5 de septiembre de 1970. En los kioskos de todo el país, los diarios anunciaban el triunfo relativo de Salvador Allende por 39 mil votos sobre Jorge Alessandri. Parcamente, El Mercurio, que tenía lista la portada para el triunfo del derechista, titulaba “Allende: mayoría relativa”, al igual que muchos otros. Números, fotos de los candidatos y poco más. La seriedad de la prensa de derecha comenzaba a masticar una futura derrota en el Congreso Pleno el 25 de octubre próximo.

Aquel silencio mortuorio de letras en luto y papel pálido de esa mañana fue roto por una risa estridente. “El Enano Maldito”, caricatura del diario Puro Chile, creado exclusivamente para la campaña de la Unidad Popular, reía de guata en el piso. “Les volamos la rajajajajajajajajajejejejejejejejejujujujujujujujujijijijijijijiji”, decía. Su dibujo ocupaba toda la portada. A pesar de que estaba planeado que el diario desapareciera una vez concluida la campaña presidencial, esa mañana se decidió que el popular Puro Chile acompañase a la UP hasta el final.

A su modo, El Clarín, también de izquierda, que hace poco había encabezado sobriamente “El pueblo tiene 2 cartas de triunfo: Allende o Tomic”, ese 5 de septiembre, envalentonados, acompañaban al Enano con un estruendoso: “¡Allende presidente! El pueblo arrasó en reductos momios”. Meses después, solo cuando “don Chicho” se hubo calzado la banda presidencial, La Nación tituló un histórico: “Asumió el gobierno del pueblo”.

 

El jolgorio de la prensa de izquierda, que desaparecería completamente mil 102 días más tarde, fue recordado y enmarcado para la posteridad. Poco o ningún archivo queda de aquellos mercurios, segundas y terceras. El dueño del decano de la prensa chilena, Agustín Edwards, huiría del país. Conspiraría con la CIA y sus medios serían testaferros del futuro golpe de Estado. Mientras, en Chile, El Enano Maldito continuaría riendo, apoyando el programa de gobierno con provocativas portadas sobre la nacionalización del cobre, la banca y los seguros. El Clarín, al puro estilo de La Cuarta, titularía los meses siguientes: “¡El pueblo entró con Allende a La Moneda! ¿Cómo estoy, Godoy?”, acompañado de fotos del presidente socialista sentado en el sillón presidencial, y así por dos años.

Con el tiempo, el lento tango que había sido la lucha mediática de la campaña se transformaría en un agresivo capoeira de dimes y diretes. El periodismo de trinchera se tomaría los mismos kioskos que una vez presumieron gran diversidad de opiniones. La polarización de los medios y la sociedad daría paso a titulares alarmistas. Esta vez las portadas recordadas serían otras, no las de Puro Chile o El Clarín. Portadas por todos conocidas, de letras rojas y negras, más serias y que presumían de una objetividad que nunca compartieron sus competidores.

 

 

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Para Eduardo Santa Cruz, periodista y cientista social, autor de libros sobre prensa histórica en Chile (La prensa chilena en el siglo XIX: patricios, letrados, burgueses y plebeyos; Prensa y sociedad en Chile, siglo XX, entre otros), que vivió los principios de los setenta siendo estudiante de la naciente Escuela de Periodismo de la Universidad Católica, el escenario mediático de ese momento y su diversidad de emisores dista mucho del actual.

“Había algo que hoy no se ve, que es la discusión entre medios, que un diario salga a discutir con otro por lo que publicó ayer. Esa discusión ideológica se ve todo el siglo XX y sobre todo al acercarse la coyuntura del setenta”, comenta Santa Cruz.

Además de El Clarín y Puro Chile, Santa Cruz agrega que existía el diario Las Noticias de Última Hora, cuyos dueños eran socialistas, y que hacía competencia directa con La Segunda del grupo Edwards. La dirección del vespertino estuvo en manos de José Tohá (PS) hasta noviembre de 1970, mes que asumió la cartera de Interior del gobierno de la UP.

Otro diario de izquierda que recuerda Santa Cruz es El Siglo, histórico tabloide del Partido Comunista. Sin embargo, para el periodista hay una diferencia clara entre la prensa comunista y El Clarín y Puro Chile: “El Siglo era un diario como cualquier otro. Tenía sección deportes, cartelera e, incluso, horóscopo. Obviamente, tiene la posición del partido, pero es un diario noticioso, daba las noticias con estructura de diario”. Para Santa Cruz los otros dos medios eran “populares”, porque “en su trabajo con imágenes y escritura intentan apelar a la sensación y emoción más que a la razón”.

Así, al igual que la prensa derechista, la izquierda contó con periódicos informativos de corte más serio, Las Noticias de Última Hora y El Siglo; y otros orientados a la polémica y al mundo popular, El Clarín y Puro Chile, que enfrentaron las descalificaciones de los también populares Tribuna y Las Últimas Noticias. Todos ellos cumplieron su rol, de distinta forma, en el apoyo al programa de la UP. Todo ellos, también, fueron acallados una triste mañana de septiembre.

 

Felipe Arancibia

Estudiante de Periodismo de la Universidad de Chile