Como resultado de las correcciones por la ley de paridad, una decena de mujeres quedó fuera de la Convención Constituyente a pesar de sus buenos resultados electorales. Esta es la historia de tres de esas candidatas, cada una de ellas con distintas propuestas y opiniones respecto a los hombres que las reemplazaron.
La noche del domingo 16 de mayo, Natalia Aravena se enteró de que era la cuarta candidata más votada en las elecciones de constituyentes del distrito trece. Ese día, sin embargo, no fue electa, y pasó a ser parte de un grupo de once mujeres que quedaron fuera de la Convención debido a las correcciones de paridad.
La enfermera de 26 años ha participado desde muy joven en iniciativas de ayuda social, pero fue recién en octubre de 2019, cuando un disparo de Carabineros le hizo perder su ojo derecho, que se sumó a organizaciones como la Coordinadora Feminista 8M.
Su participación en el Comité de Derechos Humanos de esa agrupación, y en la Coordinadora de Víctimas de Trauma Ocular, comenzaron a darle notoriedad pública, y ante ello, sus cercanos le sugirieron que fuera candidata a constituyente.
“Yo al principio lo veía como una talla. Porque me lo decían familiares y amistades. Entonces yo dije: “ya, lo dicen porque me quieren”. Pero después me lo empezó a decir gente a la cual yo no conocía y que me seguía, y que creía en las cosas que yo estaba haciendo en ese momento”, señala a Doble Espacio, la joven enfermera.
Poco tiempo después Convergencia Social le ofreció un cupo para que fuera de independiente en la lista Apruebo Dignidad, y así, la enfermera comenzó una campaña donde las principales dificultades fueron la pandemia, la falta de experiencia previa y los pocos recursos con los que contaba su equipo.
De acuerdo a información del Servicio Electoral (Servel), Natalia recibió un poco más de un millón de pesos en aportes, lo que contrasta con el dinero recepcionado por otros candidatos del distrito trece. A modo de ejemplo, Luis Silva, que iba con un cupo del Partido Republicano, contó con 77 millones de pesos, lo que de acuerdo a Natalia, le permitió tener más visibilidad que otras candidaturas.
“Ellos tienen el privilegio de hacerse conocidos porque tienen mucha plata y por lo tanto se pueden hacer mucha propaganda. Sin embargo, la gente ya no se engancha con sus ideas, y creo que eso se vio reflejado en las urnas”, opina.
Pese a que no contó con mucho financiamiento para hacer su campaña, Natalia consiguió cerca de catorce mil votos con un programa que tuvo entre sus principales ejes los derechos sociales, la preocupación por el medio ambiente y la democracia participativa.
Este último punto es de especial relevancia para la ex candidata. Cree que aumentar las instancias de participación es primordial para que se generen cambios, y ella misma no se considera una representante de las víctimas de trauma ocular o incluso de la Coordinadora a la que pertenece. Piensa que es más apropiado trabajar con vocerías.
“Ese también es el problema que tenemos con la, entre comillas, democracia. Que buscamos representantes, gente que hable por nosotros, cuando en realidad lo que necesitamos es nosotros tener voz y hablar. Eso lo podemos lograr si es que quienes están ejerciendo cargos políticos nos escuchan realmente y transmiten nuestras opiniones en vez de hablar solamente desde sí mismos”, explica.
Respecto a las personas que sí llegaron a conformar la Convención, se siente más cercana a los independientes Alondra Carrillo y Rodrigo Rojas Vade, que a Marcos Barraza, el compañero de lista al que tuvo que ceder su cupo.
“Barraza es militante del Partido Comunista, él fue ministro de Bachelet, entonces creo que es de las personas que ya han tenido su oportunidad en la política, cuando lo que queríamos era gente nueva y gente que fuera a hacer cambios”.
Aunque Natalia reconoce que la paridad jugó un importante rol en la gran cantidad de mujeres electas, porque obligó a las listas y a los partidos políticos a presentar más candidatas, considera que para elecciones futuras se podría adoptar un mecanismo diferente.
“Algo que finalmente sea para incluir mujeres y nunca para bajarnos, porque nos hemos visto históricamente restadas. No es un problema el que haya menos hombres, sino el problema es que se saquen mujeres para que haya hombres”, señala.
Lo cierto es que Natalia no tiene entre sus planes presentarse como candidata a otros cargos públicos, pero asegura que seguirá participando en organizaciones sociales, y que estará pendiente de lo que ocurra en el proceso constituyente.
“No podemos dejar que nuevamente sean unas pocas personas quienes tomen las decisiones por nosotros, sino que tenemos que ser todes. Tenemos que seguir presionando a los constituyentes para que escuchen nuestras demandas”, sentencia.
Un trabajo de las comunidades
Hace un par de meses, María Gabriela Calderón, abogada de la región de Coquimbo, ganó las primarias organizadas por la Red Nacional Diaguita. Dicha agrupación está compuesta por varias comunidades que votaron por ella para que fuera su candidata constituyente titular, y por Eric Chinga, para que fuera el candidato alternativo.
En el caso de los pueblos originarios, para asegurar la paridad, cada candidato fue acompañado por un candidato alternativo del sexo opuesto, que lo reemplazaría en caso de ser necesario. Eran 17 los escaños reservados: siete para los mapuches, dos para los aymara, y un cupo para cada uno de los siguientes ocho pueblos: atacameño, colla, quechua, rapa nui, kawésqar, yagán, chango y diaguita.
Esos ocho pueblos funcionaron de forma similar a un distrito: para que se cumpliera la paridad los escaños debían ser ocupados por cuatro hombres y cuatro mujeres, pero esto no se dio con naturalidad, ya que fueron elegidas seis mujeres y solo dos hombres. Es por ello que se tuvo que sacar a las dos mujeres menos votadas, y es precisamente la manera en que se hizo este cálculo, lo que cuestiona María Gabriela.
En un comienzo, el Servel sacó los porcentajes de votación considerando la cantidad de votos y la cantidad de personas que votaron, pero, con posterioridad, el cálculo se hizo relacionando la cantidad de votos y la cantidad de personas que conforman el padrón de cada pueblo.
Pese a que, con más de tres mil 600 votos, María Gabriela fue la candidata con mejores resultados dentro de los ochos pueblos, su porcentaje de votación se vio muy afectado cuando los cálculos se hicieron considerando el padrón electoral diaguita. Este último supera los 50 mil electores.
“El Servel estimó la aplicación del padrón electoral del pueblo, y nosotros somos el tercer pueblo a nivel nacional más grande en número, por lo tanto se genera una distorsión con eso. La misma ley de escaño reservado, excluyó ese criterio porque señalaba que el padrón electoral solamente podía habilitar para votar”, explica a Doble Espacio María Gabriela.
Tal como lo afirma la abogada diaguita, de la ley 21.298, que creó los escaños reservados, se puede desprender que el padrón no puede ser utilizado para calcular los porcentajes de votación. Sumado a ello, el padrón indígena tuvo la particularidad de que, si los miembros de pueblos originarios así lo preferían, podían votar por los candidatos distritales y no por los escaños reservados.
“Ese padrón no es un padrón en estricto rigor, no está auditado, no cumple los requerimientos de considerarse un padrón como la ley electoral lo prevé, y lo otro, que si ese fue el criterio, ¿por qué se aplica un criterio para mi candidatura y para el resto de los convencionales constituyentes se le aplica el mismo criterio que yo estoy reclamando: la cantidad de electores que votaron?”
Armada con esos argumentos, respaldada por expertos e incluso por miembros de la red de politólogas que ideó el mecanismo de paridad, María Gabriela presentó un reclamo al Tribunal Calificador de Elecciones (Tricel). Esto, sin embargo, no fue fructífero para ella, ya que cumplido el plazo para ratificar los resultados, el tribunal proclamó al candidato alternativo.
De acuerdo con tres de los cinco miembros del Tricel, los porcentajes de votación deben calcularse con el padrón electoral, algo que en futuras elecciones podría seguir perjudicando a pueblos numerosos como el diaguita.
En cuanto a las razones que la llevaron a presentar su reclamo, la abogada señala que lo hizo para que se respetara lo que le prometió a los electores durante la campaña.
“La idea era mantener lo que se les presentó a las comunidades: que fuera una candidatura sin partidos políticos. Que sean las comunidades las que hagan el trabajo, las que decidan y las que tomen las decisiones”, detalla.
Según María Gabriela, el que asuma Eric Chinga, el candidato alternativo, puede llevar a una intervención de la política partidista, lo que, considerando la historia reciente, le da desconfianza.
“Los objetivos que nosotros buscamos en este proceso constituyente trascienden muchas veces el tema político partidista. Derecha e izquierda llevan más de 30 años en democracia y de los pueblos originarios ningún sector se hizo cargo”, afirma.
Ahora que no le quedan más instancias para seguir peleando por su cupo en la Convención, María Gabriela hará lo posible para que el programa que presentó junto al candidato proclamado se cumpla. Durante la campaña, los puntos más importantes fueron el reconocimiento a las naciones ancestrales, a la Pachamama como sujeta de derechos y también el reconocimiento constitucional de los convenios internacionales que se refieren a los pueblos originarios.
Para futuras elecciones, dice, debe quedar estipulado lo que pasa con las candidaturas conjuntas después de los sufragios.
“La otra persona como que desaparece y no debería perderse esa mirada de trabajar en conjunto (…) Porque en mi caso, creo que fue mayor mi participación. Fue un desgaste enorme. Yo terminé una candidatura territorial, me tocó viajar por todos lados, y él no me acompañó”, remata.
Una Convención sin apellidos vinosos
María Angélica Ojeda, la profesora antofagastina que se hizo conocida por pedirle a su AFP la totalidad de sus ahorros previsionales, asegura que lo suyo siempre ha sido el gremialismo, y que previo a las elecciones de constituyentes, nunca se había interesado mucho por ser candidata.
Su fama como “la profe de las AFPs” provocó que la histórica dirigente del Colegio de Profesores comenzará a visitar lugares como Calama, Mejillones, Tocopilla, y María Helena: una antigua oficina salitrera que rara vez es visitada por los candidatos, y que tuvo entre sus primeras mayorías a la profesora, con un total de 90 votos.
Para María Angélica los principales desafíos de la campaña fueron las largas distancias entre las comunas del distrito, y las medidas sanitarias que algunas veces le impidieron tener contacto estrecho con los electores.
“De repente la gente te tiende a abrazar, te dicen: “usted es la profe de las AFPs, déjeme sacarme una selfie”, y te abrazan, ¿y tú cómo le puedes decir que no a esa gente?”, señala a Doble Espacio la docente.
Durante la campaña algunos la cuestionaron por su profesión. Tenían la impresión de que los abogados eran más apropiados para el cargo, pero María Angélica considera que los profesores tienen la ventaja de estar más conectados con lo que ocurre en nuestro país.
“Y eso es lo que le faltó a este gobierno (…) Lo reconoce Mañalich, cuando dice que él no sabía que la gente vivía en esas condiciones. Y es verdad, yo creo que ellos no saben que la gente tiene necesidades. Que la gente no puede pagar el agua, o tiene que priorizar entre pagar el agua o la luz, o priorizar qué alimentos comer (…) De verdad que convivimos todos los días, nosotros los profesores, con realidades muy diversas”, afirma la docente.
A diferencia de Natalia y María Gabriela, María Angélica sí se siente representada por el candidato que la sustituyó. De acuerdo a la profesora, Hernán Velásquez, de la Federación Regionalista Verde Social (FRVS), y ella, que iba por el Partido Comunista, tenían, como compañeros de la lista Apruebo Dignidad, un programa común. Allí se proponía salud universal, reconocimiento al trabajo doméstico, y también una nueva concepción de la previsión social.
Porque en 2019, cuando María Angélica y otros de sus compañeros de la Coordinadora No+AFP, pidieron retirar sus fondos, lo que buscaban era hacer una crítica al modelo neoliberal que privatizó las pensiones.
“Yo lo que siempre planteé es que nosotros necesitamos un cambio de sistema previsional en Chile, porque las pensiones no nos permiten vivir dignamente”, recuerda.
María Angélica cree que en nuestro país debe haber un sistema solidario y tripartito, y no considera adecuado el proyecto de ley del diputado Jorge Alessandri que se refiere a las AFPs. El parlamentario de la UDI acusa que en un próximo gobierno de izquierda los fondos de pensiones se van a estatizar, y ante ello, propone retirar el 100% de los ahorros.
“Es una medida que está planteando la derecha como una forma del miedo o el cuco al comunismo que viene”, denuncia la docente.
Durante los próximos meses, María Angélica seguirá en su puesto como segunda directora nacional del Colegio de Profesores, y será parte de un Congreso de educación que le dará insumos a los constituyentes. En cuanto a la conformación final de la Convención, la docente cree que quienes llegaron ahí sí tienen la disposición para hacer los cambios que Chile necesita.
“Por primera vez está la posibilidad de que no sea un apellido vinoso el que pueda escribir la Constitución. Yo creo que eso es lo que más vale de esta Convención”, concluye.
María Fernanda Araneda
Estudiante de Periodismo de la Universidad de Chile