Desde que los casos de coronavirus empezaron a aumentar en Chile, se ha silenciado otro mal que se esparce como la enfermedad: la violencia intrafamiliar y los femicidios. Este reportaje aborda las falencias del Estado para detener las agresiones, y relata las historias de las doce mujeres que han sido asesinadas por hombres, en función de su género, desde que llegaron la pandemia y el confinamiento.
Dada la contingencia sanitaria, el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género incluyó dos banners en su página web para la atención y orientación de mujeres víctimas de violencia. Uno es el “Plan de Contingencia por Coronavirus”, donde se explicitan los canales de atención de las Seremis regionales y los Centros de la Mujer. El plan tiene nueve puntos, entre los que han destacado, mediáticamente, “Mascarilla 19”, una campaña que invita a las mujeres víctimas de violencia machista a usar el código “mascarilla 19” para pedir ayuda en el mesón de atención de las farmacias, así como dos medidas remotas de orientación: el chat web y Whatsapp Mujer; y la campaña “Hazlo por Ellas”. Según informa el ministerio a Doble Espacio, cerca de dos mil farmacias son parte del plan, y hasta la fecha sólo se ha implementado en 40 casos.
En tanto, el chat web y Whatsapp Mujer, además del fono #1455, sirven sólo para ofrecer información y orientación, y no para hacer denuncias, por lo que el SernamEG no lleva un seguimiento de los casos allí expuestos. A pesar de ello, en caso de existir factores de riesgo en el relato de la mujer, se aplica un protocolo especial.
Yoselin Fernández Arce, integrante de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres, considera que el actuar del Ministerio de la Mujer ha sido errático, tardío y negligente: “Ninguna de las políticas que se han implementado han sido realmente efectivas ni han apuntado a solucionar el problema de las mujeres, a darle un espacio para acogerlas, para salir de la violencia”.
En cuanto a “Mascarilla 19″, Fernández considera que es una medida que no apunta al problema de fondo: “La Mascarilla 19 es otra forma de llegar al #1455. Por supuesto que es muy importante que el teléfono de orientación exista, pero una vía de orientación no puede ser la única que tenga el ministerio para hacerse cargo de este problema”. Agrega que centrar la responsabilidad de atender un llamado de auxilio de una mujer víctima de violencia en los trabajadores de las farmacias, los pone en una situación de riesgo a ambos, y que la publicidad mediática sólo sirvió para que también los agresores se enteraran de la medida.
La psicóloga y miembro de la Colectiva Psicólogas Feministas de la Universidad de Chile, Daniela Acevedo, también critica “Mascarilla 19”: “Hacen publicidad por redes sociales, televisión y en todos los Cesfam (Centro de Salud Familiar). Las mujeres que son víctimas de violencia intrafamiliar van a buscar atención médica a un Cesfam y, normalmente, su acompañante es el mismo agresor. No se saca nada con educar de manera masiva, porque el agresor también va a saber”.
Ya en abril, la Fiscalía anunciaba un alza en los femicidios de un 250 %, en especial en su carácter de frustrado, lo que se explicaría por una mayor claridad respecto de un delito que antes se tipificaba como “lesiones graves”. Ante la cifra, la vocera de la red explica que “un aumento así de importante no puede responder solamente a una cuestión conceptual. Evidentemente, ha habido un aumento de violencia contra las mujeres”. Según la información entregada por el SernamEG a Doble Espacio, hasta el 25 de junio ha habido 52 femicidios frustrados, sólo uno más que a igual fecha de 2019, lo que contradice la información entregada por el Ministerio Público.
Para Daniela Acevedo, la violencia machista ha aumentado exponencialmente en este tiempo, sin que existan registros adecuados. “En este momento nadie está concentrado en realizar este registro porque la prioridad nacional es salvar la vida de quienes están contagiados por Covid-19. Recién vamos a poder dar cuenta de esa situación cuando la pandemia pase”, dice Acevedo, quien agrega que “lo tremendo es que vamos a tener niveles de daño gigantescos. Antes la mujer podía ser maltratada en la privacidad de su hogar, pero sus hijos estaban en el colegio. Ahora tenemos niños testigos de violencia y mujeres que la están vivenciando”.
FEMINICIDIOS EN PANDEMIA
Según el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, se han registrado 18 femicidios durante el 2020 y 11 femicidios desde el 15 de marzo (primera cuarentena decretada en Chile) hasta la fecha. Sin embargo, la Red Chilena contra la Violencia hacia la mujer, registra un femicidio más en el mismo periodo, además de otro asesinato por violencia machista: el homicidio de un niño de siete años de edad, apuñalado por la pareja de su madre, quien también la asesinó.
La diferencia entre las contabilidades del Ministerio de la Mujer y de la Red Chilena contra la Violencia hacia la Mujer se explica por la forma en que se entiende un concepto: mientras el primero define el femicidio como “el asesinato de una mujer realizado por quien es o ha sido su esposo o conviviente”, la Red considera que es “un asesinato en el que las mujeres son castigadas en función de su condición de mujer”.
Sin embargo, y a pesar de la promulgación de la Ley Gabriela que amplía el delito de femicidio, Fernández comenta que otros factores pueden mantener las distancias entre los números: “la diferencia que nosotras tenemos con el Ministerio debería tender a equipararse porque hoy el concepto constitucional es el concepto original, el feminista. Sin embargo, con este cambio también entran en juego otros conceptos, como que los procesos judiciales necesitan que haya una condena por femicidio para que esta se pueda catalogar así”.
Estas son las víctimas de femicidios en la pandemia de Covid-19.
Mariela de las Mercedes Fuentes Lucero
Mariela Fuentes (39), asesinada por su cónyuge, Roberto Armando Ramírez Maturana (41), fue encontrada en el asiento del copiloto de un auto estacionado al interior del motel “7 Lunas” en San Vicente de Tagua Tagua, el domingo 15 de marzo de 2020.
La trabajadora que la halló relató a las autoridades que había escuchado ruidos extraños provenientes de la cabaña de la pareja. Al llegar, vio a Fuentes muerta en el vehículo. Minutos después, y junto a personal del recinto, entró a la habitación para encontrar a Ramírez, quien se hirió de gravedad con el arma cortopunzante con que asesinó a Fuentes.
Según los documentos oficiales de las instancias judiciales, el femicida y la víctima estaban casados, pero separados de hecho. y tenían 3 hijos en común, de 8, 11 y 19 años. El femicida fue trasladado hasta el servicio de urgencias de la comuna por la complejidad de sus lesiones. Hoy se encuentra fuera de peligro y en prisión preventiva en el Complejo Penitenciario de Rancagua. El tribunal dictó 120 días de investigación, los que terminan a fines de julio.
Natalia Davison Escobar
En la mañana del 12 de marzo, Davison (24) y su hija de 2 años de iniciales V.R.V.D, dormían en su domicilio en la comuna de Colina cuando el conviviente de la víctima y padre de la niña, José Manuel Valenzuela Vera, de 22 años, llegó a la casa y atacó a Natalia y a su hija con un objeto contundente en la cabeza y otras zonas del cuerpo.
Los vecinos y amigos de Davison detuvieron al agresor cuando intentó huir, y relataron para un reportaje de El Desconcierto que ellos mismos debieron trasladar a las víctimas a un centro asistencial, ya que los servicios de emergencias no llegaron. Zaida Escobar, madre de Davison, contó en este mismo reportaje, que muchas veces le manifestó a su hija su preocupación y le pidió que se alejara de Valenzuela. Cuando ella por fin decidió hacerlo, semanas después, Valenzuela la atacó junto a su hija.
“Fue la sentencia de muerte. No sé por qué aguantamos que viviera con él, este tipo se ensañó con ella y con mi nieta”, expresó Escobar a El Desconcierto.
Sus cercanos la describen como una joven alegre y vibrante. Su hermana por el lado paterno, Amy, la recuerda como “humilde, loca, alegre. Siempre con ganas de vivir, de cantar, de bailar… Recuerdo lo positiva que siempre era”. Reconoce que no estaban en contacto, pero habían compartido mucho de su tiempo juntas cuando Natalia entró al grupo folclórico Suyai, en el que también bailaba Amy.
Hoy, el femicida se encuentra en prisión preventiva en la Cárcel de Alta Seguridad, imputado por los delitos de femicidio consumado y parricidio frustrado. Su hija, V.R.V.D, se encuentra fuera de peligro, a pesar de las graves lesiones que su progenitor le infligió. La investigación fue establecida para un plazo de 120 días, que deberían acabar pronto. El 15 de junio, la defensa de Valenzuela solicitó al tribunal una audiencia para evaluar la medida cautelar de prisión preventiva.
La fiscal del caso, Marcela Adasme, comentó a Doble Espacio que, a su parecer, no existe posibilidad de que Valenzuela salga de prisión preventiva. “Debido a la cantidad y gravedad de los delitos cometidos por el imputado, a ojos del Ministerio Público, existe un claro peligro para la seguridad y, también, para la sobreviviente a la agresión (V.R.V.D)”, explicó. La audiencia se llevará a cabo el 13 de julio.
Maribel Soledad Mallea Quinzacara
A los 26 años, Maribel Mallea fue asesinada junto a su hijo de siete el 20 de marzo en la comuna de Diego de Almagro, Región de Atacama. Adolfo Andrés Echeverría Soza apuñaló a su exconviviente y al menor de edad para luego prender fuego al inmueble donde ella residía, con el objetivo de suicidarse.
Según cercanos, la pareja estaba separada hacía dos meses, cuando el femicida llegó a la casa de su víctima. Ella se encontraba junto a una amiga, quien se retiró a la llegada de Echeverría. Horas más tarde, en medio del incendio, encontraron muertos a Mallea, a su hijo y a su expareja.
Los hechos se confirmaron tras la autopsia realizada en el Servicio Médico Legal, que permitió establecer un femicidio consumado, dadas las lesiones de arma blanca. El organismo también confirmó el homicidio del niño y el suicidio de Echeverría, producto de la asfixia.
Karla Muñoz, amiga de “la Mari” desde los 13 años, recuerda que le llegaron comentarios negativos sobre la relación, por lo que le preguntó al respecto, pero Mallea negó los hechos y solo reconoció que discutían mucho. “En mi relación sufrí de violencia y lo hablé con ella muchas veces. Ella me decía que saliera de ahí. Yo digo: ¿Cómo en ese momento no me dijo que ella pasaba por lo mismo?”, cuenta Muñoz a Doble Espacio.
Tras el femicidio, las mujeres que conocían a Mallea crearon un grupo de Whatsapp para prestarse apoyo. “Nos unimos más las mujeres de acá y ya no estamos solas. Lo que le pasó (a Maribel) nos hizo darnos cuenta que éramos varias las que estábamos pasando por lo mismo”, dice Muñoz.
Tras cumplirse un mes de la muerte de Mallea y su hijo, se realizó una velatón en la población donde vivía, pero, dadas las restricciones sanitarias, las conmemoraciones no han podido continuar.
Marianela del Carmen Guzmán Ortiz
Marianela Guzmán (49) fue asesinada por su cónyuge, Juan Carlos Muñoz Guzmán (53), en su casa en Rapel, comuna de Navidad, el 11 de abril de este año. Ese día, su hija alertó a efectivos policialessobre una fuerte pelea que estaban teniendo sus padres. Según La Tercera, para cuando ella pudo darse cuenta, su padre había asesinado a su madre con un arma de fuego, con la que luego se suicidó.
Existía una denuncia contra Muñoz por violencia psicológica en el matrimonio. Esta data de 2016.
Viviana Estrada Valenzuela
A Viviana Estrada la mataron el 22 de abril. Tenía 38 años y vivía en Colina. La encontraron con cortes, quemaduras de cigarro y moretones. Al asesino, Julio Vásquez (64), su pareja intermitente por más de una década, lo hallaron sin vida horas después.
El día anterior, ella fue a buscar sus cosas a la casa de Vásquez. No quería que Christian Cerda, su actual pareja, la acompañara. Vivían juntos desde el verano y Estrada seguía un tratamiento contra la drogadicción basado en alimentación saludable. En las últimas dos semanas, había retomado su relación con Thiare Muñoz, su hija, suspendida hace tres años. Le contó que tenía miedo porque su ex la perseguía y la había amenazado. Thiare le recomendó que fuera a buscar lo que quedaba para así cerrar un ciclo. Viviana le dijo que estaba embarazada, pero aún no revisa la autopsia para salir de la duda.
Para Sara Estrada, hermana de Viviana, ella “estaba con el agresor porque él le compraba drogas y tragos. El viejo siempre la tenía retenida”. Aunque demostraba ser una persona alegre, Sara dice que tenía depresión y se había intentado suicidar varias veces.
Christian contrató un camión para ir a buscar las pertenencias de Viviana. Pasaron las horas y ella no aparecía. Él fue a ver a Vásquez, pero le dijeron que ella se había ido. Después fue a ver al hombre del flete, el que le contó que apareció un viejo con una pala, que ella se bajó y él la dejó ahí, que no se quiso meter en problemas. Ese día, Julio llamó a Sara para decirle que Viviana estaba bien, que estaba encerrada en la pieza chica.
Christian no pudo dormir. Al otro día fue a la octava comisaría de Colina y habló con unos conocidos. Ese 22 de abril los carabineros fueron “a la mala”, sin orden. Lo llamaron y le dijeron que Viviana estaba muerta.
Ruth Mendoza Mamani
Ruth Mendoza, de 19 años y nacionalidad peruana, vivía en el Valle de Azapa, Arica, con su esposo, Edwin Huanacuni Lima (21) y su hija. Fue asesinada el 25 de abril y un día después se formalizó a su cónyuge por femicidio.
El fiscal Álex Ormazábal dijo a los medios que Huanacuni llamó a Carabineros para decirles que su pareja se había suicidado, pero luego se constató su participación en el crimen, por lo que se encuentra en prisión preventiva mientras dure la investigación. Ambos trabajaban en el mismo lugar al momento de los hechos. Desde el Retén San Miguel de Azapa comentaron que ella no contaba con familia en Chile, y que la menor está a cargo de una pariente del padre.
No fue posible contactar a sus familiares.
Yulisa Belén Cerda Aguilera
Yulisa Cerda, de 22 años, vivía en La Serena. Murió el 27 de abril, después de recibir dos heridas por arma de fuego. El femicida, Ignacio Castillo Montenegro (24), huyó después de dejarla afuera de la urgencia del Cesfam Juan Pablo II.
La joven había realizado tres denuncias en su contra por violencia intrafamiliar en su contra, pero la Fiscalía de La Serena no dictó medidas de protección. La audiencia se llevaría a cabo el día 9 de abril, pero fue suspendida por la pandemia. Trece días más tarde, Castillo asesinó a Cerda. El SernamEG asegura que hacen un seguimiento a los casos cuyas audiencias han sido aplazadas, incluso desde antes de la crisis sanitaria, y que “lógicamente, se ha reforzado aún más en el contexto actual”.
En las últimas semanas, Cerda vivía con su hermana Bárbara, la pareja de esta y su hijo, en la casa de su madre. En su declaración policial, Bélgica Aguilera, madre de la joven, dijo que Castillo tenía las llaves de la casa, por lo que entraba cuando quería. Además, golpeaba a su hija y destruía la casa de forma reiterada.
Durante esa noche, según la declaración de Bárbara, Castillo entró a su casa. Barbara y su pareja salieron. Luego, los vecinos escucharon gritos y disparos. Vieron a “El Pulga” -cómo se conocía a Castillo- salir a la calle pidiendo ayuda. Yulisa Cerda estaba ensangrentada en el patio. Los vecinos la subieron a su auto y él la llevó a urgencias. Uno de ellos lo acompañó y se quedó junto a ella para que la atendieran. Castillo huyó del lugar. Esa noche, Yulisa falleció producto de las heridas. Cuatro días después, el imputado se entregó voluntariamente, en compañía de su abogado defensor.
El fiscal del caso, Rodrigo Céspedes, dijo que la privación de libertad del imputado se justificaba porque “el tribunal dio por acreditada la existencia del delito y hay presunciones fundadas de su participación, principalmente por declaraciones de los vecinos que lo sitúan en el sitio del suceso en forma inmediata”. Además, estaba cumpliendo con una pena sustitutiva por robo. La causa sigue en investigación.
Carmen Toro Durán
Carmen Toro tenía 68 años y le costaba caminar. Pero le gustaba fumar, tomar vino e incluso bailaba en las fiestas familiares. Según sus cercanos, en los últimos días estaba triste, pero nunca quiso contar por qué. También había bajado de peso.
Su hijo, Bernardo Nova, la encontró, la tarde del 20 de mayo, tirada en el patio de su casa. Tenía el pulso débil y una herida en la cabeza. Con ayuda de vecinos logró entrar a la pieza que arrendaban. La llevaron al hospital, donde se dieron cuenta que tenía un derrame cerebral y marcas de violación. No volvió a despertar. Falleció al día siguiente en Coronel, Región del Biobío. Su sobrina, Daniela Sepúlveda, cuenta que en los resultados preliminares de la autopsia les dijeron que fue un ataque brutal. Le tomaron muestras de ADN, pero aún no les han dado respuesta.
La mamá de Daniela, Elena Toro, dice que Carmen tuvo una vida dura desde su infancia. El padre de Bernardo era treinta años mayor y “no le dio buena vida. Era muy celoso, no la dejaba salir. Yo creo que en él buscó estabilidad económica”, agrega.
Carmen vivía con su hijo en la población O’Higgins de la comuna de Coronel. Sus sobrinas cuentan que pedía comida en la feria y se acostaba temprano por el frío. Su familia tiene miedo de no obtener justicia y no saber quién fue. Este caso no fue registrado por el Ministerio como un femicidio, a pesar de que la Ley Gabriela, que extiende la definición del delito, fue promulgada el 2 marzo de este año.
Gladys Quezada Rojas
El 30 de mayo en el cerro “Las Cañas”, Valparaíso, Gladys Quezada (46) recibió dos impactos de bala proporcionados por su pareja, Mario Campaña (56), con quien mantuvo una relación de aproximadamente cinco meses.
El mayor de sus 7 hijos, Manuel Quezada, cuenta que su madre era alegre y trabajadora. Le gustaba estar en redes sociales y reírse. Campaña, también conocido como “El Zapatilla”, le revisaba el teléfono, ya que atribuía sus risas a un engaño.
Tras el asesinato, Manuel supo que Campaña la golpeó en reiteradas ocasiones y que tenía un largo prontuario en el que destacaban denuncias por violación, dos homicidios y tráfico de drogas. Un día su madre que vivía con Mario, volvió a su casa, y el agresor llegó a buscarla disparando al aire.
El 30 de mayo, a las dos de la mañana, se escucharon dos disparos en la casa de “El Zapatilla”. A las cinco, Mario fue a la casa de uno de los hermanos de Gladys, que vivía cerca, y le contó que la habían asaltado y disparado. Al llegar a la casa lo primero que vieron fue el cuerpo sin vida de su hermana. Luego llegó Manuel: le extrañó ver a su madre con golpes y quemaduras en el rostro. El piso estaba limpio, la ropa de Gladys no tenía ningún agujero y se veía limpia, sin sangre. Asegura que el agresor en un intento de ocultar las pruebas limpió todo.
Tras darse a la fuga, la familia comenzó a buscarlo, ya que veían que la PDI se estaba tardando demasiado. Supieron que se estaba ocultando en el cerro Pajonal e informaron al OS9. A Manuel lo llamó una abogada de la Corporación de la Mujer y le dijo que el asesino estaría en prisión preventiva hasta que se lleve a cabo el juicio dentro de los próximos 150 días.
Ruth Victoria Gallardo Gutierrez
Ruth Gallardo, madre de una pequeña, tenía 25 años cuando el 3 de junio fue apuñalada múltiples veces por su expareja, Sergio Antonio Faúndez Jaque (45), en Viñales, Constitución.
Ignacia Bustamante, cuñada de Gallardo, cuenta que Faúndez la golpeó en varias ocasiones. En febrero, tras dejarle marcas en su cuerpo, la joven interpuso una orden de alejamiento que después sería levantada.
El 2 de junio, Gallardo fue al centro de Constitución a hacer trámites. Al terminar, tomó un bus hacia Viñales, pero fue interceptada por Faúndez, quien la subió a su camioneta para llevarla al cerro Mutrún. Allí le dijo: “Despídete de tu familia porque te voy a matar”. La joven lo convenció de llevarla a casa de su madre a recoger un poco de ropa y volver con él. Pero al llegar a la casa, no volvió a salir. Al día siguiente, a las 8:10 hrs, Faúndez abrió de una patada la puerta, entró al dormitorio donde Victoria dormía y comenzó a golpearla en la cabeza. Todos creían que le estaba dando combos. No se imaginaron que eran puñaladas.
Mientras la joven era agredida, su abuela golpeó con un palo de escoba la espalda de Faúndez, quien se abalanzó sobre ella y le causó un corte en el brazo, que hizo necesario hacerle siete puntos.
Faúndez se fugó, pero luego se entregó. La familia pide cadena perpetua, ya que no sólo asesinó a Gallardo, sino que también intentó asesinar a la abuela de la víctima y entró a un lugar habitado.
Nataly Valeria Sepúlveda Oria
Nataly Sepúlveda tenía 29 años cuando su expareja y padre de sus tres hijos, Neri Saavedra, le disparó tres veces, el pasado 8 de junio a las 13:18 hrs, en el sector Bajo Traiguén, Región de la Araucanía. Murió en el Hospital de Victoria, tras sufrir un paro cardiorrespiratorio.
Saavedra se dirigió a la casa de su expareja y discutió con una prima de la víctima, a quien amenazó con el arma. Al escuchar los gritos, Sepúlveda fue a ver qué pasaba y, al pedirle que se retirara, este le disparó tres veces. El agresor se fugó, pero tres horas después fue capturado. Será enjuiciado por femicidio, amenazas y desacato, por no respetar la orden de alejamiento que había interpuesto la víctima. El tribunal fijó en tres meses el plazo de investigación.
Eliana del Carmen Urra Colicoy
Eliana Urra tenía 48 años y tres hijos. Aproximadamente a las las 19 horas del 14 de junio su expareja, Jorge Marcelo Sepúlveda Chávez (46), ingresó por el patio de su casa ubicada en Choroico, Cunco, Región de la Araucanía, y la atacó con un cuchillo, provocándole heridas en las zonas abdominal y cervical que terminaron en su muerte.
Antes del femicidio, Sepúlveda tenía medidas de abandono del hogar en común y la prohibición de acercarse a Urra o a su domicilio desde el 7 de abril de 2020. Las medidas fueron decretadas por el Juzgado de Garantía de Temuco luego de que ella lo denunciara por amenazas de muerte y violencia intrafamiliar.
Jorge Sepúlveda está en prisión preventiva desde el 16 de junio, imputado por los delitos consumados de femicidio y desacato ilícito.
OTROS CASOS EN SEGUIMIENTO
Además de los 12 femicidios registrados, la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres registra seis muertes de mujeres con sospecha de femicidio durante la crisis sanitaria: Jacqueline Marcela Calfulaf Poblete, Paulina Gómez Lagos y cuatro mujeres más. no identificadas por los medios. Asimismo, la organización ciudadana también incluye en su documento el suicidio femicida de Anaís Godoy.
Jacqueline Marcela Calfulaf
La arquitecta Jacqueline Marcela Calfulaf Poblete falleció el 20 de abril en la comuna de Alhué, Región Metropolitana. Su certificado de defunción señala “asfixia por ahorcamiento”, pero algunas amistades apuntan en redes sociales a su pololo como responsable.
Paulina Gómez Lagos
La segunda muerte identificada es la de Paulina Gómez Lagos, quien fue encontrada muerta en una bolsa plástica el 22 de mayo en Iquique. Según consignan medios locales, el imputado F.M.C.P habría conocido a Gómez hacía unos meses. El día del asesinato de Gómez fue con ella a su dormitorio, donde luego de una discusión, la asfixió hasta matarla. El hombre quedó en prisión preventiva por los delitos de homicidio, usurpación de identidad y ocultación de la misma. Además, tiene otras tres causas pendientes por robo con violencia e intimidación y homicidio en Santiago.
Anaís Godoy Ramírez
En septiembre de 2018, Anaís Godoy fue agredida sexualmente por Daniel Soto Vargas en la Pampilla de San Isidro, comuna de Vicuña, Región de Coquimbo. Un mes después, le contó lo ocurrido a una profesora del Colegio Antonio Varas. Desde la institución no denunciaron y sólo avisaron a los padres.
El sábado 11 de julio Anaís cumpliría 17 años, pero se suicidó el domingo 28 después de recibir amenazas por familiares de Soto al difundir una funa por redes sociales y enterarse que el sujeto saldría en libertad, de la que estaba privado por otros delitos. En mayo del año pasado, la Fiscalía archivó la investigación y no avisó a la familia, se enteraron después de la muerte de la víctima.
Esta semana la familia y la Asociación de Abogadas Feministas (Abofem), solicitarán a la Fiscalía una copia de la carpeta de investigación y la reapertura del caso. “Los padres quieren denunciar que el Estado no está cumpliendo con los compromisos internacionales para proteger a las mujeres ante estas situaciones de violencia”, dice la abogada Carolina Tello.
Ángela Ramírez, prima de Anaís, cuenta que en Vicuña “la gente normaliza estas situaciones desde pequeños” y que las víctimas tienen miedo de hablar. Desde la semana pasada, se han hecho manifestaciones en la comuna en apoyo a la familia y para exigir justicia.
*Si estás viviendo algún tipo de violencia de género, puedes denunciar a Carabineros de Chile (133), Policía de Investigaciones (134), Poder Judicial o través de los formularios de la Fiscalía.
Además, puedes orientarte en la página web de Fundación Antonia. Para informarte sobre cómo denunciar, visita la web de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres en “Cómo denunciar” y para información adicional en tiempos de crisis, visita los “Recursos durante la crisis“.
Catalina Araya
Estudiante de Periodismo de la Universidad de Chile
Julieta Garagay
Estudiante de Periodismo de la Universidad de Chile.
Catalina Rodriguez Lira
Estudiante de Periodismo de la Universidad de Chile
Belén Leyton
Estudiante de Periodismo de la Universidad de Chile
Paz Calquín Burgos
Periodista de la Universidad de Chile
Danitza Jara
Estudiante de periodismo de la Universidad de Chile.
Mariana Poblete
Periodista de la Universidad de Chile