En el Chile de fines de 1960 y comienzos de 1970, el nombre de Violeta Parra ya era reconocido no sólo por su guitarra y voz, sino que también porque a diferencia de las letras de amores y desamores que se escuchaban con el movimiento musical de la Nueva Ola, sus estrofas narraban historias de un Chile que todos sabían que existía pero que nadie se había dedicado a conocer. La cantautora se encargó de recopilar letras que nadie había plasmado en el papel, pero que sí estaban impresas en la memoria colectiva, sobre todo, en los lugares más rurales del país.
Muchos jóvenes universitarios se inspiraron en aquellas letras, y especialmente en el último álbum de Violeta, “Últimas composiciones”, para darle nacimiento a lo que sería la Nueva Canción Chilena, movimiento musical y cultural que responde a la gran influencia internacional por la que estaba pasando la escena musical de ese entonces, la que también necesitaba relatar lo que acontecía en el país.
Esto lo explicó mejor Víctor Jara, uno de los más reconocidos exponentes de la Nueva Canción Chilena, en una entrevista al canal Panamericana de Perú, donde expresó que un grupo de músicos pensaban “ya basta de música extranjerizante, o de música que no nos ayuda a vivir, que no nos dice nada. Que uno se entretiene un momento y que nos deja tan huecos como siempre”.
La rápida expansión de este movimiento, según explicó Jara, se debió a que en ese preciso momento los trabajadores en Chile comenzaron a unirse en lo que pronto se llamaría “la Unidad Popular, y que bueno, obtuvo el éxito que sabemos en el año 70. Así que fue una canción que surgió de la necesidad total del movimiento social en Chile”, explicó el cantautor.
En cuanto a sus músicos y quienes se encargaron de darle vida a la Nueva Canción Chilena, a nivel solista, destacaron cantantes como la folclorista Margot Loyola, Gabriela Pizarro, Héctor Pavez, Patricio Manns y Rolando Alarcón. En cuanto a agrupaciones que hasta el día de hoy siguen su carrera musical, destacan Quilapayún, quienes le dieron vida a la cantata con su “Cantata Popular Santa María de Iquique”, a este conjunto se le suma Inti Illimani, Illapu, entre otros.
Para la periodista especializada en escritura, investigación y entrevistas sobre canción popular, Marisol García, la Nueva Canción Chilena dejó la “lección de cómo hacer canción de contenido social, poético y de rigor musical”. Además, ante la gran censura que vivió este género musical con la llegada de la dictadura, agrega que es, por lejos, el movimiento musical más castigado de Chile: “Mientras Allende estaba al poder pasó por unos cambios importantes y luego le siguió el silenciamiento forzoso a lo que le siguió la canción de exilio, otro movimiento musical”.
Danitza Jara
Estudiante de periodismo de la Universidad de Chile.