el reconocimiento del pueblo afrodescendiente?

Creo que es muy discursivo. ya que la afro-descendencia está en los discursos de todo el mundo, pero cuando lo llevas a la práctica, no lo es. Pueden observar lo que costó llegar a este proceso constituyente, donde a nosotros se nos deja completa y absolutamente afuera, siendo que somos el único pueblo en Chile reconocido como pueblo, el pueblo tribal Afrodescendiente chileno. Entonces, puede haber medidas, pero las logramos nosotros como pueblo, y en realidad no veo avance en la sociedad.

Activismo

En cuanto a este poco avance, ¿cuáles son sus próximos objetivos como activista?

Bueno, hace un poco más de cuatro años que estoy a cargo de la Oficina Afrodescendiente de la Municipalidad de Arica, que es la única oficina en Chile que trabaja con el pueblo tribal afrodescendiente, un espacio que voy a dejar en un par de meses. Lo voy a dejar porque creo que actualmente la pelea está en la calle. Mi activismo y el de mi colectivo va a estar centrado en lograr que en esa nueva Constitución estemos las y los afrodescendientes con derechos colectivos, no solo nombrados con derechos culturales.

 

En esta nueva modalidad online, producto de la pandemia, ¿qué actividades ha realizado?

Mira, nosotros en esta modalidad online igual hemos realizado varias acciones. El año pasado estuvimos durante dos meses haciendo una escuela que se llama Ama-Afrodescendiente, que constó de seis capítulos, todos los viernes. Un espacio donde las personas del Valle se conectaron y nos contaron sus vivencias, sus experiencias y su ser afrodescendiente. 

 

Un estudio del INDH indica que más de un tercio de los chilenos se considera más desarrollado que cualquier otro pueblo en Latinoamérica y que son los más blancos de piel con respecto a otras personas en el continente, ¿qué cree que Chile necesita para lograr el total reconocimiento y visibilización de las comunidades afrodescendientes? 

Necesitan sacudirse los racismos biológicos que tienen en sus mentes, necesitan sacudir el racismo estructural del Estado. Necesitamos también dejar de mirar como enemigas o enemigos a las personas que son diferentes y abrirnos a compartir otras culturas, a entender que las fronteras son económicas y no sociales. Asimismo, debemos entender que hay culturas distintas a las nuestras, que hay gente que se relaciona de otra forma y que no necesariamente nuestra forma de relacionarnos es la mejor.

También sacudirnos la dictadura, pues hemos sido formados por la Constitución del 80, que tiene un tinte dictatorial, y tenemos que salir de eso para poder aceptar que, en Chile, aparte de los chilenos, existen también los indígenas y los afrodescendientes.

Claro, y siempre han estado. 

Siempre hemos estado. Llevamos 480 años acá, estamos desde antes de que este territorio fuera chileno.

 

Visibilización y política

¿Usted cree que los resultados de las elecciones a constituyentes reflejan la poca visibilización del pueblo tribal afrodescendiente dentro de la sociedad chilena? Los candidatos afrodescendientes no lograron quedar como constituyentes y solo alcanzaron un 0,1% de los votos totales según el Servel.

Claro, nosotros formamos una lista única acá en Arica y la gente nos preguntaba: oye, ustedes aparte de ver el tema afrodescendiente en la Constitución, ¿van a hacer algo más? Entonces yo pensaba, pero no lo decía: qué racista tu pregunta, porque nosotros vivimos acá, vivimos todas las opresiones del sistema.

Entonces, pensar que el afrodescendiente solo habla de afro-descendencia y el indígena solo habla del indigenismo es súper racista. La gente cree que nosotros solo vamos a hablar de recuperación de tierra, y resulta que hay una lucha que llevamos cientos de años: la conservación y el cuidado de los territorios y de los recursos naturales.

Además, me di cuenta de que levantar la bandera de los pueblos originarios es solo una moda, porque cuando estos pueblos están siendo masacrados, como el pueblo mapuche, o los territorios están siendo quitados, como es acá en el interior, o a mi pueblo lo dejan fuera del proceso constituyente.

Quienes levantaron nuestras banderas o tocaron nuestros tambores no se pusieron detrás de nosotros para hacer fuerza, nos dejaron solos, y también dejaron solos a los pueblos originarios.

 

¿Cree que esta nueva Constitución podrá cambiar esta realidad?

Yo creo que sí van a haber cambios, probablemente no todos los cambios que necesitamos, pero sí van a haber cambios. Tengo mucha esperanza de que eso sí suceda mirando a las compañeras y compañeros que hoy llegaron a ese espacio. Y espero que la Constitución realmente se escriba con la ciudadanía.

 

¿Cómo describiría la relación actual entre los pueblos tribales y el Estado?

Hasta el momento ha sido una relación muy racializada, ya que la mayoría de las veces no se nos ve como sujetas de derecho colectivo, sino que se nos ve como personas individuales.

El Estado aún no logra entender que somos un pueblo, y además creyeron que iba a ser suficiente aprobar una ley de reconocimiento legal del pueblo tribal afrodescendiente chileno, pensaron que con eso íbamos a estar felices y que íbamos a bailar por todo Chile tocando tambores. Nunca pensaron que éramos sujetos de derecho y que éramos seres pensantes, no solo danzantes. Y que desde ahí íbamos a exigir derechos políticos y sociales para nuestro pueblo.

Entonces la relación siempre ha sido desde una mirada racista y de clase, además de una profunda invisibilización.

Karina Simao

Estudiante de Periodismo de la Universidad de Chile.

Ivette Barrios

Estudiante de Periodismo de la Universidad de Chile.