Están en cuarto año de Periodismo de la Universidad de Chile y han trabajado varios proyectos en conjunto. Lucas Cifuentes y Cristóbal Ríos publicaron hace una semana en Ciper un reportaje que relata las vivencias de los trabajadores de delivery. Así fue como lo hicieron.
Muchas cosas han cambiado en el último mes. La cuarentena ha hecho que millones se queden en sus casas. Las medidas de higiene se han extremado y varios trabajos se han convertido en esenciales para mantener alguna normalidad. Entre ellos, el reparto de alimentos. Rappi, y Cornershop UberEats son algunas de las empresas que entregan este tipo de servicios, pero la seguridad sanitaria de sus empleados no es una prioridad.
Para Cristóbal Ríos y Lucas Cifuentes, ese fue el punto de partida de su texto “El relato de los trabajadores de delivery que viven la pandemia sin acceso a baños ni elementos de protección”, publicado en Ciper hace una semana.
No es la primera vez que Ríos y Cifuentes trabajan juntos. A fines del año pasado, escribieron dos reportajes: sobre la toma en Lo Hermida, en noviembre, y sobre el uso de cartuchos antidisturbios no registrados por parte de Carabineros, en diciembre.
“El (último) reportaje empezó a crecer: entrevistamos a armeros, recopilamos fotos y al final descubrimos este tipo de munición utilizada por Carabineros, fuera de su protocolo, y que en las protestas de Hong Kong mató a una persona”, cuenta Ríos. “Lo publicamos en Ciper, y el sitio lo juntó con otros tres artículos”, agrega. El texto quedó preseleccionado para el Premio Periodismo de Excelencia Universitario de la Universidad Alberto Hurtado, en la categoría Investigación Escrita.
Para su último reportaje, cuenta Cifuentes, “analizamos prensa todos los días, nos compartimos material, fuimos viendo qué temas podían ser viables, y luego se nos ocurrió esta pauta”. En un principio, buscaron repartidores a través de conocidos, amigos y grupos de internet. Así consiguieron a un 40 por ciento de sus entrevistados. Luego, fabricaron un mapa de las zonas con más pedidos. Sin embargo, confidencia Cifuentes, faltaba algo: “La empezamos a trabajar desde la casa, y nos dimos cuenta de que es complicado y que no alcanzábamos a abarcar todo lo que se requiere”.
Les pareció que el texto necesitaba escenas que ilustraran lo que significa repartir en sectores en cuarentena. Así que salieron a reportear, con las precauciones sanitarias necesarias. “Armamos una primera versión, que nos quedó muy mala, y nos dimos cuenta de que teníamos que salir”, cuenta Cifuentes, y su compañero lo complementa: “No teníamos planificado salir, pero llega un momento en que el mismo reporteo te lo exige porque, si no, el reportaje queda frío, sin materia. Faltaba que el lector pudiera ver las imágenes del repartidor repartiendo sin mascarillas”.
Ríos se dedicó a ver la situación en Puente Alto, mientras Cifuentes lo hizo en Providencia y Ñuñoa. Así, pudieron entrevistar a 25 repartidores. Terminado el reporteo, se dedicaron mayoritariamente a escoger la información más relevante, pero no fue fácil. Querían empezar con algo impactante, y recordaron la historia de una repartidora que tuvo que entregar, a centímetros de distancia, el pedido de una familia contagiada.
Vital para la construcción de este reportaje fue la tarea de su profesor, el periodista Alberto Arellano, encargado de guiar la edición del texto: “Las comparamos constantemente. Él nos decía qué estaba bien y qué estaba mal”, recuerda Ríos. “Hicimos cinco versiones del reportaje. Fue una clase de escritura”.
Los estudiantes destacan las virtudes de trabajar freelance, pues les acomoda, aunque también conlleva una responsabilidad, según dice Ríos: “Es como lanzarse a la aventura y decir, ‘hay que reportear esto’, y buscar la pauta, conseguir la fuentes. Ser rigurosos y obsesionados, también. Nos metemos mucho, nos obsesionamos caleta”.
De lo que ambos están más felices, es de que la gente sepa que hay trabajadores sin las condiciones necesarias para resguardar su seguridad. Además, como consejo a las nuevas generaciones, dicen que lo mejor es atreverse, leer y, sobre todo, meter los pies en el barro para así abarcar todo lo que el periodismo permite.
Mariana Poblete
Periodista de la Universidad de Chile