El exeditor de Qué Pasa y LUN, y docente de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, conversa con Doble Espacio sobre el impacto del periodismo de investigación en Chile, el rol de los comunicadores sociales en tiempos difíciles y el desempeño gubernamental frente a la pandemia del coronavirus. 

 

Pedro Ramírez se considera afortunado en las circunstancias actuales. El periodista de la Universidad Católica se ha desempeñado como editor nacional y político en Las Últimas Noticias, Hoy y Qué Pasa, y desde hace un año está al frente del Centro de Investigación Periodística (Ciper), luego de que Mónica González,  Premio Nacional de Periodismo, abandonara el cargo.    

“Disfruto mucho el periodismo, me encanta, pero no es lo más importante en mi vida”, comenta por teléfono. Lo fundamental, dice, es tener una buena relación con los hijos, la familia y los vecinos: en tiempos de pandemia, esto le ha permitido rodearse de las cosas que esas para las cuales, en circunstancias normales, el trabajo deja poco espacio. 

 

A 13 años de la entrada en funciones de Ciper, ¿qué importancia tiene el periodismo de investigación en Chile? 

Lo primero que hay que definir es el tipo de investigación de la que estamos hablando. Porque tú puedes hacer investigación sobre cuánto gana una estrella de cine, o con quien está pololeando el protagonista de la última telenovela. Lo que hacemos en Ciper es aplicar las técnicas de investigación para revelar, escrutar políticas públicas y entregarle información de calidad a los ciudadanos, para que puedan fiscalizar y controlar al poder público y al privado. Tratamos de hacerlo de la mejor manera posible, con los mayores estándares éticos y profesionales. 

A las empresas que hacen proyectos con algún grado de afectación ambiental o impacto ambiental, a las empresas que ahora se están acogiendo a la suspensión temporal del pago de salarios. Si son empresas que están en problemas y uno tiene que hacerse preguntas: ¿Qué tipo de empresas deben calificar a un beneficio estatal como ese? ¿Se les debe entregar beneficios estatales cuando se trata de empresas que no han pagado, que han eludido o evadido impuestos, o sacan sus utilidades en paraísos fiscales, donde su tributación es mucho más oscura?

Yo creo que ese periodismo de investigación tiene un valor para los ciudadanos en la medida de que les genera información útil para que tomen acciones en defensa de sus propios derechos. En el fondo, es un periodismo que aporta a la profundización de la democracia. En momentos como los que ha vivido Chile en el último tiempo, con el estallido social y la pandemia, es súper importante que la gente tenga herramientas, antecedentes e información de calidad para juzgar las medidas que adopta el Gobierno. 

Primero, en respuesta al estallido social y segundo, para mitigar o intentar controlar el avance de la pandemia ¿Son justas? ¿Son eficientes? ¿Son correctas? y creo que el periodismo de calidad que se hace con el periodismo de investigación puede responder a esa necesidad.

 

¿Y qué elementos hacen un buen periodismo? ¿Qué rol tienen los golpes periodísticos? 


Yo creo que lo más importante de Ciper, como estándar de trabajo, es que toda la información que publicamos esté documentada. El periodismo de investigación tiene que ser una muy buena mezcla de trabajo en terreno, de observación periodística y de entrevistas. De darle la oportunidad a todo el mundo de dar su opinión, que se defienda o entregue su versión, particularmente a las personas que son puestas como responsables o afectados por un determinado hecho que estamos investigando. En segundo término, lo más relevante es la documentación: tener acceso a los papeles y documentos que certifican que lo que estamos publicando es efectivo. 

Puede que no te guste que el Registro Civil haya inscrito 63 personas más por defunción relacionada con Covid-19, certificadas por un médico, que las cifras que entrega el Ministerio de Salud. Puede que no te guste porque la encuentras muy chiquitita y estás convencido de que este gobierno nos está matando y que está escondiendo los muertos debajo de la alfombra. O puede que no te guste porque encuentras que es mucho y que estás poniendo en cuestionamiento un gobierno que se sacrifica y que está haciendo lo mejor posible y que de alguna forma, este tipo de publicaciones vulnera el espíritu de unidad y no cuestionar a la autoridad. Puedes que mires esto desde un prisma muy antigubernamental o gubernamental, pero la cifra es la cifra y está basada en un documento que entregó el Registro Civil. Como ciudadano, tendrás una opinión. Podrías decir “Ciper zurdo, solidarizan con los cubanos” o “Ciper le hace el juego al capitalismo mundial y a este gobierno de derecha”. Lo importante es que la cifra esté documentada. 

Entonces, al otro día, el ministro de Salud tiene que dar su punto de prensa y decir que se basan en los certificados que inscribe el Registro Civil y que le va a pedir a la Contraloría una auditoría sobre las fuentes con las que se está construyendo la estadística. Y eso es lo relevante.

Nosotros consideramos que un trabajo de Ciper está cerrado cuando provoca una reforma, un cambio, una política, una acción del poder que está siendo interpelado, público o privado, para corregir aquello que está haciendo mal o para certificar si se está haciendo mal o no. 

Publicamos ese artículo (de las muertes relacionadas a Covid-19)  y a las horas el ministro anuncia la solicitud a Contraloría. Eso muestra lo que realmente estás generando con tu artículo: no es sólo un golpe periodístico, no sólo estás haciendo que la gente se interese en una historia y le haga clic, sino que estás provocando que la autoridad cambie la forma en que está haciendo las cosas o, al menos, que la estudie. Eso ha pasado muchas veces con las publicaciones de Ciper: muchas veces se han provocado reformas, cambios legales, cambios de política que tienen que ver con artículos que ha hecho Ciper. Si me preguntas cómo se tiene que hacer esto, primero tiene que ser a prueba de balas. Puede que la gente diga, “no me gustó el artículo”, pero no que te digan, “el artículo tiene un documento falso o una cifra sin respaldar”. 

Cuando publico un artículo, sé que hay gente que se va a levantar en la mañana y va a decir, “chuta, de nuevo Ciper nos golpeó”, y puede que sean de derecha o izquierda. Pero lo más importante es que no digan, “Ciper publicó un artículo falso”. Lo más importante es que nos manden una carta donde diga que lo que hicimos es falso. 

 

Al final, esa es la labor del periodismo….

Personalmente, creo que sí. Hago clases en varias universidades y le transmito a mis alumnos que, cualquiera sea el formato en que trabajemos, el periodismo tiene que estar al servicio de las cosas que te planteé en la respuesta anterior: que la información sea útil para que el ciudadano pueda tomar buenas decisiones y que la información tenga una calidad que esté acreditada de tal forma que interpele a la autoridades, pública o privada, y se vean en la necesidad de corregir o entregar una explicación.

 

Periodistas en tiempos de crisis 

En el último tiempo, se ha cuestionado fuertemente el modo de dar las noticias. ¿Cómo informar, por ejemplo, sin explotar el miedo? A este respecto, Ramírez es tajante: “Primero que nada, el periodismo no puede ser optimista ni pesimista. El periodismo es periodismo. Las noticias son de interés público y algunas son buenas y otras son malas. Uno tiene que entregar información útil para las personas. La primera mirada que uno debe tener como periodista, es que la información que se está transmitiendo sea información que realmente le interese a las personas sobre qué hacer sobre sus vidas”. 

Algunas veces, agrega, esto último se pierde de vista, “y empezamos a transmitir información que sólo le interesa a una élite política o interesada en la política. Empezamos a llenar nuestras secciones periodísticas de política con el pequeño acuerdo entre un presidente de un partido con el otro, que en una reunión falló a favor de no sé quién. Uno pierde de vista que la información debe tener un interés público y que puede ser positiva o negativa. Lo que sí, los periodistas no podemos publicar artículos que no estén bien respaldados. Por muy especialista que sea un especialista, si te dice, ‘van a morir en Chile un millón y medio de personas’, y eso no tiene un respaldo, yo creo que no se puede publicar”. 

 

¿Cuál es el rol de los periodistas respecto de las redes sociales y las fake news

Creo que el periodismo tiene un rol, más allá de la plataforma en que se difunde. Para mí, las redes sociales son la novedad, como lo fueron la radio o la televisión en su momento. Hoy en día, hay plataformas súper novedosas y cada vez más van apareciendo nuevas redes sociales, y lo importante es el tipo de mensaje que montas en la plataforma.

Hay mucha información que circula porque la gente la hace circular. Hay una persona que logra bajar a un piso del Hospital San José y saca una foto con cuatro camillas alineadas junto a una pared en un pasillo, con cuatro cuerpos, y la viraliza. Las redes sociales se conmocionan -“¡Están amontonando a los muertos en el San José!”. “Los están ocultando, autoridades criminales”-, y resulta que esa imagen no tiene contexto, porque no hay un trabajo periodístico. 

Al otro día, ves  que el hospital maneja entre cinco a seis personas que mueren diariamente en promedio, en circunstancias normales: no tiene la capacidad de conservación de cuerpos necesaria y ha tenido que contratar un contenedor frigorífico para almacenar más cuerpos, porque resulta que a muchos de esos cadáveres hay que someterlos a la prueba PCR de Covid-19, que demora de tres a cinco días. Por lo tanto, antes manejaban cinco cuerpos, ahora manejan diez, quince o veinte. Son cifras esperadas. No es que se estén escondiendo los cuerpos. Pero las autoridades tuvieron que explicar al día siguiente la foto y juntas la imagen con la explicación y la cosa cuadra, pero mucha gente sólo se quedó con la foto. 

O pasa que te llega un video donde, a las afueras de un supermercado saqueado hay una patrulla de carabineros y dos de ellos abren la puerta trasera de la maletera de la patrulla y meten dos cajas con televisores adentro y lo graban, la gente dice “¡Ah! Carabineros robando, son ladrones”, y después te enteras que estaban recuperando evidencia porque está escrito y certificado que es así. La red social tiene una instantaneidad y una dinámica propias que satisfacen a algunas personas, pero el periodismo tiene otra función. A mi no me parece que tengamos que competir con las redes sociales, que tengamos que salir a rayarles la cancha. 

Se ha generado un tipo de periodismo de chequeo de datos, que en el fondo está haciendo una especie de control y patrullaje de redes sociales. Me parece que es una súper buena experiencia. Pienso que el periodismo puede hacer eso, pero tiene que seguir en lo que ha hecho siempre, que es procesar la información con la mejor calidad posible, y tengo la certeza de que, con el tiempo, eso es lo que se va a imponer. La gente va a empezar a reconocer que sólo la foto o el video sin contexto no siempre satisfacen la información de calidad y ahí hay un profesional, que es el periodista, que sí puede hacer eso. 

Hay profesionales de distinta calidad, por supuesto. Por eso, el lector o el televidente tendrá que ir distinguiendo cuáles son las fuentes de información a que les concede autoridad para referirse a un tema y cuáles no. 

 

¿Esa es la diferencia entre la información pura y dura, y el periodismo como tal? 

Yo creo que el periodismo tiene que estar basado en información pura y dura. Aquí el número es 63 muertos más del Registro Civil que lo entregado por el Gobierno al lunes 25 de mayo. O sea, hay que darle micrófono al Minsal para que explique por,qué se produce esta diferencia, que fue lo que hizo el artículo de Ciper. 

Ahora, el periodismo es información pura y dura, pero con contexto. Con una explicación de por qué están sucediendo las cosas, pero además con una fuente concreta que diga “este número viene de una respuesta entregada por el Registro Civil”. No se me ocurrió, no salió de la nada. Incluso podría decir, “recibí el documento, pero no puedo revelar mi fuente”. Y el público le dará credibilidad a un periodista dependiendo de su historia, de su currículum, de sus aciertos que anteriores. Que ponga sobre la mesa una información que tiene una fuente que está protegida. De alguna manera, el periodista se juega su credibilidad haciendo este ejercicio. Lo importante es que dé señales claras de que lo que estoy entregando esté bien acreditado, es un dato duro. 

Incluso, hay periodismo en el cual tú puedes darte la posibilidad de opinar, de interpretar. A mí no me gusta mucho: no soy muy devoto de la opinión periodística y de los comentaristas de todas las realidades desde el periodismo. Lo importante es que el auditor o lector tenga la capacidad de distinguir lo que es opinión del periodista de los datos duros. 

 

Cosas de gobierno

Consultado sobre el manejo comunicacional del Gobierno durante la pandemia, Ramírez hace una larga pausa. Luego, advierte: “Me voy a dar una licencia para entregar una opinión personal. Independiente de mis propias ideas políticas, de mi posición como ciudadano, quiero que el Ejecutivo sea exitoso en el control de esta enfermedad. Lo único que quiero es que le vaya bien.”

Y agrega: “Ojalá que, efectivamente, muera la menor cantidad de gente posible. Que alcancen las camas críticas, que se reconvierta el mayor número de camas críticas, que tengamos la cantidad de ventiladores que sean necesarios para salvar la vida de nuestros compatriotas”.

Porque el Gobierno, a su parecer, ha tomado malas decisiones, pero también ha tenido aciertos. En cuanto a los últimos, dice que “no es fácil partir una epidemia con cuatro laboratorios que son capaces de procesar PCR y estar al día de hoy con 70. Partimos con 1.200 ventiladores mecánicos, y prácticamente se ha duplicado esa cantidad. Con errores, porque las compras se hicieron tardíamente y los proveedores de ventiladores no pudieron entregarlos como estaban comprometidos, y el Gobierno tuvo que buscar otras vías, llegando a pedirle al mundo privado hacer estas compras, pero hoy día contamos con una mayor cantidad de ventiladores”. 

Respecto al sistema de salud, Ramírez dice que si bien este tiene mucha demanda, los equipos médicos han hecho todo lo posible para aumentar las camas críticas todos los días, instalando ventiladores y evitar que existan personas sin acceso a estas máquinas imprescindibles y que esas decisiones fueron tomadas por el personal de salud y organismos específicos del gobierno, con eso y ejemplifica con las ciudades de Temuco y Punta Arenas, que no llegaron al colapso gracias a la intervención de autoridades nacionales y locales y que ahora se está tomando una estrategia similar en Santiago. 

Sin embargo, Ramírez reconoce que han existido errores graves, especialmente en términos comunicacionales:  “El error fundamental del gobierno ha sido no tener una campaña comunicacional destinada a la población de mayor riesgo. A la gente que vive en las comunas más populosas de Santiago y que es gente que actualmente no necesariamente ve noticias, porque toda la información sobre la pandemia ha estado muy centrada en la entrega noticiosa de las radios, de los canales de televisión y existe un mundo muy importante de personas que no consume periodismo, porque encuentra a los periodistas muy lateros, que somos enredados, o unos mentirosos o unos cahuineros. Hay un montón de gente que no se informa”. 

Ramírez dice que se debió hacer una campaña radial en estaciones como Activa o Pudahuel o a la hora de las teleseries que advirtieran la gravedad de incumplir las cuarentenas, de transitar en comuna por comuna; de la capacidad real de los hospitales y que mostraran la cruda realidad que se vivió en España e Italia.  

“Creo que hubo mucho que hacer por ahí, y no se hizo. Ha habido problemas comunicacionales del Gobierno en que no ha explicado bien cuál es el sentido de estar en cuarentena; por qué unas comunas si y otras no. Nos estamos enterando ahora de que la gente que modeló las cuarentenas dijo ‘bueno, estas cuarentenas no funcionaron bien porque no bajó el tránsito’, el transporte de una comuna a otra. Entonces, ¿por qué no se tomaron las decisiones para disminuir ese tránsito o disminuir los salvoconductos, si te estás dando cuenta que necesitas que existiera un 40 % de movilidad interna y estaban por sobre el 70 %?”

Con eso, Ramírez abre un tema vital en el manejo de la pandemia: los datos detallados sobre dónde se encuentran los contagiados por Covid. Según él, la publicación del sitio web Interferencia, con información detallada de las manzanas y comunas con más afectados de esta enfermedad, puso en la palestra un problema ético importante. “De hecho, yo no lo habría publicado así, pero la información, más allá de cómo se publicó, tiene valor porque demostró que el gobierno tenía ese nivel de detalle que estaban pidiendo muchos académicos para hacer proyecciones sobre la pandemia”. 

Ramírez agrega que ha habido problemas de comunicación. No puede ser que un día el ministro diga, ‘mire, hay un problema con los stocks para el PCR, pero sólo en las clínicas privadas. No nos preocupemos, porque en el mundo público la cosa está funcionando’, y luego de que Ciper publicó que el principal laboratorio público, del Hospital Lucio Córdova, también se quedó sin stock y que analiza 1.400 test, diga al otro día: ‘Si, el principal hospital de la cadena pública también tiene problemas’”. 

Ramírez cree que sería una buena idea hacer un foro con distintos comunicadores sociales con los encargados de comunicaciones del algunos ministerios. Que se pudiera conversar y discutir, ya que para él la base del problema comunicacional del gobierno es que se parte de la base de que las autoridades jamás se equivocan y cuando falla algo, les cuesta mucho reconocer sus errores: 

“Muchas veces, entregan información al estilo de ‘tenemos todo bajo control’, y no es así. Muchas veces se confunde la comunicación, que es una especialidad de los periodistas, con anuncios que son más propios de la publicidad, del marketing, del ‘todo está bien’. Eso genera en un grupo de personas que dice ‘qué bien, tenemos un gobierno que tiene todo bajo control’, y se entusiasma y te valora en las encuestas. Pero cuando a partir del 1 de mayo se disparan los contagios a 1.500, 2.000, 2.500, ya es imposible que esa persona que inicialmente conquistaste con un discurso súper positivo, te siga valorando de la misma manera”. 

Y agrega:  “Hay una diferencia entre la forma en que se tienen que comunicar cuando está de por medio el interés público, y la forma necesaria cuando quieres la ratificación positiva por parte del electorado.”

Mariana Poblete

Periodista de la Universidad de Chile